Jordi Sánchez, Antonio Recio en 'La que se avecina', recuerda «sueños horribles» durante los 24 días que estuvo en coma inducido por el coronavirus

Antonio Recio es uno de los personajes más carismático de la serie de 'La que se avecina', uno de los personajes principales y esenciales en cualquiera de las tramas. Con su «delfín», con Coque o con su esposa. Las aventuras de Antonio Recio bien valdrían una futura serie, spin-off. Detrás de este personaje se encuentra Jordi Sánchez, actor que ha protagonizado decenas y decenas de películas. El catalán ha sido noticia por haber tenido coronavirus y estar 24 días en coma inducido dado el estado grave de salud que presentaba. Hasta en los Goya se le recordó.

Semanas después de salir del hospital, él mismo lo anunció a través de sus redes sociales, ha concedido una entrevista en la que da todo tipo de detalles de cómo se contagió de coronavirus y las vivencias hospitalarias. Tuvo «sueños horribles« durante esos 24 días y reconoce que lloró cuando preguntó después a los sanitarios si lo que había soñado »era verdad«. »Hasta el tercer día no me atreví a preguntar«, señala.

Jordi Sánchez cuenta en Catalunya Radio que su contagió no fue el único, ya que otras «cinco o seis personas« cercanas dieron después positivo. »Nos ponían el palito por la nariz y nos miraban con lupa, pero hay un momento en el que tienes que trabajar sin mascarilla. Cuando te la quitan no sabes si la persona que tienes delante está contagiada o no«, indica.

A partir de ahí empezó el calvario de Jordi. Reconoce que «al principio es como una gripe», pero que no terminaba de encontrarse bien. La fiebre no fue motivo de alerta ya que señala que no tuvo «mucha». Dada la evolución que tuvo el Covid-19 los médicos precisaron que era necesario su ingreso y así comenzaban los 24 días de coma inducido por la neumonía que le provocó el coronavirus.

El actor que da vida a Antonio Recio en 'La que se avecina' recuerda que e tuvo «sueños horribles«, entre los que se encontraba que su hijo había fallecido. »Hasta el tercer día no me atreví a preguntar si lo que había soñado era verdad. Luego me dijeron que no y me puse a llorar. Viví en un mundo paralelo durante 24 días«, admite sin tapujos.

El despertar fue duro ya que ha recordado que «no podía ni caminar ni hacer nada, ni siquiera escribir«, aunque la recuperación empezó pronto: »A los dos días ya escribía y a los cuatro caminaba«. Los médicos le confirmaron que los »sueños horribles« estaban provocados por la medicación administrada, por eso llegaron al punto de ser »alucinaciones«.

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