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Imagen del Palau de la Música, cuya cubierta lleva más de un año con mallas para evitar desprendimiento. Irene Marsilla

El Palau de la Música suma otro incidente con la caída del techo de la sala Rodrigo

El auditorio perdió parte del trencadís de la fachada en abril de 2018 y hace apenas seis meses se desprendió la cubierta

Noelia Camacho

Valencia

Sábado, 29 de junio 2019

El Palau de la Música de Valencia no deja de mostrar su peor cara y la complicada salud de su edificio. Este sábado, la sala Joaquín Rodrigo sufrió el desprendimiento de una parte del techo, de unos ocho metros, que cayó sobre el patio de butacas. No produjo ningún daño personal, pero ha obligado a suspender toda actividad en el espacio y a trasladar la programación a otros enclaves del coliseo.

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Este hecho agrava aún más los problemas de un inmueble que suma ya más de un año sin trencadís en la fachada –tras caerse también en abril de 2018– y continúa con los daños aún sin reparar y cubiertos por una malla en la parte superior de la sala Iturbi. Este hecho ocurrió el pasado noviembre. Obligó a suspender la programación y se solventó con la protección de la zona afectada. No se ha reparado aún y no hay plazos para ello. Además, se da la circunstancia de que apenas seis meses después, la sala Rodrigo también ha tenido que clausurarse por otro desprendimiento.

El espacio ha sido clausurado y la programación de julio se ha trasladado a otras salas

El sábado no había programación en el espacio pero sí la próxima semana. Por lo que, según un comunicado hecho público por el auditorio horas después de que LAS PROVINCIAS intentara ponerse en contacto con los responsables de la institución y no obtuviera respuesta, la oferta de la sala Rodrigo «se mantendrá en la sala Iturbi y García Navarro». En concreto, según el auditorio, los conciertos del XXIII Festival de Jazz Valencia en julio, de los días 4 (NES), 5 (Melisa Aldana), 6 (Perico sambeat's Electric Bath Ensemble), 7 (Jazztjans amb xiquets), 11 (Albert Palau's Flight Mode Quinteto / Vicente Espí Cuarteto Espiral), y 23 (Coral Santa María de Mar) serán trasladados a estas dos estancias.

El espacio ahora cerrado, que tiene una capacidad para «409 localidades dispuestas en forma de abanico en una grada única», según la página web del auditorio, se suele dedicar a la música de cámara. Pero también acoge conciertos de música electrónica, flamenco, jazz, pop, rock y actuaciones infantiles así como conferencias, foros y congresos».

Este diario intentó ponerse en contacto con la actual presidenta en funciones del Palau, Glòria Tello, y con su director, Vicent Ros, para que valoraran lo sucedido en el coliseo, pero tampoco obtuvo respuesta de los dirigentes públicos. Sin embargo, el comunicado hecho público casi a las nueve de la noche, aseguraba que «un equipo técnico está estudiando las causas de dicho desprendimiento, que según las primeras observaciones y deducciones técnicas, no tienen nada que ver con las causas que originaron los incidentes ocurridos el pasado noviembre en la sala Iturbi». Es más, afirmaron que «desde hace meses el Palau de la Música puso en marcha la licitación para intervenir en el techo del auditorio, licitación que está a punto de resolverse. La reparación de los desperfectos se llevará a cabo en cuánto se resuelvan los trámites técnicos y administrativos que ya estaban en marcha».

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Según el Palau, los técnicos analizan las causas, «que no tienen nada que ver» con lo sucedido en la Iturbi

Asimismo, y aunque el tiempo corre, en el centro musical no se reparan los desperfectos. Es más, los responsables del Palau también esperan un informe realizado por los técnicos municipales en el que se decida si eliminar lo que queda del trencadís de la cubierta del edificio. Una opción a la que da su visto bueno la presidenta en funciones, quien justo cuando se cumplió un año de la caída del material cerámico confirmó esta intención. Cabe destacar que, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, los arquitectos del Consistorio, en otro estudio, achacaron la caída a la «incompatibilidad» del pegamento usado para instalar el revestimiento hace diez años. Según Tello, el trencadís que se colocó en el edificio en el año 2009, con una inversión de más de 700.000 euros provenientes del plan Confianza, es un elemento «añadido» y «no previsto de origen» en el diseño realizado por el arquitecto José María Paredes hace más de tres décadas. Por ello, y cerca de un año después de que el material se desprendiera de la cubierta, –por lo que el edificio se encuentra también cubierto por mallas– la concejala de Cultura en funciones aboga «personalmente» por retirarlo.

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