Testimonio generacional

La autora de Chella, Arantxa Cortés, ha creado a sus veintiséis años un montaje ejemplar partiendo del choque entre la realidad y el mundo infantil vivido por su generación. La crisis de 2008 les hizo ver que el mundo no era tan copioso y feliz como les enseñaron. La pandemia remató esta sensación y encontró una nueva realidad en una sociedad individualista hasta afectar a su salud mental, a las relaciones con la familia o las amigas y sentir la soledad depresiva. Construye los fantasmas interiores, dueños hasta de la obsesión gimnasta pélvica, el 'core'. Pero hay salida: el mundo es como un ajedrez donde el rey está protegido y la reina se mueve a placer.

Excelentes y compenetradas las interpretaciones de Arantxa Cortés, viviendo el personaje como ella misma, y Resu Belmonte, enorme sorprendiendo con distintos papeles de varios registros. La propia Cortés dirige con amplitud de perspectivas estableciendo diferentes territorios en los diálogos y penetración psicológica con un ambiente oscuro como la mente inconformista de la protagonista.

Arantxa Cortés es aire fresco para nuestra escena. Merece la pena apostar por esta joven, nacida para escribir, actuar y dirigir con mucho talento.