Uno de los aciertos de la presente temporada del Palau de la Música es la residencia del violista Antoine Tamestit. No solo porque es un gran solista, sino porque la presencia de un violista permite programar obras poco habituales. Tal es el caso del concierto ... para viola de Sofia Gubaidulina. Nacida en 1931, Gubaidulina es una de las más importantes compositoras de la actualidad. Su concierto para viola es una obra escrita en un exquisito estilo, delicadas texturas y rica escritura en la parte solista. Por cierto, no sé si conscientemente o no, pero en la obra aparece insistentemente el tema inicial de la «Rapsodia española» de Ravel. Tamestit triunfó en esta obra que permitió explotar todas sus cualidades expresivas, además de su consabida precisión; además, destaca especialmente por la calidez del timbre en todo el registro.
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En la segunda parte se interpretó «El sombrero de tres picos». Alexander Liebreich está muy interesado por la música española y en particular la de Falla, lo cual es de agradecer, como también es de agradecer que se interpretase el ballet entero y no las suites, como suele ser habitual. Contó con la presencia de Carmen Romeu para las breves partes vocales que cantó impecablemente. Por lo que respecta al resultado interpretativo, la orquesta sonó brillante en las danzas que habitualmente se incluyen en las suites y que conoce bien, sin embargo, en otras partes estuvo algo errática, como en la «Danza del corregidor».
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