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Al editor del sello valenciano Pre-Textos, Manuel Borrás, hablar de Sorolla no sólo le permite diseccionar el arte del genial pintor valenciano sino que le hace evocar recuerdos familiares e historias del pasado. Por ello, y él mismo lo confiesa, pedirle que seleccione una sola obra del artista hace que se encuentre «en una encrucijada».
Pero, y aunque confiesa que admira los autorretratos del propio Sorolla, se queda con el que está fechado en el año 1904. «Es uno de sus autorretratos más modernos y austeros», señala. «Yo elegiría cualquiera de sus autorretratos por la cantidad de vívida verdad que reflejan. Para mí son los mejores testimonios de una vida cumplida en su pasión por la pintura», cuenta el editor, quien describe lo que le evocan. «En Sorolla y más en esos cuadros no hay nada detenido, todo fluye, incluso la vida cuando se sabe que ya está en retirada. A mí me emocionan especialmente. Pero también podría decantarme por cualquiera de sus tablillas, y cuando digo cualquiera es cualquiera. Esos maravillosos trabajos de campo en los que no media más pretensión que la de capturar un paisaje, por ejemplo de Jávea, o una simple escena de gozoso ocio en una playa», asegura.
Cuando habla del artista valenciano y de ese autorretrato que se conserva en el Museo Sorolla de Madrid, no puede evitar trasladar al pintor a la historia de su propia familia. «Para mí, aparte de haber sido amigo de mi abuelo y de ser uno de mis más distinguidos paisanos, fue un titán de la pintura. No se rindió incluso se sabía condenado a fracasar en un cuadro. Esa tenacidad ciclópea me admira», señala el editor valenciano.
Manuel Borrás: Responsable de la editorial valenciana Pre-Textos. El sello fue fundado en 1976 por el propio Borrás junto con Manuel Ramírez Giménez y Silvia Pratdesaba. En 1997 obtuvo el Premio Nacional a la labor editorial.
Para Borrás, es complicado verse en el brete de sólo elegir un lienzo del maestro de la luz porque su obra es «extensamente excelente». «Es como si me hiciesen escoger un solo poema de Juan Ramón Jiménez. Aunque por cierto, también podría elegir el retrato que le hizo nuestro pintor como uno de mis favoritos», pone de relieve el responsable de Pre-Textos.
Al final, insiste en quedarse con ese cuadro de 1904 en el que Sorolla se autorretrata. Lo hace, según la información del Museo del pintor en Madrid, «en el interior de su estudio». «Mira al espectador con gesto inquisitivo y penetrante, tomando como referencia el autorretrato de Velázquez en Las Meninas, en el que tanto se inspira y al que remiten varios recursos presentes en esta obra», describen desde la institución.
La documentación de la obra del pintor valenciano pone de relieve «la profundidad espacial que existe tras la figura, alcanzada por Joaquín Sorolla con una composición muy estudiada, sin apenas otras referencias espaciales que los lienzos apoyados en las paredes». «Con ellos el artista se reivindica a sí mismo como pintor, con el aplomo y seguridad que le brinda la etapa de madurez y triunfo que está experimentando en su carrera en este momento», dicen los expertos de la pieza que ha elegido Manuel Borrás.
Y aún, desde la pinacoteca madrileña, dan más datos para desvelar los secretos del cuadro: «a presencia de un lienzo vacío a la derecha de la composición constituye, probablemente, un homenaje más Las Meninas y al oficio de pintor». «Siguiendo esta línea de inspiración, Sorolla recurre aquí al colorido oscuro de la tradición del Siglo de Oro, sobrio pero brillante allí donde interesa resaltar algo, como la cabeza o el cuello de la camisa que la enmarca», cuentan de una obra que, como destaca Manuel Borrás, «en la que todo fluye».
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Patricia Cabezuelo | Valencia
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