Pasado el fervor del personaje mediático que le venía dado de cuna, ha llegado la hora de Cayetano torero, desprovisto de otros ambages. En una sociedad como la actual que muere por el morbo, no era fácil esquivar los recovecos de su historia familiar, tan ... cargada de gloria y dolor, de verdades y leyendas. No ha sido una evolución cualquiera, se trata de un viaje intimo a la faceta más auténtica y personal de su yo, la de torero responsabilizado en la que resistió pese a las inclemencias externas, desde su ya lejano debut con picadores, un sábado de Gloria de 2005, en su querida Ronda, hasta la actualidad.
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Aquella tarde iniciática, en la que hizo el paseíllo arropado o mejor dicho exigido, por su hermano Francisco y el maestro Espartaco -era una corrida mixta- revestido de un de celeste y oro, terno icónico de su recordado y querido padre, ya anunció su firme propósito de honrar al descomunal elenco familiar. Después, ya en la arena, proyectó lo que más tarde cristalizó como un torero con personalidad propia, aguerrido cuando la ocasión lo demanda, artista de trazo fuerte y color intenso cuando el toro lo permite, y siempre generoso en el esfuerzo.
Ahora, cuando está a punto de alcanzar dos décadas vestido de luces, parece que el tiempo se ha parado, que su paso por los ruedos apenas ha sufrido desgaste, que sigue siendo uno de los toreros más preferido de los públicos. Que el hándicap de haber comenzado tarde, a los veintiocho años, cuando los automatismos del oficio se adquieren a edad muchos más temprana, apenas le ha penalizado, o sí, pero no tanto como las sucesivas fracturas que ha padecido, siempre más embarazosas que las cornadas.
Y ahora, a punto de estrenar una nueva temporada, parece que está disfrutando de un momento en el que se le vislumbra una fortaleza física y mental que invita a pronosticarle una temporada de gran nivel. No es una ilusión, que también, mi pronóstico está basado y avalado en buena parte por las noticias que llegan del campo, que como se sabe es el primer termómetro donde las gentes del toro miden las actitudes y las aptitudes de las figuras; también por los resultados que está consiguiendo en los muchos festivales que está toreando siguiendo su costumbre de acudir siempre que se le requiere para actuar en hitos benéficos.
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Pero el indicador más revelador de que afronta la temporada con ilusión y compromiso está en el hecho de haber asumido el reto de estar anunciado, no sólo en la primera plaza de primera como es la de Valencia, sino en otras ferias de gran relieve como la de Abril de Sevilla, San Isidro, donde hará doblete, Pamplona o Málaga..., toda una declaración de intenciones.
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