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El tour 'Raphael 6.0. 60 años en los escenarios' recala el próximo viernes 10 de septiembre en Valencia. Nits al Carme programa el ... concierto del artista de Linares como colofón a la edición de este año. La cita raphaelista se celebrará en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. «Valencia es un puntal muy grande para mí», rememora el cantante sobre el cual orbita la serie documental 'Raphaelismo', dirigida por el alicantino Charlie Arnaiz y Alberto Ortega y cuyo primer capítulo se proyectará en la próxima edición del Festival de San Sebastián.
–En las últimas seis décadas ha habido crisis económica, cambios políticos destacables (la transición del franquismo a la democracia) y hasta una pandemia global. ¿A usted qué tipo de inmunidad le confiere subirse al escenario?
–(Ríe) ¡Qué bueno! No lo sé. La inmunidad que tengo igual viene por ser una persona trasplantada, lo mismo me ha puesto algo ahí dentro de lo no me he enterado y soy inmune a todo (bromea). Amar tu profesión y hacerlo todo con mucho cariño es la mejor medicina.
–¿Está vacunado contra la tontería?
–Sí, sí. Llevo, al menos, 18 dosis.
–A diferencia de Miguel Bosé, usted no es negacionista...
–No se meta con mis amigos...
–Le pregunto por otro amigo, por José Luis Perales. Ambos están de gira, pero el tour del cantante de Cuenca es de despedida.
–No es mi caso ni el suyo tendría que ser pero si él (Perales) lo ha decidido así, hay que respetarlo. Es una lástima su retirada, porque es fantástico y como compositor más. Yo continúo.
–Usted sigue pero ¿hasta cuándo?
-Algún día tendré que pensar en una fecha, pero queda mucho todavía. Será cuando yo note que no debo estar. Lo que no va a pasar nunca es que el público me deje de lado, eso no puede suceder, porque me moriría de pena y considero que es mejor irme cuando sea conveniente.
–La primera vez que se subió a un escenario fue en el colegio, ataviado con traje de payaso. Desde entonces y hasta ahora, ¿sabe hacia dónde va la cultura?
–Irá siempre en la dirección que el público quiera. La cultura no se puede imponer a nadie. Si alguna cosa va mal, será culpa nuestra y si va bien, también.
–Y España, ¿hacia dónde se dirige?
–España busca su lugar, el que tuvo y el que tendrá que tener. Es un país maravilloso con gente maravillosa. España se lo merece todo.
–¿Los políticos están a la altura del país?
–Algunos más que otros. Soy bien pensado y creo que aquel que no lo hace bien es porque no sabe hacerlo mejor.
–¿Han intentado utilizarle políticamente?
–No, yo he ido y voy a mi aire. Si lo han intentado no me he dado cuenta. Si me dicen cosas que no me interesan o no concuerdan conmigo, me hago el sordo.
–En su carrera, ¿ha dicho muchas veces no?
–Sí, hay que decir no muchas veces. Decir sí es lo fácil, luego no cumples lo prometido y te quitas el muerto de encima.
–Gabriel García Márquez afirmó en una entrevista que las canciones de Manuel Alejandro son «extraordinarias piezas poéticas que se oyen en todas partes». El compositor ¿se merece el Nobel de Literatura, como en su día recayó en Bob Dylan?
-Totalmente, sí. Merece ese galardón y muchos más, porque es el mejor compositor en lengua española de todos los tiempos.
–Manuel Alejandro escribe canciones de amor y desamor. ¿Lo del reguetón también lo son?
–(Ríe) Bien visto, algo de amor y desamor también contiene pero no creo que entre dentro de la clasificación. Dentro del reguetón hay cosas mejor que otras.
–¿Se ve haciendo un dueto con, por ejemplo, C. Tangana?
–Me gusta tanto experimentar cosas que no puedo decir que no, no lo sé, depende del momento. Soy muy reciclable, me gusta hacer cosas nuevas y me gusta jugármela. Al principio del próximo año volveré a jugármela, no puedo revelar más.
–Usted ganó el Festival de Benidorm en 1962. ¿Qué supuso?
–Antes la televisión no era tan importante como ahora, pero la noticia salió en el No-Do. Para los sueños de un chavalín, como era yo entonces, me sirvió de mucho. Yo perseguía el premio de interpretación. Fue un digno comienzo.
–El éxito tan temprano, ¿le privó de algo?
–No, de nada, al contrario, me ha dado muchas cosas en demasía. Lo importante es mi carrera y yo he hecho una vida tranquila y ordenada con mi familia maravillosa.
-Por último, una navidad sin Raphael es...
–No soy imprescindible.
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