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Ramón Almazán, exsubdirector del Palau de la Música, recibió a LAS PROVINCIAS en su casa. jesús signes
Ramón Almazán: «Me duele ver el Palau de la Música cerrado aunque confío en que los abonados regresen»

Ramón Almazán: «Me duele ver el Palau de la Música cerrado aunque confío en que los abonados regresen»

El exsubdirector del auditorio municipal y hacedor del prestigio de la entidad cultural, que será nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, afirma: «Valencia me lo ha dado todo»

Noelia Camacho

Valencia

Domingo, 2 de octubre 2022, 00:04

«Valencia me lo ha dado todo». Con esta rotunda afirmación se puede definir la vida de Ramón Almazán. Profesor universitario, melómano y subdirector del Palau de la Música e intendente de la Orquesta de Valencia entre 2000 y 2015. Responsable de afianzar el prestigio del auditorio municipal, hoy cerrado y sin actividad a la espera de que finalicen las obras de reforma del espacio, Almazán dedicó media vida a traer a Valencia a las grandes formaciones musicales y solistas de la lírica internacional. Pese a que abandonó sus funciones hace algo más de siete años, sigue siendo fiel a los conciertos de la Orquesta de Valencia y acude también con frecuencia a Les Arts. La música es su pasión, como los toros y el cine. Y, ahora, está «feliz» por haber sido reconocido como Hijo Predilecto de Valencia, una distinción que recibirá este martes. Ajeno a polémicas y discreto en sus afirmaciones, este exprofesor de Filosofía de la Universitat de València, donde estuvo tres décadas ligado a la docencia, no puede negar que le «duele» la situación por la que atraviesa el Palau, emblema de la cultura valenciana que ahora atraviesa sus horas más bajas.

–¿Cómo ha recibido el nombramiento como Hijo Predilecto de Valencia?

–Con mucha ilusión. Qué más puedo decir. Además, con una alegría tremenda porque es el reconocimiento a una labor de muchos años.

–¿Se lo esperaba? Se podría decir que Ramón Almazán ha hecho mucho por la cultura en Valencia, como donar su archivo musical al Palau...

–No me lo esperaba. Es verdad que cedí mi toda mi fonografía y muchísimos discos. Antes de llegar al Palau estuve nueve años al frente de la Sociedad Filarmónica de Valencia, que realmente fueron 16 años trabajando para la entidad. Hice el Festival Puccini, mucho antes de incorporarme al Palau, y luego ya mis casi 16 años como subdirector de música e intendente de la Orquesta de Valencia.

–¿Tiene la sensación de que el reconocimiento llega algo tarde?

–Le voy a decir lo que aseguraba Bernard Shaw: «un premio es algo que le llega a uno cuando está en la orilla». Es un salvavidas que le tiran a uno. Me alegro mucho por haberlo recibido y lo acepto con una modestia tremenda, porque es un premio al trabajo.

«Espero que cuando se abra el Palau vuelvan a venir las grandes orquestas y solistas»

–No sé si recibir esta distinción ha hecho que haga balance de su vida. ¿Se arrepiente de algo?

–He llegado a una conclusión: he hecho lo que me hacía ilusión hacer. Si echo la vista atrás, claro que hay cosas que las haría mejor o peor. Pero en general no me arrepiento de nada.

–¿Cómo llega un profesor de Filosofía, vinculado durante media vida a la universidad, a convertirse en uno de los programadores musicales más importantes de España?

–A mí, desde muy pequeño me ha gustado la música. Siempre he ido a conciertos, escuchado música, seguido las temporadas de ópera... Fue una afición paralela a mi vocación de profesor de Filosofía. No llegué por casualidad, sino tras muchos años de dedicación a la música.

–¿Cómo nació esa pasión por la música en Ramón Almazán?

–La vena musical me llegó a mí solito. Únicamente, en mi familia, mi abuelo tenía cierta afición por la zarzuela. Me llevaba a veces con él de pequeño. Y algo de afición a la ópera, sobre todo la italiana. A mí me hubiera gustado ser músico, hice mis pinitos musicales con la viola cuando era muy joven. Pero requería de unas capacidades especiales para serlo que yo no tenía. Llegué al Palau pensando que estaría sólo cinco años, pensando que volvería a la universidad. Pero me quedé más tiempo

–Cuando accedió a la subdirección del auditorio, ¿cuál fue su prioridad?

