El autor y creador teatral emergente Tomás Verdú presenta nueva obra: 'Parchís'.la pieza, que se representará del 6 al 22 de octubre en Teatro Círculo de Benimaclet aparte de una experiencia familiar de Verdú para plantear al espectador una reflexión en torno a la competitividad en la sociedad actual. El autor habla con LAS PROVINCIAS de su nuevo proyecto y también ofrece su punto de vista sobre la situación de la escena en la Comunitat Valenciana, donde asegura que los programadores «apuestan más por un teatro para contentar al público que para hacerle pensar».
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–¿Dónde encuentra su inspiración, cómo surge la obra 'Parchís'?
–Parte de una experiencia de pequeño en la que de alguna manera anticipo la competitividad de la sociedad actual. Lo asocio a las partidas de parchís con mi abuela. Es un juego que me parece aburrido e insípido, pero aun así hacía que yo quisiera competir y ganarle a cualquier precio.
–¿Jugabas mucho con tu abuela?
–Bastante. Echaba las tardes en casa de mis abuelos desde los seis a los doce años. Llegaba de clase, hacía los deberes, merendaba y allí no tenía 'Play' ni móvil, tampoco los libros de mi casa. Había películas de vaqueros con mi abuelo y parchís con ella.
–¿Aprendiste mucho con ella?
–Muchísimo. Aprendí a cuidar a pesar de no recibir nada a cambio. Hemos llegado a un punto en el ámbito social de que pensamos yo hago algo por tí porque sé que me llevo algo a cambio, pero aquí había algo de amor incondicional. Tal vez lo suyo era excesivo. Tengo la sensación de que mi abuela era por y para sus hijos y nietos. Mi abuela estaba encantada jugando conmigo cinco o seis horas, incluso me quería ganar.
–¿Adónde te lleva la asociación de esa experiencia familiar en 'Parchís'?
–La obra se sitúa en la historia de un niño que percibe que hay competitividad, gran interés en llegar a lo más alto y cómo esto se traslada a la madurez. La obra aborda el paso desde que somos pequeños a adultos, cuando alcanzamos la independencia o emancipación si es que ésta existe en estos momentos por el tema del aumento de los alquileres, todo sube menos los sueldos.
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–¿La competitividad siempre es negativa?
–No, no, para nada. Lo negativo son los extremos. Una cosa es ser competitivo contigo mismo marcándote unos objetivos o incluso querer ser ambicioso para llegar hasta un punto. Pero tengo la sensación de que en muchos casos parece que se deban pisar cabezas para llegar a cierto lugar –no quiero dejar títere con cabeza– y es entonces cuando surge lo del concepto arribista.
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–He leído que en esta obra das importancia al texto, y también a todo lo demás, ¿consideras que en el teatro de hoy se da mucha relevancia al espectáculo y poca al texto?
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–El teatro contemporáneo, español e internacional, se está apostando más por la imagen, por transmitir sensaciones a raíz de la imagen y el espectador atas cabos. Es como una exposición de arte plástico, donde hay cuadros diferentes que giran alrededor de un tema. 'Parchís', es bastante híbrida, se apoya en el texto, pero tiene mucha relevancia la imagen escénica. También hay teatro contemporáneo que no considera el texto. Pero es verdad que por el hecho de situarnos en un espacio donde no se cuenta una historia, sino que se narran unos cuantos cuadros, estamos más alejados del teatro convencional, ni mejor ni peor.
–¿Te sientes actor, dramaturgo o director?
–Antes estaban muy diferenciadas las figuras del actor, director, autor. Pero ahora por necesidad, tanto económica como escénica, parece que todo se junta. Bueno, yo me digo, soy creador escénico porque dirijo , creo mis textos, y hago la dramaturgia. Además, como no parto de un texto cerrado, también hago gestión de creación con los intérpretes. De esta manera parte de la dramaturgia, aunque yo tenga un esquema, siempre hay cosas que cambian. Entonces también hablo de intérpretes creadores con los que trabajo, ellos me dan material que utilizo para acabar de componer la dramaturgia. De esta manera, ¿qué soy, en qué me identifico más? Pues sinceramente en la figura de director creador. Para mí es más relevante trasladar, compartir las inquietudes que tengo en la cabeza que estar ejecutando y eso que como actor disfruto muchísimo y he aprendido a cómo hacer las cosas.
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–¿Cómo ves la situación del teatro en la Comunitat Valenciana, hay suficiente oferta?
–Cuando eres emergente, la historia es compleja. Muchos trabajan con distribuidoras y eso facilita las cosas a una compañía que está empezando. En el panorama escénico valenciano algunos programadores no apuestan por un tipo de teatro contemporáneo. Se apuesta más por un teatro para contentar al público que para hacerle pensar. Esto es importante porque el trabajo del programador, además de programar, debe enseñar al espectador el abanico de posibilidades que existen.
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