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Un momento del encuentro en torno a Sorolla ante el cuadro 'Yo soy el pan de la vida'. JESÚS SIGNES
«Sorolla no fue un intelectual sino un pintor a quien le movía la sensibilidad»

«Sorolla no fue un intelectual sino un pintor a quien le movía la sensibilidad»

LAS PROVINCIAS reúne al director del Museo de Bellas Artes y al escritor César Suárez en el edificio de Correos

LAURA GARCÉS

VALENCIA.

Domingo, 5 de marzo 2023, 00:37

Mirar a Joaquín Sorolla es mirar sus cuadros, contemplar la pintura que salió de su paleta. Pero ¿por qué no mirar al hombre, a la personalidad, el espíritu que se fundió en la creatividad genial de aquel valenciano? Hacia esos puntos, y también al resultado del trabajo que el mundo de hoy sigue admirando, dirigió el viernes los ojos LAS PROVINCIAS en el encuentro que en el marco de la iniciativa Tendemos Puentes reunió en el Palacio de Comunicaciones de Valencia al director del Museo de Bellas Artes San Pío V, Pablo González Tornel, y a César Suárez, autor de la obra 'Cómo cambiar tu vida con Sorolla' (Lumen).

De la velada se extrajo la figura de un genio que fue capaz de inventar la realidad. Entre los ponentes y el público estuvo el Sorolla incansable, «obsesionado por su trabajo». También el artista austero a quien no puede contemplarse como «un intelectual, sino como un pintor a quien le movía la sensibilidad» y cuya manera de afrontar la vida y el arte responde a la de un optimista que no se identifica en absoluto con la figura de un creador atormentado. El retrato que Suárez y González trazaron coincidió en el apunte hacia uno de los trazos que anunció González Tornel, pero que ambos consideraron esencial y que no es otro que el que dibuja a Clotilde, la esposa del universal valenciano, sobre, bajo y dentro de cada lienzo.

Moderados por la periodista Carmen Velasco, jefa de Culturas del periódico, los participantes en la tertulia, que vio agotado el aforo de público, hablaron del pintor que se esconde en cada cuadro para descubrir a un Sorolla en quien Suárez aseguró ver «una persona conmovedora que me resulta atractiva por su franqueza y fidelidad con los suyos, también con su tierra. Me parece muy entrañable».

Asistentes al encuentro en el histórico edificio de Correos. JESÚS SIGNES

El perfil humano del mismo creador que se extrajo de las palabras del director del Museo de Bellas Artes descubrió al hombre «de voluntad férrea» y a la vez sensible que observa González Tornel en el poder de sus retratos -«fue un retratista genial»-, sobre todo cuando pinta a la hija enferma, o traslada al lienzo a su amada Clotilde.

Habló del creador como un «optimista» y alejado de la personalidad de un «artista atormentado». El pintor vino a representar la España blanca frente a la España negra en aquel fin del siglo XIX que trajo el desastre de 1898 y con él a una generación de intelectuales que como aclaró el director del San Pío V no se caracterizaron por la alegría que sí poseyó el valenciano.

César Suarez y Pablo González conversan con Carmen Velasco. JESÚS SIGNES

Sorolla «no era un intelectual, sino un pintor a quien movía la emoción», dijo González Tornel de quien a su juicio «el mundo entendió muy bien porque él entendió muy bien el mundo» pese a que aquella Generación del 98, de profunda tristeza, no fue capaz de encajar en sus planteamientos un universo artístico de color. Aun así el director del san Pío se mostró convencido de que «el mundo entendió muy bien porque él entendió muy bien el mundo». Aunque eso sí, tuvo el atrevimiento de pintar la realidad no como era, sino como el la veía. Y llegó entonces la gráfica cita de González Tornel para llamar la atención de que pintaba a las labradoras valencianas en ambientes rurales, pero vestidas con sus mejores galas. Una particular manera de mirar.

El encuentro dejó muy claro el protagonismo de Clotilde en la vida, que casi es lo mismo que decir la trayectoria artística, de Sorolla. Esposa amada en lo humano, esposa musa en lo artístico. Amada y musa en todo.

Público asistente al acto. JESÚS SIGNES

Ella fue clave. recordo Suárez que Sorolla la llamaba «ministra de finanzas». Y González Tornel acotó para destacar que Sorolla, dotado del innato poder creativo que le alumbró, fue «muy organizado y se casó con una mujer que todavía lo era más que él». Todo ayudó a que se entregara a sus cuadros para ofrecer una producción que incluso hoy le describe «inacabable», a juicio de González Tornel.

Como no podía ser de otra manera ante un espíritu alentado por una brillante inteligencia -genialidad habría que apuntar-, la austeridad acompañó su vida., condición que llevó a Carmen Velasco a preguntar a los ponentes sobre la posibilidad de considerarle un trabajador del lienzo. La respuesta de Suárez llegó inmediata: «trabajador obsesivo» bajo la atenta mirada, aun cuando la distancia les separara, de Clotilde.

El público que al frente tenía a los ponentes y el inmenso, por dimensiones y valor artístico, 'El pan de la vida', González y Suárez acercaron al artista y a la mujer que con él confeccionó la conjunción perfecta: amor, capacidad creativa, organización y austeridad. Tándem insuperable. Él, trabajando sin parar porque pintar le hacía feliz. Ella, dejando que pintara y demostrando, al final de los días de Sorolla, inmensa capacidad para diseñar un futuro de memoria.

Tras la muerte de Sorolla fue Clotilde quien, recordó el director del san Pío V, «dejó atada y bien atada la creación del museo de Madrid vinculado al Estado», hoy custodio de un legado brillante. Él y ella condujeron un tándem perfecto en cuyo camino nació «una marca, una empresa de futuro sin la cual hoy no se hablaría de Sorolla».

Una mujer «visionaria», coincidieron los ponentes, que entró en la vida de Sorolla cuando este era muy joven y estableció contacto con el fotógrafo que sería su suegro, en quien pudo descubrir esa capacidad de encuadre y disposición de figuras que ofrece el arte de la cámara de luz para casi mejorar su captación en un trabajo pictórico de modernidad incuestionable.

Gonzalo Zarranz, presidente del Consejo de Administración de LAS PROVINCIAS; Jorge Alarte, director general de Relaciones Institucionales de la Generalitat, y Jesús Trelis, director del diario. JESÚS SIGNES

Los dos participantes en la mesa, ante la sugerencia de Carmen Velasco, se manifestaron sobre una de las obras que el artista consideraba entre sus preferidas: 'La bata rosa', una de las pinturas inspirada en la playa del Cabanyal en esos veranos de la madurez del artista cuando se refugiaba en el Mediterráneo de Valencia para descansar, y lo que hacía era seguir pintando. Suárez se mostró muy atraído por esos cuadros en los que se reflejan el mar, la playa y «la luz que se cuela» en las escenas que siguen al baño. Y González Tornel, que valoró las pinturas del mar, se detuvo en la capacidad para el retrato que demostró el artista para afirmar que en ellos ve «al mejor Sorolla».

La amena conversación contó entre el público con el presidente del Consejo de Administración de LAS PROVINCIAS, Gonzalo Zarranz, el director general de relaciones institucionales de la Generalitat Valenciana, Jorge Alarte, y el director del diario, Jesús Trelis. Al universal artista valenciano que lo pintó todo, desde las orillas del mar a los interiores; los rostros y las almas; la luz y hasta el viento, se dedicó la velada del viernes organizada por LAS PROVINCIAS para hablar de un artista de todos, un creador que no puede ser de unos o de otros porque, lo advirtió González Tornel: «El arte no va de eso».

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