BELÉN HERNÁNDEZ
Martes, 23 de agosto 2022, 19:49
La música tiene la capacidad de tender puentes que se impongan por encima de cualquier diferencia. El festival 'Rototom Sunsplash', celebrado en el recinto de Benicàssim del 16 al 22 de agosto, es un claro ejemplo de ello. 211 mil personas de 77 nacionalidades diferentes y pertenecientes a los cinco continentes se han unido estos días para disfrutar de la música 'Reggae' en un espacio pensado para el disfrute tanto de los más jóvenes como de las familias que acudieran al festival acompañadas de sus hijos pequeños. El evento ha acogido durante una semana a casi catorce mil menores de 13 años, a más de cinco mil mayores de 65 y a más de tres mil personas con discapacidad.
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Y los que no han podido acercarse hasta Benicàssim para disfrutar de los conciertos en directo tampoco han querido perderse la celebración. Las nuevas tecnologías han sido aliadas de la gente que no tenía la capacidad de asistir. De manera 'streaming', el festival ha llegado hasta casi tres millones de personas.
183 conciertos y dj sets, además de diversos talleres y actividades de distinta índole, se han celebrado en el festival internacional de música Reggae: el equivalente a 388 horas de música en total y 55 horas diarias acompañadas por el ritmo, sin descanso.
El lema «We must change the world», (debemos cambiar el mundo), ha sido la máxima en este encuentro. De hecho, el Rototom se ha convertido en el primer festival de Europa que mide, verifica y certifica por parte de Aenor su huella de carbono gracias a un proyecto en el que participan Tuawa y Global Omium.
Porque la música no consiste únicamente en ritmos y letras mezclados al azar; también puede tejer los acordes de toda una filosofía de vida. Con un compromiso ambiental definido, el certamen se caracteriza por ser 'libre de plásticos' y, un año más, los responsables han eliminado las botellas de agua. Así han conseguido ahorrar 140.000 unidades que se traduce en 39 toneladas de C02 que no se emitirán a la atmósfera.
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Se han llevado a cabo 182 horas de actividades culturales a lo largo de los siete días que ha durado el festival. Burning Spear, un cantante jamaicano y motivador espiritual que ha sido una de las figuras más influyentes de la generación de 1970, se ha despedido de su carrera artística en el 'Rototom Sunsplah' y ha dado una charla a los asistentes. Además, en el Foro social se proyectaron cinco documentales que trajeron consigo una charla posterior y cinco debates en los que 32 invitados han hablado de los problemas que afectan a nivel global con el fin de movilizar una solución colectiva.
A última hora de la segunda jornada del certamen, el pasado miércoles 17 de agosto, se tuvo que desalojar el recinto como consecuencia del temporal de viento. Con precedentes como la catástrofe del festival del Medusa, la organización abogó por la seguridad. «En 2019 ya reforzamos las instalaciones y lo mismo hemos hecho este año pero queríamos que no hubiera ningún tipo de incidente». Afortunadamente, no hay que lamentar ningún daño ni material ni personal. «La reacción de los asistentes fue colectiva y ejemplar, evidenció que en la dificultad nace la unión y que el Rototom tiene un público implicado ya no sólo con la música, sino con el universo y la filosofía que ha construido», ha señalado la organización. También se dio un abono gratis para el jueves a las personas que tenían la entrada únicamente para acudir el miércoles.
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