

Secciones
Servicios
Destacamos
En vísperas del Día Internacional de los Museos, que se celebra cada 18 de mayo, nunca está de más evaluar el nivel de cumplimiento de la política cultural con las pinacotecas de referencia. El Museo de Bellas Artes de Valencia es una de ellas. El centro artístico, cuyas visitas se han disparado en los últimos meses, tiene carencias históricas, de las que no se solucionan de un día para otro sino que necesitan años y, sobre todo, voluntad política.
El periodo electoral no es el mejor contexto para anunciar medidas porque se corre el riesgo de quedarse envueltas en papel de promesa de partido, de esas que se lleva el viento. El viernes 12 de mayo el ministro de Cultura, Miquel Iceta, anunció en un acto del PSPV, celebrado en Bombas Gens, que a final de año se licitaría la reordenación y el embellecimiento del entorno del Bellas Artes de Valencia, una actuación que requiere una inversión de 2,8 millones de euros. De cumplirse la medida sería una buena noticia para la pinacoteca que dirige Pablo González Tornel. De no materializarse, sería una promesa más incumplida.
El Bellas Artes de Valencia, lamentablemente, tiene experiencia en ser sujeto y escenario de algunos anuncios que caen en saco roto. El último despropósito lo protagoniza la Conselleria de Cultura, en manos de Raquel Tamarit, concretamente la dirección de Patrimonio y Cultura, que gestiona Carmen Amoraga, de la que depende el museo. La incoherencia tiene como protagonista una obra maestra de Paolo de San Leocadio. En 2021, los presupuestos participativos de la Generalitat incluyeron, a propuesta de la asociación Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia, la adquisición de 'Cristo Portacruz', de Paolo de San Leocadio. El coste de la compra se cifra en 275.000 euros. El voto popular avaló la iniciativa y la operación, con cargo a los presupuestos autonómicos de 2022, pasó el dictamen de Abogacía e Intervención de la Generalitat, según ha podido saber LAS PROVINCIAS. ¿Entonces? La tabla renacentista no ha sido adquirida.
¿Por qué es importante la compra? Primero por una cuestión de respeto a las normas (se aprobó en los presupuestos participativos, contó con el favor del voto popular y pasó los preceptivos dictámenes de la Generalitat); y segundo, por la importancia de la pieza. Se trata de una pintura de Paolo de San Leocadio, que es autor junto a Francisco Pagano de las pinturas renacentistas de los Ángeles del ábside de la Catedral de Valencia. Según los expertos, la vinculación de San Leocadio con la familia Borja parece que puede ser un punto de inflexión en la pieza del 'Cristo Portacruz', puesto que las fotos más antiguas de la pieza lo vinculan a la colegiata de Gandia y al importante mecenazgo de los Borja«.
Noticia Relacionada
Los especialistas señalan que la tabla es «una de las mejores muestras del quehacer pictórico clasita del reggiano y, a la vez, muestra los nexos con la religiosidad y práctica devocional del territorio valenciano». Además, el Prado conserva del pintor italiano 'La Virgen del Caballero de Montesa'.
La pieza 'Cristo portacruz', según las mismas fuentes, presenta un perfecto estado de conservación. La capa pictórica, la intensidad de los colores, el barniz, o incluso espacios que pueden deteriorarse más fácilmente como las esquinas o bordes, presentan un inmejorable estado de preservación. ¿Por qué interesa al San Pío V? El museo valenciano sólo posee una obra del pintor reggiano y su presencia permite comprender la repetición de este modelo por pintores posteriores como Fernando de Llano, Juan de Victoria o Joan de Joanes.
Las obras bien atribuidas a Paolo de San Leocadio, pintor italiano afincado en Valencia a partir de 1472, son muy escasas y la única actualmente en venta es 'Oración en el huerto', que la Galería Bernat ofrece por 600.000 euros.
Este incumplimiento se suma a otros que desde hace años soporta la llamada segunda (por sus fondos pictóricos) pinacoteca nacional. Hay tres reivindicaciones históricas que, de momento, no se han solucionado. La falta de personal cualificado es evidente. Desde septiembre de 2020, en el departamento de Restauración del Bellas Artes sólo figura una técnica. La directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, anunció en febrero de 2019 el compromiso de convocar tres plazas en la Oferta Pública de Empleo para un puesto de jefe de departamento de restauración, una de técnico de restauración de pintura y otra de escultura. De momento no se ha materializado tal medida.
La autonomía del San Pío V es otro de los deberes que se deberá afrontar la próxima legislatura. Desde el departamento de la avenida Campanar se han barajado varias figuras (consorcio, fundación, ente autónomo administrativo) e incluso una ley propia. Nada se ha desarrollado.
Más. El plan museográfico (el nuevo recorrido expositivo) del museo es otra cuestión pendiente. La Conselleria de Cultura lo anunció para 2020, pero tres años después nada.
Tanto para la autonomía del Bellas Artes, donde no se ha reabierto el restaurante ni la librería, como para el plan museográfico es vital el trabajo conjunto del Ministerio y la Conselleria de Cultura.
A favor del Bellas Artes resultó la donación de la colección Gerstenmaier y la adquisición del fondo artístico de la familia Lladró. La primera fue una gestión de la dirección del museo y la segunda contó con la colaboración de Presidencia de la Generalitat.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.