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El realizador valenciano Óscar Montón. Cedida por Óscar Montón

Óscar Montón: «En la época de la Ruta del Bakalao era muy difícil decirnos te quiero entre los amigos»

El director de cine valenciano, que visita la movida juvenil de los años 90 en 'Quan no acaba la nit', reclama unidad entre los productores para crear una industria del cine

Laura Garcés

Valencia

Lunes, 6 de noviembre 2023, 00:48

'Quan no acaba la nit' ('Cuando la noche no termina') es el título del primer largometraje del realizador valenciano Óscar Montón, trabajo que ha ... presentado en la última edición de La Mostra y que se acaba de estrenar en salas. La película aborda la amistad en el contexto de la Ruta del Bakalao y retrata a la juventud de los años noventa del pasado siglo. En conversación con LAS PROVINCIAS Montón habla de las razones que le llevaron a escoger este escenario, de cómo han cambiado los sentimientos de los jóvenes y de cómo llegó a tomar una cámara para dedicarse al cine.

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–¿Por qué escogió la Ruta del Bakalao para su primer largometraje?

–Hace tiempo hice el documental '72 horas' sobre este tema. Teníamos imágenes de archivo de la ruta, entrevistamos a mucha gente de ese entorno. Cuando lo terminé se me ocurrió seguir contando aquello, que yo también lo viví, como una ficción.

–¿Por qué hechiza tanto este movimiento?

–Fue un movimiento explosivo que tuvo su repercusión. Aquí se atrevieron a hacer cosas que en otros sitios no se hacían. A las ganas de fiesta que tenemos los valencianos, se unieron las ideas de empresarios y Dj's que entonces se llamaban pinchadiscos que rompieron los moldes. Hubo una transgresión de los movimientos que habían existido hasta el momento y que permitió que aquí cambiaran mucho las cosas.

–¿Es muy cinematográfica la ruta?

–Sí. Todo lo que tiene que ver con otras épocas hoy nos llama la atención por la diferencia con la actualidad. Por ejemplo, cuando se ve a la gente vestida de otra manera, las casas con estucados, televisores antiguos y que hablaba por teléfono para quedar, todo eso te trae a la cabeza cómo vivimos ahora. Nos parece algo muy normal todo lo actual, pero la realidad es que desde esa época –que no hace tanto– hemos hecho una transformación bastante traumática por decirlo de alguna manera.

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–¿La nostalgia vende bien en la pantalla?

–Yo quería contar la historia, no porque tenga nostalgia, sino porque me interesaba que fuera en ese ambiente porque es lo que sé contar. La historia de amistad que relata la película podía haberla contado en el ambiente actual, pero no sé si habría podido hacerlo porque no estoy al día en los diálogos ni los ambientes de los jóvenes. Quería contar la historia que conozco. La nostalgia evidentemente tiene gancho para el espectador. Aquí hay dos cuestiones, por una parte la nostalgia de quienes puedan revivir aquellos momentos, y por otra, la de la gente que empatiza cuando va al cine y algún personaje le toca especialmente. Eso hace que te lleves la historia en el corazón.

–¿La amistad hoy la vivimos de manera distinta a la época de la ruta?

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–Creo que sí. Antes era muy difícil decirnos te quiero entre los amigos. Hoy es más fácil expresar los sentimientos. La amistad la forjábamos con mucho aprecio y sentimiento. No sé si hoy en día lo es tanto porque vivimos una época demasiado frenética y cambiamos mucho de ambientes y personas. Pero creo que en aquel momento se vivía con más intensidad, pero con menos demostración de afectos.

–¿Es comparable aquel movimiento con alguno de los que protagonizan los jóvenes valencianos de hoy?

–Hay un paralelismo con los festivales de música en directo a los que van 40.000 o 50.000 personas, algo que comparado con lo nuestro, aquello era una tontería. Entonces llenábamos una discoteca con 1.500 personas. Ahora estos festivales tan bien montados, muchos surgidos en la Comunitat, funcionan muy bien. Demuestran un potencial creativo e industrial que podemos considerar que es una pasada.

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–¿Estos festivales de música son la nueva Ruta del Bakalao?

–Creo que sí. En realidad los jóvenes van de uno a otro, ahorran durante el año para seguir los festivales que se suelen celebrar en verano. Es una nueva fórmula de ocio muy creativa y muy trabajada.

–¿Ve en el ambiente de esos festivales el argumento para una nueva película?

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–Sí, de hecho una de las versiones del guion empezaba en el ambiente de uno de estos festivales pero decidimos dejarlo. Sí, lo veo.

–¿Cómo es la situación del cine valenciano?

–Doliente. Es muy complicado manejar el cine con las limitaciones que tenemos. Estrenar en salas es muy complicado, la gente ya no va al cine. Cuando trabajamos ya lo hacemos pensando en las plataformas. Creo que las productoras deberíamos unirnos más para crear algo más industrial para poder impulsar una industria y no vivir de subvenciones que dan para poder cubrir gastos y ya está.

–¿Por qué se dedicó al séptimo arte?

–De pequeño, con la cámara Super 8 de mi padre, grababa con primos y vecinos de la urbanización. No veo forma más acertada de expresarme. A los 17 años empecé a grabar con cámaras de vídeo y luego a trabajar en televisión, hasta ahora. Sí, el origen fueron aquellas grabaciones con la cámara de mi padre a las que luego poníamos sonido. Así pasábamos el fin de semana. Luego vino todo lo demás. He trabajado en televisión para subsistir hasta que ahora, con 54 años, ya he podido hacer la película.

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