–Fundamentalmente, potenciar a la Orquesta de Valencia. Creé 49 plazas. Y con las jubilaciones que hubo después... No voy a decir que salvé la Orquesta, pero mi objetivo se cumplió. Luego, quise potenciar la programación, haciéndola compatible con traer a las grandes formaciones musicales internacionales, los grandes músicos... Eso, no voy a decir que era lo más fácil, porque casi estaba prácticamente hecho. A la Orquesta de Valencia había que cuidarla.

«No voy a decir que salvé la Orquesta de Valencia, pero se cumplió mi objetivo de potenciarla»

–A Valencia vinieron las agrupaciones más importantes del mundo durante su gestión...

–En el Palau estuvieron la Filarmónica de Viena, la de Berlín, Amsterdam, Nueva York, Philadelphia... Un sinfín de orquestas.

–Ahora esas formaciones, con el Palau cerrado, no pasan por la ciudad. ¿Qué siente cuando lo ve?

–Con el Palau cerrado por motivos técnicos ha habido una especie, no de parón musical, porque la música con la Orquesta de Valencia ha seguido, pero claro, esperamos que cuando se abra de nuevo el Palau vuelvan a venir las grandes orquestas y solistas. Así me lo ha dicho Vicent Ros, el director.

–¿Le duele ver la situación por la que atraviesa el Palau en estos momentos, sin programación por las obras de reforma, con una importante fuga de abonados...? ¿Le da pena?

–Me duele pero es un imponderable de la tecnología y de la burocracia. Se tiene que convocar un concurso, otro, sacar las cosas adelante... Me duele, pero las cosas han seguido funcionando, se siguen dando conciertos en Les Arts y en el Principal, con un director nuevo para la Orquesta, el maestro Alexander Liebreich, que es un director de primera categoría. Bueno, me da pena como a todo el mundo.

–Sabe que han descendido mucho los fieles al Palau, que ahora son unos 600...

–Confío en que regresen cuando se abra el Palau.

«El empuje del Palau de la Música hizo que la Generalitat se animase a proyectar Les Arts»

–¿Siente que ha habido cierta pérdida de prestigio del Palau, una institución que ha cumplido 35 años y es uno de los emblemas de la cultura valenciana, con todo lo que ha sucedido desde que se clausuró en 2019?

–El prestigio, no. Ha mantenido la programación y obviamente, al llegar la reforma, ha hecho que bajase el número de abonados.

–¿Usted sigue siendo fiel al Palau?

–Sí. Acudo a los conciertos siempre que puedo.

–Su gestión en el auditorio municipal coincidió con el nacimiento de Les Arts. ¿Cómo vivió esa supuesta competencia entre los dos Palaus?

–Fue una competencia que los demás atribuyeron, porque no la hubo nunca. En muchas ciudades europeas hay una sala de conciertos donde toca la orquesta titular y las invitadas y un teatro en el que se llevan a cabo las óperas. Nunca nos llevamos mal. El empuje del Palau de la Música hizo que la Generalitat se animase a proyectar el Palau de les Arts.

–Desde su experiencia, ¿cómo radiografía el nivel musical de la ciudad? ¿En qué momento está?

–En un nivel muy bueno. Piense que antes estaba la Filarmónica, que daba un concierto los lunes, y tenía que negociar con el Principal para que le dieran fechas con cuarenta días de antelación. Y la orquesta, ranqueaba, con un concierto cada quince días con menos nivel que ahora. Con todo lo que ha venido a Valencia, el auge de la orquesta, los grandes solistas, el Palau de les Arts, con títulos de ópera muy importantes... El nivel de Valencia es comparable, e incluso mayor, que el de muchas ciudades europeas.

«El nivel musical de la ciudad es comparable, e incluso mayor, que el de muchas ciudades europeas»

–En su despedida del Palau, en 2015, los músicos le ovacionaron...

–Y no son muy dado a hacerlo (ríe). Ese ha sido el mejor premio que he recibido.

–¿Qué le ha dado Valencia a Ramón Almazán, ahora que es Hijo Predilecto de la ciudad?

–Valencia me lo ha dado todo.

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