«Un local de comida casera que parece no estar gobernado por nadie, en el que los enormes retrasos ponen en peligro cada servicio, donde las cocineras son incontrolables, las cucarachas conviven con fogones y clientes, tienen como huésped a una rata que visita frecuentemente el almacén y cuyo ambiente se torna en muchos servicios irrespirable». Este es el panorama que pinta La Sexta para promocionar el programa 'Pesadilla en la cocina' de este 8 de octubre, que visita el restaurante 'El Sitio', en Huelva. El dueño del local describe sin embargo la situación que se encontró Chicote al llegar y la que vive ahora 'El Sitio', con llenos los fines de semana y una carta con platos que entran por los ojos.
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El programa se grabó el 10 de marzo de 2024, después de que Eli, cocinera y pareja de José Antonio, el dueño de 'El sitio', llamara para que acudieran allí. Seis meses después el local sigue abierto y con buen ambiente, aunque el recuerdo que tiene el propietario del paso de Chicote por su cocina no es memorable.
José Antonio defiende que 'El Sitio' se hace «una cocina muy buena. Elisabeth guisó mucho con su abuela y hace una comida de fundamento. Un lomo lo hace cualquiera, pero aquí se cocina buena carrillera, con todo su guiso», sostiene. En 'El Sitio' se ofrece una «espectacular carta», con parrilladas, ventresca de atún, patatas a la importancia con chipirones y gambas, solomillo al chimichurri con higos y puré de patatas con apionabo o brochetas de secreto con picadas de aceitunas sobre humus, entre muchos otros platos.
«La cocina es muy buena y si comes bien repites. Los clientes vuelven por eso, no por Chicote», explica José Antonio, que guarda un mal recuerdo de la visita del chef por diferentes motivos aunque confiesa que «la clientela ha subido los fines de semana. Entre semana no es para tirar cochetes, pero el fin de semana no tengo sitio».
Tras la grabación del programa y la reforma que hicieron 'El sitio' creó un nuevo perfil en Instagram donde muestra sus platos y el estado en el que quedó el local. «El salón lo dejaron muy bien, quedó muy bonito. la cocina y la barra no la tocaron. Trajeron unas ollas».
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Sin embargo, no puede olvidar que «la plantilla lo pasó mal. Estaban llorando por la impotencia, y no paraban de decir 'me voy, me voy'». José Antonio desvela que «la grabación fue mal. Esto es un guion, no es lo que pasa en la realidad. Después del servicio nos sentaban uno a uno, teníamos que decir palabras fuertes», recuerda el dueño. «Te podían llevar hasta tres horas grabando y hasta que no saliera la frase que ellos tenían en el guion no te soltaban. Iban buscándote, y yo soy más pacífico, no estoy acostumbrado. Y si no llegas a ese nivel, no vale», subraya.
Sin embargo, José Antonio intenta quedarse «con lo bueno» y olvidar todo lo que aparece en el programa, en el que se muestra un panorama desolador, con «trabajadores mal coordinados, una jefa desbordada, un dueño ansioso por jubilarse y la esporádica visita de ratas en el almacén».
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