La exposición de Antonio López en Bancaja, el último trabajo de Tomás Llorens como comisario.

La exposición de Antonio López, el último trabajo de Tomás Llorens

El comisario se mostró muy crítico con la gestión de la Conselleria de Cultura, que «no comprende que un museo no es un servicio ordinario de la administración«

Carmen Velasco

Valencia

Jueves, 10 de junio 2021, 12:07

Exposición que tocaba Tomás Llorens, exposición que brillaba por su prestigio. Su último trabajo en Valencia fue la exposición del año pandémico. En 2020, la muestra que registró colas de visitantes fue la que Llorens comisarió junto a su hijo Boye Llorens. La retrospectiva de Antonio López en Bancaja sirvió para embelesar a miles de visitantes y también para corroborar el trabajo bien hecho del curator.

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Llorens se distinguió por su buen hacer desde el principio. No es fácil marcar las líneas de una nuevo museo y él lo hizo con el IVAM, sobre todo, fue artífice de la recuperación de la colección de Julio González, que fue el germen del proyecto del IVAM, para explicar la influencia del escultor catalán en las vanguardias y el arte contemporáneo del siglo XX.

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Y no se calló respecto a la «gestión errática» del San Pío V tras la sucesión de directores (José Ignacio Casar Pinazo, Margarita Vila y Carlos Reyero). ¿Por qué no despega el Bellas Artes? «Porque la Conselleria de Cultura no quiere», dijo en julio de 2020 en LAS PROVINCIAS. «Para que funcione un museo del carácter y volumen de San Pío V se necesita autonomía jurídica y política. La conselleria no está dispuesta a dar ninguna de las dos».

Los museos que funcionan en España lo hacen, explicó entonces el experto, porque son instituciones independientes «como el Reina Sofía o el Prado, que se rigen por una ley propia, o bien, el Thyssen-Bornemisza y el Bellas Artes de Bilbao, que son fundaciones. Son instituciones que generan ingresos y tienen una actividad proyectada sobre la sociedad. No es el caso del San Pío V»

Llorens se mostró muy crítico con la gestión a cargo de la Conselleria de Cultura, que «no comprende que un museo no es un servicio ordinario de la administración. Si el conseller nombra a un director que no puede hacer nada, el nombramiento no sirve para nada por muy prestigioso que sea el responsable». «A Reyero no le dejaban hacer nada», apostilla.

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«Sin profesionales autónomos e independientes, sin una plantilla suficiente, el San Pío V no renacerá», argumenta Tomás Llorens. La subordinación de la dirección del Bellas Artes de Valencia a la Conselleria de Cultura estaba, a juicio de Llorens, detrás de la marcha de Reyero, quien aludió en su despedida problemas de salud.

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