Piezas de la exposición 'Grupo El Paso' en Bancaja. JESÚS SIGNES

El Paso revolucionario, de Nueva York a Valencia

Bancaja revisa la trayectoria del rompedor grupo artístico formado por Saura, Feito, Canogar o Juana Francés en la década de los 50

Carmen Velasco

Valencia

Jueves, 4 de abril 2024, 16:48

Se revolvió contra lo establecido. Nació con la voluntad de renovar los parámetros del arte español. Creyó en la pincelada como herramiento para la concienciación social. Y logró la repercusión internacional en una España gris que arrastraba un panorama cultural yermo desde la Guerra Civil. ... Así se puede definir a El Paso, grupo artístico que nació oficialmente en 1957 y murió tres años después dejando un herencia que aún está viva. Tan vigente está el legado de este colectivo que la Fundación Bancaja repasa su trayectoria en una exposición.

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Un primer vistazo a la muestra permite al visitante detectar la pincelada violenta, los colores oscuros y materiales más allá de la acuarela, señas de identidad de los intgrantes de El Paso, un grupo que tuvo sed de crear sin corsés. La máxima de no hay arte sin libertad casa a la perfección con este colectivo que estuvo integrado por Rafeal Canogar, Martín Chirino, Luis Feito, Juana Francés, Manuel Millares, manuel Rivera, Antonio Saura, Pabo Serrano, Antonio Suárez y Manuel Viola.

JESÚS SIGNES

La comisaria de la exposición, Lola Durán, ha resaltado este jueves durante la presentación que El Paso fue «un grupo muy rompedor», que llegó a exponer en el MoMA de Nueva York bajo con el título 'New Spanish Painting and Sculpture' (1960). El colectivo rompió fronteras al lograr exponer en la Bienal de Sao Paulo (1957), la de Venecia (1958) y su última exposición antes de su disolución fue en octurbe de 1960 en la galería L'Attico en Roma. «La huella de El Paso sigue hasta hoy. Sorprende ver cómo su obra pasó del escándalo a resistir el juicio de los años», ha explicado Durán.

La segunda mitad de los años cincuenta del siglo XX es un momento de despertar en el arte español. Una joven generación de artistas se abre paso en el yermo panorama cultural que se arrastra desde el final de la guerra civil, y protagonizan una renovación plástica. Reclaman un compromiso con la abstracción y propugnan un arte «recio, profundo, grave y significativo».

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El Pasó «concitó la voluntad de pintores y escultores de la península para ensanchar fronteros y conectar el arte español con lo que se hacía en todo el mundo», según la curator. Y fue difícil: los creadores se mudaron a Madrid, aparcar sus proyectos individuales por uno colectivo, apostaron por el arte abstracto, batallaron contra el aislamiento del país y por crear un ecosistema cultural (donde no había galerías, ni crítica constructiva). Tampoco ha sido fácil «reunir la obra del colectivo ni contar con obras de referencia», según Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja.

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La exposición ha conseguido reunir piezas cuya creación se centra en los años de actividad del grupo desde su constitución en 1957 hasta su disolución en 1960, revelando la plasmación plástica de su inquietud creativa mientras compartían el compromiso colectivo de romper con los cánones artísticos imperantes. La muestra incluye además algunas de las obras más importantes del colectivo que formaron parte de las exposiciones internacionales de referencia que protagonizaron durante ese periodo. Una treintena de prestadores de obra, entre museos, galerías y coleccionistas privados, hacen posible la muestra, que estará abierta hasta el 8 de septiembre de 2024.

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Sin renunciar a la tradición artística ibérica, el Paso reclamó una actualización. El trazo violento servía tanto para expresar los estados de ánimos como para canalizar su conciencia social y político. Pese a un panorama político de control, «no tuvieron problemas con el poder», ha afirmado Durán. «No fueron censurados», ha añadido. Conscientes de la situación, los artistas optaron por «autocensurarse».

El Paso abrió un importante capítulo en la historia del arte español, un arte más libre y con una idea clara de compromiso, según la comisaria. El fin del grupo llegó en 1960. Los integrantes fueron conscientes de sus logros («un clima más favorable para el arte español», ha dicho Durán) y, ante una nueva etapa, había diferentes propuestas y caminos a seguir.

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La exposición, a cuya inauguración ha asistido Rafael Canogar, aglutina las diferentes disciplinas que trabajaron los autores del grupo: pintura, con piezas al óleo y técnica mixta que combina el uso del pigmento con otros materiales como tela metálica, alambre o metal; dibujo, con piezas en tinta china, dibujo o gouache sobre papel; y la escultura en materiales como el hierro o la piedra. Un legado diverso que refleja la singularidad de cada creador, canalizada en una visión e impulso común de crítica y oposición a los cánones clásicos.

La exposición se completa con una recopilación de documentación original sobre el grupo, algunas de sus principales ediciones y publicaciones y ejemplares de catálogos de las exposiciones en las que participaron.

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Las obras presentadas proceden de cerca de 30 colecciones institucionales y particulares como las colecciones de familiares y sucesores de los artistas, el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos-IAACC Pablo Serrano, MACVAC- Museu d'Art Contemporani Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés, Colección de Arte Contemporáneo Fundación «la Caixa», Colección CaixaBank, Legado de Juana Mordó (Patrimonio Círculo de Bellas Artes de Madrid), Biblioteca Museu Víctor Balaguer, Galería Guillermo de Osma, Colección Mariano Yera, Colección Fernán-Gómez Arte Contemporáneo, Colección Javier Lacruz, Colección Antonio Cátedra, Azahar Global Capital, entre otros.

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