El Centro del Carmen ha cambiado de director, pasando a tener un gerente y en busca de un responsable artístico. JESÚS SIGNES
Cambios

La Valencia cultural que fue y no será

Gobiernos de todo signo han dejado caer en la última década entidades como la sala La Gallera, el Escalante, el Círculo de Bellas Artes o Bombas Gens

Noelia Camacho

Valencia

Domingo, 21 de enero 2024, 01:15

Hay una Valencia cultural que ya no es ni será. Que lo fue, pero que no volverá. Porque si algo sabe esta ciudad es de cambios. Sobre todo, aparejados, precisamente, a los movimientos políticos. En apenas una década, el mapa cultural no es el ... mismo. Si no, que se lo digan al Centro del Carmen (dependiente del Consorcio de Museos). Hace tres meses, no era el mismo que ahora es. Se quedó sin director tras el cese por «mala gestión» de José Luis Pérez Pont. La Conselleria de Cultura prescindió del titular y dejó el espacio descabezado. Ahora ha encontrado gerente, pero sigue sin un director artístico al que hallará a través de un concurso público. ¿Cómo será el 'nuevo' Centro del Carmen? ¿Se parecerá en algo a lo que el museo ha sido en los últimos siete años? Se desconoce la respuesta. ¿Seguirá siendo un espacio de referencia, sobre todo para los más jóvenes? ¿O virará a lo que era en la etapa del PP antes del vuelco electoral de 2015? De nuevo, muchos interrogantes.

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Eso es marca de Valencia. Los proyectos no cuajan del todo, no terminan de despegar y cada gestor público, elegido por los políticos o por concursos públicos tutelados por los políticos, quiere imprimir su huella. De ahí que, por ejemplo, Cultura no sólo haya variado el rumbo del Centro del Carmen. Va a hacer lo propio con el Institut Valencià de Cultura (IVC). El departamento del vicepresidente Vicente Barrera (Vox) decidió, en una de sus primeras medidas, fulminar a los tres directores adjuntos del IVC –el de Artes Escénicas, Roberto García; la de Música y Cultura Popular, Marga Landete; y el de Audiovisual y Cinematografía, Francesc Felipe–. Mantiene al director general, Abel Guarinos, aunque no se sabe por cuánto tiempo. Pero en esta nueva hoja de ruta para el ente y las instituciones que están bajo su amparo, ya se ha anunciado que se acaba con las tres galas de premios valencianos correspondientes a estas áreas y se ha deslizado que el teatro Principal volverá a orientarse a una cartelera más clásica.

El conseller Barrera ha descabezado el Centro del Carmen y ha cesado a los tres directores adjuntos del Institut de Cultura

Los cambios, de nuevo, no son sólo propiedad de una parte. Si viajamos en el tiempo, a esa Valencia que fue y ya no es, vemos como el anterior gobierno autonómico, el del Botánico que unió al PSPV y a Compromís, también imprimió un sello cultural que dejó por el camino a entidades como el Círculo de Bellas Artes, el teatro Escalante o la Gallera.

Con el gobierno del botánico

La centenaria institución que desapareció

CÍRCULO DE BELLAS ARTES

La centenaria institución que desapareció

Fue quizás uno de los abandonos a su suerte de una institución cultural más flagrante de la pasada legislatura. La desaparición del Círculo de Bellas Artes de Valencia, una centenaria institución nacida en 1894 y que había sido el hogar de artistas como Sorolla, Benlliure o Pinazo, marcó un antes y un después en la vida artística de la ciudad. Una deuda que pesaba como una losa sobre la institución, a la que se sumó la reclamación de una subvención pública, fue la puntilla que llevó al Círculo a declararse en bancarrota y, por tanto, entrar en un concurso de acreedores. Para saldar cuentas, sus obras salieron a subasta y la Conselleria de Cultura, en manos entonces del conseller Vicent Marzà, de Compromís, y de Carmen Amoraga (PSPV) como directora general de Cultura y Patrimonio, sólo ejercieron el derecho de tanteo de estas piezas, cuyo importe sirvió para finiquitar la deuda. Pero el Círculo de Bellas Artes se dejó morir sin ningún apoyo institucional. Aunque lo intentó todo, desde cambiarse de sede a hacer un llamamiento en busca de socios que garantizasen su supervivencia, nada sirvió para que continuara siendo referencia artística de la ciudad. El abandono fue tan efectivo que de él sólo queda el recuerdo y el letrero de la calle Maldonado que anuncia que en esa dirección se ubicó la última sede del extinto Círculo.

