Así ha seducido L'Albufera a la televisión

«Chúpate esa Calatrava», grita eufórica en el primer capítulo de 'El embarcadero' la protagonista, junto a su compañera de trabajo, ambas arquitectas, después de haber logrado la venta de un rascacielos. No es para menos teniendo en cuenta que el montante de la operación asciende a 311 millones de euros. La mención al arquitecto valenciano resulta curiosa, ya que la transacción se ha realizado en el museo de las Ciencias de Valencia, que lo mismo sirve como decorado futurista (para la película 'Tomorrow') que como localización para alcanzar acuerdos administrativos. Es así de versátil y las cámaras lo saben. No piensen mal, tal vez sea una casualidad y el apellido que mentan estos personajes sea el de otro profesional con el que competían a la hora de cerrar el negocio o vete tú a saber quién es. Es lo que tienen los primeros episodios de una serie, que abren interrogantes, que sueltan frases que sin el contexto suficiente no se entienden, que presentan personajes que no sabemos bien de dónde salen ni a dónde van...

Es lo que hace 'El embarcadero', el nuevo título de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, creadores españoles de moda después de causar furor en medio mundo con 'La casa de papel' y ganar incluso un Emmy. Producida en colaboración con Atresmedia Studios y Vancouver Media, su primera temporada, de ocho capítulos, se podrá ver en Movistar a partir del 18 de enero. Los protagonistas en teoría son Álvaro Morte, Verónica Sánchez e Irene Arcos, que forman un curioso triángulo amoroso que se destapa tras el supuesto suicidio de él, cuando se descubre que el hombre llevaba una doble vida. Y digo en teoría porque hay un protagonista mucho más presente a lo largo de la trama en el capítulo de presentación y que promete tener un peso específico en toda la producción: el Parque Nacional de la Albufera. Allí aparece el cuerpo sin vida de Óscar, allí disfrutó de una historia paralela a su matrimonio, hasta allí se acercará su mujer para entender el comportamiento de la persona con la que ha convivido y a la que, obviamente, no conocía del todo.

Ya lo advirtieron durante el rodaje. «Es una serie paisajística, con naturaleza», aseguraba Pina, deslumbrado por el enclave valenciano. Y en la primera entrega se da fe de ello. L'Albufera permanece de fondo como símbolo de libertad (cuando vemos las imágenes de Óscar y Verónica viviendo su amor) o como un gran laberinto que hay que atravesar para descubrir la verdad (así lo hace Alejandra tras la muerte de su pareja). El Palmar y la playa del Saler también se asoman en un episodio que plantea más dudas que certezas, que funciona bien como 'thriller' y que destaca por su calidad artística, esa luz deslumbrante que seguramente habrá defendido el director de arte de esta producción, el valenciano Abdón Alcañiz. 'El embarcadero' no pretende revolucionar con una propuesta rompedora, pero sí promete un misterio que bien llevado mantendrá el interés de los espectadores durante al menos ocho capítulos (hay prevista una segunda tanda con ocho episodios más).

Tendrán que aguardar para descubrir qué ha sucedido con este trío que se rompe tras la muerte en extrañas circunstancias del hombre. Aparentemente se ha suicidado en su coche, pero algunos detalles previos a su fallecimiento hacen sospechar que él no tenía intención de quitarse la vida. Un ejemplo es la conversación que pocas horas antes de su final mantuvo con su mujer, Alejandra, la arquitecta que ha cerrado un negocio de órdago, y a la que pidió que fuesen padres. A esta le tocará ahora despejar estas incógnitas y enfrentarse a realidades que le ha ocultado su marido durante ocho años, mientras mantenía una doble vida.

En contraste con la paradisiaca Albufera nos topamos con otros emplazamientos de la Valencia urbana, la Ciudad de las Ciencias y el puente de l'Assut de l'Or, una dualidad que tiene mucho que ver con lo que pretende contar esta serie, con esas dos caras que ocultamos todos, que en ocasiones son muy diferentes entre sí y que nos hacen comportarnos de manera distinta según en qué contexto nos movamos.

Habría que retroceder hasta finales de los años 70 para encontrarnos con una serie de televisión en la que este Parque Natural tuviese gran notoriedad, era la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez 'Cañas y barro', que eligió como escenario los campos de arroz valencianos. También en aquella un amor prohibido, el de Tonet y Neleta, ponía en jaque al resto de personajes, que escondían sus secretos y frustraciones en una Albufera igual de bella pero más sombría. 'El embarcadero' llega 40 años después con la intención -por qué no- de causar tanta sensación como aquella otra y sobre todo de explotar las posibilidades de una localización de moda (también el filme 'El desentierro' se ha rodado allí) que ha marcado la última producción de Atresmedia.