Gingseng en el caldo, costillas de cerdo como ingrediente principal, un pedazo de churrasco en el centro, trozos de zanahoria o calabaza, setas variadas, patata... Las paellas -aquí se menciona al recipiente donde se cocina el arroz- utilizadas por los concursantes cocineros ... en el Día Mundial de la Paella se llenaron ayer de ingredientes de lo más variados, en un certamen que pretende reivindicar Valencia como el lugar donde nació el plato español más internacional.
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Medios de comunicación incluso de China -había un concursante del país asiático con restaurante en Valencia- han visibilizado variopintas elaboraciones de chefs que habían volado desde Uruguay, Costa Rica, Corea del Sur, República Checa, Irlanda, Bélgica o Perú.
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Finalmente ganó la representante española, Noelia Pascual. La suya estaba cocinada con conejo y caracoles serranas, un plato tradicional en su zona, sin pollo ni verduras, porque en Elche «no es típico el garrofó, ni la bajoqueta». Pertenece a una cuarta generación de cocineras porque en su restaurante Cachito han sido las mujeres quienes se han puesto al frente de la leña, algo no muy habitual. Y sí, la chef defiende que su plato también es paella, no arroz con cosas, aunque no lleve esos diez ingredientes que se le presuponen a la valenciana. Tampoco los tenía la paella de Natalie Curie, representante de Estados Unidos, elaborada con costillas de cerdo y calabaza.
¿También se le puede añadir cerveza Guinness, como la que ha cocinado el chef de Irlanda? Desde la organización apuestan por hacer pedagogía. «Por eso les hemos traído a Valencia, para que conozcan la paella, su origen y sus ingredientes», explican.
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Este es el segundo año en que se celebra un certamen, llamado World Paella Day Cup, donde el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana se han encargado de la organización del formato presencial, entre otros actos promocionales que se celebran estos días en Moscú, París o Chicago.
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Fue en la Marina, con invitaciones previas para limitar el aforo, en un ambiente festivo donde se podía hablar con los cocineros mientras echaban ingredientes e, incluso, probar el caldo, por si estaba bien de sal. Con retransmisión en streaming de semifinales y final, con un jurado de prestigio que valoraba que «el arroz debía quedar seco, entero, cocido, suelto y con sabor». Más allá de valorar la elaboración libre que cada uno hubiera traído de su país. Entre quienes probaron las paellas, Chabe Soler, ganadora del certamen en 2020. Fue la primera edición y tuvo que celebrarse vía streaming.
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Vicente Aguilar, concursante de Costa Rica, supo definir el espíritu del certamen, comparándolo con el domingo de paella con amigos o familia, donde sólo hace falta una cuchara para disfrutar. Él emigró hace cuarenta años a Centroamérica después de colgar el hábito de fraile capuchino, y tras trabajar durante décadas como consultor para la UE y la ONU, un día decidió volver a empezar y «ser feliz abriendo un restaurante. Se llama Lluna de Valencia».
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