Mafalda Bellido y Sergio Serrano vuelven a demostrar su poderío dramático en su último trabajo con su compañía La Zafirina, 'Cuando el tiempo no tenga ya memoria', como hicieran con 'Chucho' o 'Los que comen tierra', ella, y 'El artefacto' o 'Las zarzas', él, y ... ambos con 'Niña de nadie'.

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Parte del teatro epistolar. Dos amigas, Rosa y Antonia, mantienen correspondencia durante el verano de 1970, en el difícil contexto social de la época. Las cartas son su refugio para comunicar sus sentimientos ocultos y la literatura epifanía para descubrir su autenticidad. Su historia quedará interrumpida al llegar septiembre. Años más tarde dos periodistas, con cierto paralelismo, contemplan el legado de libros y cartas. ¿Cuál fue el desconocido desenlace?

¿Sería el del tercer acto? El texto es impecable. Bellido consigue pasajes memorables. Gradúa datos y da relieve al cruce escénico entre la parte epistolar y la intertextualidad con párrafos y poemas de Enheduanna, Safo, Cristina de Pizán, María de Zayas, Gómez de Avellaneda, Josefina de la Torre, María Lejárrega y Carmen de Burgos, históricamente ocultadas. Juega con la proximidad empática de ambas mujeres cuando el espacio geográfico es distante y remata el empoderamiento esquivando con talento proclamas y tópicos. Sergio Serrano, aquí director, mantiene un tempo sólido, da viveza al movimiento y cuida hasta la sutilidad del espacio sonoro de Isabel Latorre. La contención de la interpretación de Mafalda Bellido permite a Arianna Algarra lucirse al máximo. Con su estilo, logra un personaje entrañable para rendirle cariño. Un gran dúo compenetrado.

Trabajo redondo. Para recordar.

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