NOELIA CAMACHO
VALENCIA.
Viernes, 4 de enero 2019, 00:30
Iba a ser a final del año que acaba de terminar pero el Museo de Prehistoria de Valencia, situado en el complejo cultural de la Beneficencia, ha retrasado unos días la clausura de la primera planta del espacio. Será el lunes cuando el enclave dedicado al Paleolítico -y que iba a echar el candado en diciembre- deje de estar accesible para el público. Tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, el centro, dependiente de la Diputación de Valencia, tiene previsto una reparación de sus instalaciones, que incluye la modificación de todo su discurso expositivo.
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Para ello, según cuenta a este periódico la directora en funciones del museo, María Jesús de Pedro, se necesitarán al menos seis meses para reformar la estancia. «Desde los años 90 no se ha actualizado. Por ello, los técnicos comenzarán el lunes a desmontar el lugar. Ya está el proyecto realizado y decididas las piezas que se van a quitar y las que se van a exhibir. Por esa razón se va a tener que desmontar toda la estancia», asegura. Aún así, afirma, se va a instalar un pequeño espacio en la entrada con algunos de los fondos correspondientes al periodo paleolítico para que el visitante pueda contextualizar la muestra permanente. «No tiene sentido que pasen directamente al Neolítico», asevera.
En este sentido, también anuncia que se irán actualizando las distintas partes de la exposición permanente, aunque no hay un calendario concreto. Lo que se estima es que esta primera reforma tarde en realizarse medio año. De esta forma, se cambiarán enclaves como 'La arqueología valenciana', en la que el espectador era testigo de los trabajos realizados por Juan Vilanova y Piera en la segunda mitad del siglo XIX que señalan el comienzo de la investigación prehistórica; 'El Paleolítico inferior y medio: los primeros habitantes', donde se explicaba el proceso de hominización y los testimonios más antiguos de la ocupación de la Comunitat; o 'El Paleolítico superior: los grandes cazadores', en la que, hasta la fecha, se descubría el momento en el que el hombre moderno habitó las tierras de la región. Estos espacios no podrán ser visitados. Tampoco estarán accesibles otros enclaves como los dedicados a 'El arte paleolítico: animales y signos', en el que se muestra el nacimiento del arte en la región a través de las plaquetas de piedra grabadas y pintadas de la Cova del Parpalló; y 'El Epipaleolítico: los últimos cazadores', una sala en la que se reunían las manifestaciones industriales y artísticas de las últimas sociedades cazadoras.
Lo que sí estará abierto son las salas dedicadas al Neolítico, donde se puede observar la famosa colección de vasos con decoración cardial de la Cova de l'Or de Beniarrés, y a la Edad de los Metales, según cuenta el museo en su página web. Además, en la segunda planta se exhiben los materiales correspondientes a la Cultura Ibérica, destacando la colección de vasos pintados con decoración figurada de Sant Miquel de Llíria o los plomos escritos ibéricos. Finalmente, se puede recorrer el apartado dedicado al mundo romano, donde se exhiben algunas de las piezas más importantes del centro de Prehistoria como son el mosaico de Font de Mussa o el Apolo de Pinedo.
El cierre de parte de la primera planta del museo coincide en el tiempo con los últimos retoques de la sala 'La ciutat viscuda', de su vecino Museo de Etnología. Como adelantó este diario, este centro también vio clausurada hace medio año toda su exhibición permanente para reformarla -que incluye las salas 'Horta i marjal' y 'Secà i muntanya'-. La intención de los responsables del centro cultural es que en febrero de este año se reabra al público. Hasta que llegue esa fecha, ambos museos se mostrarán incompletos a los visitantes.
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La actualización de su muestra permanente es sólo uno de los cambios que debe acometer el centro, que prevé ir reformando toda la exposición. También tiene que encontrar director. Desde que la anterior titular, Helena Bonet, se jubiló el pasado agosto, María Jesús de Pedro ejerce de responsable en funciones.
Aún así, la actividad continúa en el Museo de Prehistoria, donde sí se pueden ver exposiciones temporales como 'Cabezas cortadas. Símbolos de poder', una muestra visitable hasta marzo en la que se exhiben medio centenar de piezas arqueológicas que analizan cómo el ritual de cortar cabezas era una forma de ejercer el poder en el periodo íbero.
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