«El blanco está lleno de impurezas». Lo escribe Paula Bonet (Vila-Real, 1980) en su primera novela, 'La anguila' (Anagrama). La vida mancha. El arte puede servir para desprenderse de lo oscuro. Pintar es un proceso creativo para aligerarse de capas, para mutar. Escribir sirve para revelarse, para encontrarse. Así ha concebido Paula Bonet la exposición 'La anguila. Esto es un cuadro, no una opinión', que se exhibe en La Nau hasta el 16 de mayo. La artista simultaneó literatura y pintura. La muestra, que se inauguró ayer, es una reflexión sobre la mujer y sobre el cuerpo femenino desprovisto de la imposición de la mirada masculina además de una denuncia de la sociedad patriarca, los abusos de poder y la violencia. 'La anguila' es el discurso de Paula Bonet y su relato pictórico, es decir, vida y obra.
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'La anguila' implica una ruptura con el academicismo en 158 pinturas «brutas, con agresiones en el trazo, pinceladas blandas y brochazos que rompen con el academicismo y las imposiciones masculinas», destacó Cristina Chumillas, comisaria de la exposición.
Bonet se libera de ataduras tanto artísticas, porque ha creado «sin protección, sin concesiones» («Me he perdido el respeto», aseguró ayer); como personales: «Con este proyecto de dos años he sentido que mucho de lo aprendido, mucho del discurso que tenemos interiorizado y que es patriarcal se ha roto y luego yo me he encargado de pulverizarlo y soplar para que desaparezca».
'La anguila', que ocupa la sala Academia y marca un recorrido sinuoso conde piezas inéditas se divide en tres partes: 'La herencia', 'La carne' y 'La pintura'. Cada una de ellas narra una historia y un momento determinados y evidencian un tránsito que va desde un arte aún conectado con lo figurativo hacia otro blanco y luminoso. Es el reflejo de la lucha del artista para combatir «el fantasma patriarcal tan difícil de señalar» desde lugares no complacientes. «Cada vez que se pueda se ha de denunciar el maltrato, el abuso y las agresiones pero no sólo las mujeres, sino la sociedad. Es muy difícil identificar situaciones de maltrato o de abuso o por qué la experiencia de las mujeres no forma parte del canon», explicó. Romper el silencio impuesto, como sucede en 'La anguila', supone, en palabras de la escritora, «un alivio» que se convierte, a juicio de Chumillas, en «liberación del proceso creativo» que conduce al «misticismo y puro goce estético», según la comisaria.
'La anguila', tanto literaria como pictórica, permite a Bonet alejarse de su faceta como ilustradora de éxito. «Ilustro para poder pintar y escribir; ilustro para comer y pinto y escribo para vivir», manifestó la autora de 'Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión' y 'La sed'.
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La presentación de 'La anguila. Esto es un cuadro, no una opinión', contó con la presencia de la vicerrectora de Cultura y Deporte de la UV, Ester Alba, quien destacó la gran personalidad de la artista para investigar sobre nuevas disciplinas y narrar «un universo lleno de mujeres que visibiliza la violencia que hemos sufrido física y psicológicamente la mujeres». «Es una exposición necesaria, que marcará un hito y supone un compromiso institucional», apostilló Alba.
La exposición incluye un catálogo con reflexiones y creaciones literarias de Patricia Escalona, Cristina Morales, Laura Freixas, Kate Bolick y Nell Leyson. Además, Bonet presentará la novela homónima en el Paraninfo de la Universitat el próximo miércoles 14 de abril a las 18.30 horas.
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El debut en la novela de Palau Bonet (Vila-Real, 1980) tiene un nombre: 'La anguila'. Una editorial: Anagrama. Y múltiples temas: el poder, el arte, la sororidad, el cuerpo femenino, la violencia... «Es un texto que aborda asuntos duros, siniestros y dolorosos pero está lleno de amor por el cuerpo, por la herencia, por las personas y por la pintura», explicó el pasado 25 de marzo en rueda de prensa. 'La anguila' es ficción y autobiografía. «No son mis memorias», ha detallado. «¿Cuánto hay de mí? No lo sé, pero es que yo no me importo. Como autora me he de desdibujar y también me obligo de mí cuando pinto», ha asegurado.
En su debut literario hay «agresión, abuso y manipulación». «Es un texto que intenta alejarse todo el rato de la rabia, del enfado, de la tristeza y del haberse sabido víctima», ha destacado. La narradora de la novela es víctima de tres hombres: una pareja con quien convive, que la controla; un profesor universitario que le dobla la edad con el que mantiene una relación de dominio; y un Premio Nacional de Poesía que abusa sexualmente de ella. Bonet se vale de la ficción para denunciar el sistema patriarcal, el cuerpo de la mujer como campo de batalla, la complicidad del sistema con la violencia, el abuso de poder, etcétera. Son conceptos difíciles de captar y en ocasiones parecen invisibles a ojos de una parte de la sociedad: «Yo quiero que mi libro sea eso que quieres atrapar, que es carne que palpita, que lo coges y se escurre». En la presentación citó a Rebecca Solnit y a Rafael Chirbes que también se han servido de este animal en sus obras.
«No es un libro sobre el cuerpo de las mujeres, ni para mis amigas, ni para mi abuela que ya está muerta, sino para que mujeres y hombres se revisen. Este es el sentido de 'La anguila'», ha explicado la artista.
Bonet ha comentado que algunas de las agresiones plasmadas en 'La anguila' fueron reveladas en 'Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End' (Lunwerg) en 2014. Entonces contó sus vivencias con «metáforas y bajo un envoltorio precioso», pero eran, ha reconocido, las herramientas que ella tenía entonces. La artista ha recordado su anterior libro, del que no guarda buen recuerdo, para evidenciar «cómo de hipócritas y cómplices se es con las personas que nos agreden». Ahora las armas de Paula Bonet son otras. Ahora empuña la palabra.
«La literatura es el arte donde siempre hay revelación, es el arte que me ha posibilitado crecer y es el arte que me ha permitido entenderme desde lugares incómodos. La literatura es el lugar artístico que más he respetado, por eso he tardado en publicar», ha explicado. Desde siempre tuvo claro el contenido de la novela y el título está definido desde hace tres años. En este punto, la pintora valenciana ha recordado a Claudio López Lamadrid, editor fallecido en enero de 2019, quien le dijo: «Deja de pintar las palabras, tus palabras tienen entidad propia».
'La anguila', que ya está a la venta, «es una carta de amor a mi abuelo», ha recordado. Él es uno de sus referentes, como también lo es Roser Bru. Su familia, como parte de la herencia personal, está en lo que escribe Bonet. 'La anguila' también es un mapa de la biografía de la autora, por ejemplo, Bonet estuvo una temporada viviendo en Chile, «un país que es destino de huida de la protagonista y lugar de renacimiento».
'La anguila' se ha traducido al valenciano. «Me expreso mejor en castellano. No sé si lo que quiero contar y como lo he contado en la novela lo hubiera hecho igual en mi lengua materna. Esto es grave y doloroso«
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