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Es bastante probable que la noche del lunes muchos espectadores que acudieron a TVE para ver la nueva temporada de 'Masterchef Celebrity' -que tiene este curso como principales concursantes a, entre otros, Cristina Cifuentes, Francis Lorenzo o Pitingo- no entendieran absolutamente nada de lo que estaba sucediendo en la cadena pública. ¿Pero quién es esta gente y qué ha tomado? Puntuales, a las 21.40 horas, Broncano y compañía se asomaban a su nueva casa para hacer lo de siempre. Literalmente lo de siempre. Lo que llevan años haciendo en las madrugadas de Movistar y ahora han trasladado a una nueva franja horaria. Y no será porque no lo habían avisado. Era eso lo que ellos habían asegurado que harían y también lo que repitió el canal que los acoge ahora. Pero el resto del mundo nos resistíamos a creer que iban a replicar ese tono gamberro e irreverente que les ha hecho tan populares en los últimos tiempos. Nos equivocamos completamente.
Lo hicieron. El carismático presentador junto a sus sospechosos habituales -Ricardo Castella, Grison, Jorge Ponce y Lalachus- acudieron a su cita sin cambiar ni un ápice su estilo ni sus bromas recurrentes, sin temas tabú aparentes. Hubo chistes sexuales, mofas a costa del rey emérito y, por supuesto, referencias a Pedro Sánchez y a todo lo que se ha escrito y dicho a costa de su fichaje en TVE. Quizá no sorprendió tanto el qué, sino el cómo. 'La revuelta' es tan absurda y anárquica como era 'La resistencia': el público se dedica a insultar al presentador que toca el bombo como si no hubiese un mañana, un espectador se sienta en un bidé mientras otro coge el micrófono para pedir que le regalen una nevera, y sobre el escenario encontramos una serie de objetos y herramientas extravagantes con los que interactúan los colaboradores.
A los fieles de Broncano no hacía falta explicarles nada. Ellos están acostumbrados a esos gags y a esos códigos, los que estarían más desubicados son los que llegaban nuevos a la cita, teniendo en cuenta que ahora forman parte de una cadena con un público más variado. Marineros, soldados, solteros, casados, amantes, andantes y alguno que otro cura despistao. Para todos esos recién llegados no hubo explicación alguna. El equipo ha optado por el punto y seguido. Da por supuesto que sus formas y su lenguaje son ya sobradamente conocidos y actúan como si la que ha empezado fuese una temporada más del programa anterior. Esto tiene sus pros y sus contras. Como la fórmula está tan rodada no necesita de ensayos para encontrar su ritmo y sus señas distintivas. Eso ya está asentado y los guionistas se mueven con soltura por esos lares. Ahora bien, que el campo de juego esté tan acotado puede echar atrás a los que no estén acostumbrados ni con esa manera de hacer humor ni con esos guiños que desconocen. Y eso es un problema porque les puede hacer sentirse excluidos.
La edad media de los espectadores de la televisión generalista en España es de 58 años, según datos de la empresa Kantar Media -la que mide las audiencias en nuestro país-, que especifica además que en la última década el televidente tipo ha pasado de tener 48 a 57 años. ¿Están en esa franja los seguidores de Broncano? No. Son bastantes más jóvenes. De hecho, muchos de ellos ni siquiera lo ven por la televisión tradicional y se conocen al dedillo sus entrevistas y chistes de toparse con ellos por redes sociales o en youtube. ¿Se obrará el milagro? ¿Acudirá este tipo público a TVE para arropar a su ídolo? ¿Convencerá este show tan particular a un público más convencional y menos entregado? Eso es lo que falta por ver. Aunque a priori pinta difícil.
'La revuelta' fue honesta consigo misma. No traicionó el espíritu ni las inquietudes que en los cursos anteriores mantuvo 'La resistencia'. De hecho recuperó tintes de sus inicios, cuando se empeñaba en otorgar visibilidad a rostros a los que la televisión estelar no suele prestar atención. Y eso es digno de aplaudir. Si para algo sirvió el primer programa fue para realizar una declaración de intenciones. Y esto se manifestó sobre todo en la elección del primer invitado que no trascendió hasta el último momento. Mientras 'El Hormiguero' de Pablo Motos había tirado la casa por la ventana para hacer frente a la competencia y había convocado nada menos que a Victoria de Marichalar, sobrina del rey Felipe VI, Broncano sentó en su sillón a Aitor Francesena, surfista ciego campeón del mundo. La primera es célebre hasta en los lugares más recónditos de nuestro país por su monárquico apellido. El segundo es un perfecto desconocido con una historia extraordinaria detrás y digna de ser contada. Un invitado propio de una tele pública, por otra parte, aunque no creo que ese fuese el criterio a la hora de elegir a este personaje. 'La resistencia' siempre ha escarbado en los márgenes para buscar a muchos de sus convidados, con resultados destacables.
La otra noche dos Españas se manifestaban en la televisión. Por un lado Victoria Federica se dedicaba a hablar de sus vacaciones y de su gusto por la fideuà y Francesena describía con humor cómo ha destacado en su deporte pese a las dificultades físicas. Estas dos maneras de entender la televisión permiten atisbar que es posible la pervivencia de ambos espacios, a pesar de que se haya pintado una guerra encarnizada entre los dos. Falta que cuenten con un apoyo suficientemente amplio como para continuar. En el caso de Motos es indudable. Lleva 19 temporadas y sus resultados siguen siendo estupendos. Lo de Broncano está por ver. Ahora las cartas, eso sí, ya están puestas sobre la mesa. Y los clínex y el papel higiénico en el caso de la exestrella de Movistar.
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