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B. S.
Lunes, 10 de mayo 2021, 14:46
Con un traje rosa, en una habitación pequeña con las paredes de blanco. Esa es la imagen de Rocío Carrasco entrega tras entrega en el documental que sigue manteniendo en vilo a buena parte del país. La hija de Rocío Jurado ha dedicido romper su silencio y volver a situarse en el foco mediático tras 25 años apartada de las cámaras. Pero ese proceso no ha sido fácil.
Detrás de sus duras confesiones, se esconden más de diez horas de grabación diarias, con solo un parón para comer. Un trabajo que comenzó a principios de febrero y que todo el equipo se ha tomado muy en serio. Relatar toda una vida no es una tarea sencilla y, menos, la de una familia tan polémica como es la de los Carrasco y los Flores.
El equipo encargado del documental estaba formado por 28 personas que afirman que trabajar con Rocío Carrasco «ha sido algo muy grato». La grabación se desarrolló en un espacio de lo más secreto y aislado. A modo de búnker, la protagonista y el reducido equipo tuvieron que trabajar en un bajo situado en Madrid, para mantener la privacidad.
Fidel Albiac, la pareja de Rocío, viajaba cada día de la grabación con ella pero permanecía en todo momento fuera de las instalaciones para no interferir en el relato de Rocío Carrasco. Era frecuente que el propio Fidel se encargase de llevar la comida para Rocío y los miembros del equipo.
No obstante, sí que tuvo que intervenir en una de las grabaciones. En concreto, la que corresponde a uno de los últimos episodios, en los que Carrasco ha relatado cómo fue la presunta agresión que sufrió por parte de su hija, Rocío Flores y que supuso el inicio de su distanciamieno.
Rocío Carrasco sufrió dos cuadros de ansiedad durante la grabación de la serie, «unas crisis que llegan a poner en peligro la grabación», confiesa el equipo del documental.
«Revivir la violenta agresión de su hija y los hechos posteriores impactó emocionalmente a Rocío Carrasco hasta tal punto que comienza a faltarle la respiración. El equipo del programa cuenta que se asustó y decidió parar la grabación porque Rocío estaba sufriendo una crisis de ansiedad.
En este momento, Fidel Albiac entró en el estudio de grabación y descubrió que su mujer estaba sufriendo un ataque de ansiedad: «La cara de Fidel está desencajada y se pone nervioso al ver lo que está sucediendo, con su ayuda, Rocío Carrasco se tranquiliza y consigue recuperar la normalidad poco a poco». La dirección del programa habló con Rocío y le propuso continuar con la grabación otro día al ser un tema tan delicado, pero Rocío se recompuso y pidió seguir grabando.
El ya icónco traje fucsia que luce Rocío Carrasco en cada capítulo tiene un significado. El color no ha sido elegido al azar sino pensado por el equipo de la serie, que quiso demosrar con este tono una actitud de alegría y superación.
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