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Un templo teatral que bajó el telón y sobrevive sin sede

ESCALANTE

Un templo teatral que bajó el telón y sobrevive sin sede

Si bien es cierto que el teatro Escalante depende de la Diputación de Valencia, en esa ciudad que ya no existe, los gestores públicos de las dos anteriores legislatura, de PSPV, EU y Compromís, no movieron ni un dedo para que el proyecto teatral se quedara en su sede, en su escenario, en ese palacete de la calle Landerer que había sido testigo de tres décadas de teatro infantil, que había sembrado la semilla de las artes escénicas en generaciones de valencianos. Fue 2016 cuando los terribles daños del edificio impidieron que allí se llevara a cabo cualquier tipo de representación teatral. ¿Qué hizo la diputada de teatros, Rosa Pérez Garijo (EU) con el Escalante? Negarse a pagar la rehabilitación de un espacio que, es cierto, no era de su propiedad y que pertenecía a una fundación religiosa. Nada de dinero público para el inmueble pese al superávit que tenía la Diputación y, sobre todo, obviando que no salvar al Escalante suponía asestar una puñalada casi mortal a un proyecto teatral histórico. Así que se abandonó el edificio, no se pagó nunca más el alquiler y se recurrió a la caridad de salas tanto públicas como privadas. El Escalante ha ido languideciendo desde hace más de siete años. Hay proyectada una nueva sede en un solar de la Diputación cerca del Palacio de Congresos. Apenas se han dado pasos y se espera que en 2027 abra sus puertas, así al menos lo han confirmado los responsables de la corporación provincial esta misma semana.

Cuando el arte colonizaba un singular 'ring' de peleas

LA GALLERA

Cuando el arte colonizaba un singular 'ring' de peleas

En 2017, con el Gobierno del Botánico, Valencia perdió una sala de exposiciones tan singular como era la Gallera. Dependía del Consorcio de Museos y era un espacio único que el que fuera director de este ente, el ya fallecido Felipe Garín, solía dedicar a proyectos de arte contemporáneo. Era un enclave medio escondido en la calle Aluders que tras de sí tenía una historia muy particular: había sido escenario de peleas de gallos. Pero su reconversión durante cerca de dos décadas como sala de exposiciones le había augurado un futuro que, desde hace siete años, es inexistente. Valencia perdió con su cierre un característico lugar que no ha vuelto a tener un uso determinado. Pasan los años y la Gallera no es ni sombra de lo que fue. Si bien es cierto que el edificio era privado, con José Luis Pérez Pont al frente del Consorcio y con Marzà como conseller de Cultura, una supuesta reestructuración de espacios expositivos acabó con este inmueble en el casi total abandono. La razón de su clausura fue meramente económica. Recortes presupuestarios que dejaron a Valencia sin un espacio cultural que no ha regresado a la vida y del que apenas casi nadie se acuerda.

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Con el Gobierno de PP y Vox

Carpetazo al rescate de un proyecto cultural privado

BOMBAS GENS

Carpetazo al rescate de un proyecto cultural privado

Bombas Gens ya no es Bombas Gens. La revolución cultural que supuso su apertura en 2017 de manos de la Fundación Per Amor a l'Art ha mutado en un espacio orientado al arte digital que será gestionado por la empresa Layers of Reality. Valencia se apuntaba un tanto en el verano de hace siete años con la apertura de un enclave que bien podría estar en Berlín o Londres. Pero era la capital del Turia la que contaba con un centro cultural auspiciado por los empresarios José Luis Soler y Susana Lloret. El año pasado, los responsables de la institución lanzaron un SOS, un grito de ayuda que fue bien recibido por el entonces presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien aceptó que había que rescatar a Bombas Gens. Se habló de la cesión por parte de los dueños de la colección artística a cambio de que el Consell se encargara de la gestión del edificio. A la por entonces consellera de Cultura, Raquel Tamarit, de Compromís, la idea no le seducía. ¿Cómo se iba a salvar a una entidad privada con dinero público?, era la pregunta que se hacían en su departamento pese a la predisposición de Puig. Al final, no hubo que tomar ninguna decisión porque el cambio político en la Generalitat dio carpetazo a esta intención. El actual conseller, Vicente Barrera, ni se ha planteado el rescate. No ha hecho nada. Fin a un Bombas Gens que ahora lo gestionará una empresa privada. Lo que fue ya no será.

Ni Carles Santos, ni Berlanga, ni teatro: sólo una ceremonia

GALAS DE PREMIOS

Ni Carles Santos, ni Berlanga, ni teatro: sólo una ceremonia

Una de las primeras decisiones del vicepresidente del Consell y conseller de Cultura, Vicente Barrera, ha sido la de eliminar las tres galas de premios de las artes escénicas, del audiovisual y de la música valenciana que impulsó el anterior gobierno del Botánico. Adiós a los galardones Carles Santos, a los Premios Berlanga y a los reconocimientos a los mejores proyectos teatrales. Es más, desde que se impulsaron, cada ejercicio se ha ido alternando su celebración en las distintas provincias valencianas. Pero para Barrera, no tiene sentido tres ceremonias cuando, dice, se pagan con dinero de los contribuyentes. De hecho, en los presupuestos de 2024 se ha introducido una enmienda impulsada por el PP y Vox con una línea de 100.000 euros para la Gran Gala de las Artes Valencianas. Otro carpetazo a un proyecto del Botánico. Una decisión esperada si se tiene en cuenta que en esas primeras medidas, el vicepresidente acabó con la subvención directa de 260.000 euros a la Acadèmia Valenciana de l'Audiovisual (AVAV). Otra Valencia que, al menos con este gobierno, no será igual.

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