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La Mutant está hoy fuera de juego. Empieza el año sin coordinación artística ni programación escénica. No es la primera vez que el escenario municipal, que cumplirá siete años el próximo abril, se desdibuja de la oferta cultural de Valencia. Los inicios de los proyectos artísticos son esenciales para mostrar ambición, colonizar el territorio y echar raíces. Siete años es tiempo suficiente para consolidar un teatro, dotarlo de identidad propia y generar un público fiel. No ha sucedido así con la Mutant, un espacio con infinitas posibilidades tanto por el edificio en sí como por la cercanía a la Marina y la Ciudad de las Artes, zonas en expansión que se prestan a la efervescencia cultural.
Desde su creación, la sala de las Naves, que nació con el nombre de Espai Mutant, ha dado cuenta de sus posibilidades: llegó a figurar al año de su inauguración entre las instituciones mejor valoradas en el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea. Y ha evidenciado notables tropiezos, como los 16 meses de cierre por la reparación de los daños en el escenario por una inundación y la sucesión de programadores. El presente de la Mutant está por despejar y el futuro se antoja, como mínimo, incierto.
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Según la RAE, malograr significa en su primera acepción «perder, no aprovechar algo, como la ocasión, el tiempo, etc». La Mutant no ha aprovechado los siete años de vida para asentar un proyecto artístico definido y mantener un equipo propio. El cambio de ciclo político en el Ayuntamiento, primero, y el reparto de las concejalías culturales entre los partidos de izquierdas, segundo, ha marcado el devenir del teatro municipal. Durante el mandato del alcalde Joan Ribó, la Mutant ha tenido hasta tres programadores diferentes. En 2015, cuando abrió el teatro, Guillermo Arazo, que ahora es responsable de Espai La Granja, ejercía como coordinador de programación y Víctor García y Carlos Nuñez como programadores con Ángel Pallás en la dirección de las Naves. El tripartito, que nombró a Rafa Monterde en sustitución de Pallás, heredó el equipo artístico pero lo despidió en 2017. Los tres trabajadores recurrieron la decisión y la justicia declaró improcedente la rescisión de sus contratos.
2017 fue 'annus horríbilis' para el teatro de las Naves. En diciembre de 2016, las lluvias inundaron el auditorio y estuvo cerrado hasta abril de 2018. Cuando reabrió la programación recayó en la concejalía de Acción Cultural (entonces capitaneada por María Oliver, de Podem) y la coordinadora artística del Teatre El Musical (TEM), que ocupaba en aquella época Ólga Álvarez.
En octubre 2018, el Ayuntamiento anunció un procedimiento abierto para nombrar al programador de la Mutant, un proceso que se alargó en el tiempo dado que se celebraron elecciones municipales en mayo de 2019. En octubre de ese año se nombró a Marta Banyuls coordinadora artística del auditorio municipal. El pasado septiembre Banyuls dejó el cargo sin agotar la opción de prórroga de su contrato. ¿Quién programa ahora la Mutant? Se repite la fórmula de hace dos años: la tarea recae en la concejalía de Acción Cultural, que depende ahora de la socialista Maite Ibáñez, y en el coodrinador del TEM, Juanma Artigot. ¿Hasta cuándo? El Ayuntamiento no abrirá otra convocatoria pública para cubrir la coordinación artística de la Mutant, sino que la plaza saldrá a oposición. Desde Acción Cultural apuestan por la gestión directa del teatro de las Naves y consideran que convertir el cargo en una plaza fija del Ayuntamiento dará estabilidad al espacio. Esta plaza, según fuentes de la concejalía de Maite Ibáñez, ya está recogida en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) del Consistorio, al igual que la plaza del TEM. En este momentos se están redactando las bases del proceso de selección al que, según las mismas fuentes. Los plazos previstos para cubrir de forma definitiva la coordinación de la Mutant marcan 2023 como el escenario más optimista.
Esta 'funcionarialización' de las direcciones teatrales «supone un paso atrás en la calidad cultural de la ciudad, es contraria a la naturaleza de un teatro y un mecanismo que favorece la endogamia, limitando las posibilidades del espacio escénico y convirtiendo la cultura en una cuestión política», según denunciaron el pasado diciembre en un comunicado cuatro asociaciones profesionales de artes escénicas.
¿Por qué el escenario municipal está ahora sin actividad teatral propia? Acción Cultural tenía previsto acometer este mes unas obras de mejora en el edificio. Los trabajos consisten, entre otras tareas, en la pintura del escenario, en la reparación de las paredes de este enclaves y en la pintura también del 'hall' y la entrada del edificio. También, la reparación de la zona de acceso a los camerinos y en otras estancias del teatro. Son obras de mantenimiento cuya ejecución se retrasa: se desarrollarán en febrero. La Mutant, como pronto, recuperará los montajes a partir de marzo. En enero y febrero no habrá programación propia, pero sí alguna cesión como las funciones correspondientes a los trabajos de los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, que se desarrollarán a partir del 24 de enero; o bien, la entrega de los Premios Tresdeu el 10 de febrero. «La programación apalabrada por Marta Banyuls para los primeros meses de 2022 se ha trasladado al segundo semestre», según Acción Cultural
En la web de la Mutant no se detalla la programación para el trimestre o el año, como hace el resto de teatros valencianos. La Mutant vuelve a desdibujarse.
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