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Todo aquello que sirva para impulsar el desarrollo de una ciudad siempre es bienvenido. Ahora es la música la que lo va a demostrar. Valencia va a echar mano del arte del pentagrama como instrumento para su desarrollo urbano, social y económico. No se puede desperdiciar el potencial que posee, su fuerza de atracción en ámbitos como el turismo, indiscutible motor económico no sólo de la capital, sino de toda la Comunitat, si bien en este caso la propuesta parte del Ayuntamiento del Cap i Casal.
Y qué duda cabe de que en la apuesta por generar un turismo de ritmos diversos, la música en vivo es de vital importancia como elemento central de la oferta cultural. De ahí que llenar los escenarios valencianos de intérpretes de prestigio sea una de las metas a alcanzar con un proyecto que tiene señalado su horizonte temporal en 2030.
Así, con la mirada puesta en hacer de este arte un elemento de desarrollo, la capital del Turia ha lanzado la estrategia València Music City, propuesta que el viernes de esta semana pasó por la Junta de Gobierno Local y que se presentará la próxima semana. La capital busca su consolidación como Ciudad de la Música, y si bien, como se sabe, este arte está muy arraigado en la cultura de esta tierra, se impone la actualización de la gestión, algo que a los ojos de un plan estratégico como el aprobado, no cabe duda de que hay que considerarla, además del arte que es, una industria, factor generador de riqueza. O tal vez por que así se la contempla se ha pensado en la conveniencia de generar un marco de gestión y organización que permita canalizar sus posibilidades, que facilite mostrar el músculo cultural de Valencia.
Parte de la creación de la Oficina València Music City, herramienta para facilitar la coordinación de las actividades musicales en la ciudad y optimizar su impacto cultural, social y económico. Este servicio actuará como ventanilla única de las necesidades del ecosistema musical. Ofrecerá información técnica de los recintos y promocionará la programación. Además, canalizará la tramitación y la concesión de licencias para optimizar los procesos, coordinar los sectores público y privado. La Oficina asumirá la dirección operativa del Consejo Local de la Música.
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El documento presta especial atención a la música en vivo, sector que ya lleva años generando gran actividad. Y el objetivo a partir de ahora es ofrecer una programación musical de excelencia, así como la descentralización de infraestructuras, lo que significa dar cabida a más espacios a la hora de acoger eventos musicales. De hecho, cuando el documento plantea la descentralización, presenta el programa 'Más música en más lugares y más momentos'.
En este punto adquieren protagonismo espacios como el Auditorio de Benicalap que estará terminado en 2026 para ofrecer actividad musical. Además, se pretende que los conciertos lleguen a plazas y parques públicos especialmente en las pedanías afectadas por la dana.
El interés por impulsar la música en vivo está íntimamente ligado al turismo musical y a la proyección internacional, una de las grandes bazas para ejercitar la musculación cultural. Aquí se echa mucha carne en el asador con la implicación del Palau de la Música, Palau de les Arts, Ciudad de las Artes y el resto de infraestructuras como contenedores de eventos de impacto que incluyan experiencias que concedan mayor atractivo a los visitantes que llegan atraídos por el nombre de los artistas.
En la estrategia que describe el documento, llama la atención la entrada a la colaboración público privada, una iniciativa que pasa por la utilización y optimización de los espacios El Musical, Rambleta, Veles e Vents, Palacio de Congresos, el Teatro Principal, Ciudad de las Artes y La Beneficencia. La titularidad de los espacios descubre la implicación de la Diputación de Valencia y la Generalitat.
El contenido del documento descubre una apuesta muy ambiciosa. Sin embargo, en ningún apartado se facilitan datos presupuestarios sobre los que se apoye la financiación del proyecto con el que la capital se reivindica como Ciudad de la Música. Según ha podido saber LAS PROVINCIAS de fuentes municipales, todo responde a un proyecto transversal de estrategia de ciudad y no existe un presupuesto concreto para el impulso de todas la acciones que persiguen mostrar las muchas posibilidades de la música revulsivo cultural.
Más allá del turismo de conciertos, de la reivindicación de la música en vivo y de la extensión a más espacios, en lo que parece un intento de democratización de la música para aproximarla al mayor número de zonas de la capital, la estrategia renueva su apuesta por algunos clásicos en la vida cultural. Así, comprende el refuerzo del Certamen Internacional de Bandas de Música como mecanismo de proyección internacional de la música valenciana y trabajar por la ampliación de la programación de Concerts de Vivers.
La profesionalización del sector musical, cuestión que pasará por promover la Innovación I+D+I y la formación en el sector musical, así como el apoyo a la creación y a los nuevos talentos sin dejar de lado el emprendimiento también llenan de contenido la estrategia que no pierde de vista la educación y la práctica musical al considerar que este arte es vertebrador. Todas y cada una de las propuestas no pueden tener otro objetivo que fidelizar y ganar público, la esencia del éxito.
Conseguir mecenas. Era e objetivo que hace nueve meses, en junio de 2024, se propuso el Palau de la Música de Valencia. Ahora transcurrido ese tiempo, los datos ofrecen el resultado de una pobre implicación de la sociedad valenciana en la iniciativa. La propia dirección del espacio señala que entre las voluntades privadas que se han adherido a la aportación de fondos para el auditorio municipal se encuentran dos mecenas del tramo máximo de aportación económica, a partir de cinco mil euros, y ocho los que han optado por el tramo Andante, que lleva implícitas aportaciones económicas de entre cien y doscientos euros.
En total son una decena las personas o entidades que se han sumado a una propuesta que, según fuentes consultadas por este periódico, no ha alcanzado el éxito esperado. Detrás de la escasa implicación aseguran que lo que se descubre es la falta de cultura del mecenazgo entre los valencianos.
Las mismas fuentes reconocen que si bien es cierto que entre los valencianos hay mucha afición por la música, la afección económica a las iniciativas culturales es escasa. Insisten en la falta de cultura del mecenazgo.
El auditorio ofrece el número de miembros de la Asociación de Amigos del Palau, que asciende a 1.300 abonados que aportan cuotas que oscilan entre los treinta y los cincuenta euros. El hecho de que mencionen este listado suena a justificación ante la escasa respuesta a la búsqueda de mecenas. Hay que tener en cuenta que los Amigos del Palau es una figura anterior a que se lanzara la propuesta del mecenazgo con la que el director del auditorio, Vicente Llimerá y la subdirectora de Música, Nieves Pascual, esperaban recaudar entre 50.000 y 100.000 euros.
Durante la presentación de la propuesta en mayo, ya se reconoció que esa estimación económica no marcaba grandes cantidades respecto al presupuesto del auditorio, que corre a cargo del Ayuntamiento de Valencia. Veían en ello un medio para acercar el Palau a los ciudadanos y que estos se acerquen a la entidad. Además de que la medida encerraba una dosis de pedagogía dirigida a mostrar a los ciudadanos la importancia de la colaboración con los proyectos públicos.
En cuanto a la relación con empresas, el Palau habla de «acuerdos» y cita el de la Fundación Iberdrola que «ha renovado la iluminación exterior del edificio», y acuerdos «puntuales» con Mercedes Benz, Valdisa y SH Valencia Palace «para los transfers y alojamiento de los invitados de los Premios ICMA» y Denominación de Origen Vinos de Valencia.
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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