Borrar
Urgente Tormentas de lluvia y granizo descargan sobre Valencia: Previsión de Aemet para las próximas horas
Ensanche. Esteban González Pons, ayer, en el Mercado de Colón. Damián Torres
La Valencia de González Pons salta a la literatura

La Valencia de González Pons salta a la literatura

El Ensanche, el Alameda Palace y la Ciudad de las Ciencias, escenarios de la primera novela del político | El desarrollo urbanístico, el accidente del metro y la Copa América ambientan 'Ellas', que sale a la venta el 4 de febrero

Carmen Velasco

Valencia

Sábado, 1 de febrero 2020, 01:44

El Ensanche es el distrito de la burguesía valenciana, «si es que en esta ciudad hubo alguna vez algo parecido a la burguesía»; el barrio de Jaime Monzón, protagonista de 'Ellas' (Editorial Espasa), y el escenario elegido por Esteban González Pons para hablar de su primera novela, que sale a la venta el 4 de febrero. El eurodiputado del PP se presta a selfis con un agente de seguridad del Mercado Colón, conversa con los vecinos que le detienen mientras camina por la calle Cirilo Amorós y saluda por su nombre a los parroquianos del bar Nodo.

'Ellas' es una novela generacional (de los nacidos en los 60), un retrato de la idiosincrasia valenciana y una radiografía del pasado reciente de la capital del Turia teñida de nostalgia. «Valencia es la patria de Caín y Abel y tiene tendencia a autodestruirse, condición que se manifiesta principalmente en las Fallas. Valencia es el paraíso pero se niega a sí misma la condición de edén», asegura el autor, quien presentará la novela en Madrid (13 de febrero en el Círculo de Bellas Artes) y Valencia (14 de febrero en el Palacio de Colomina).

'Ellas' es la historia de Jaime Monzón, que nació en La Cigüeña, narrada en tres planos temporales diferentes (1973, 2006 y 2016) en una Valencia que afronta un enorme desarrollo urbanístico (desde 'El Saler és para el poble' hasta el nacimiento de la Ciudad de las Artes y las Ciencias sin olvidar la metamorfosis de la Copa América). Trasciende la novela romántica porque González Pons nutre la trama del trasfondo político valenciano de las últimas cuatro décadas.

Ellas

Autor: Esteban González Pons.

Estilo: Novela.

Editorial: Espasa.

544 páginas.

España. 2020.

Precio: 21,90 euros.

«En cada capítulo hay mil frases que, si en lugar de en boca de los personajes las dijera yo, me supondrían un problema. 'Ellas' es ficción. Jaime Monzón no soy yo», sostiene González Pons, quien confía en que la novela no se le vuelva en su contra.

Por 'Ellas' transitan el accidente del metro («la antimetáfora de la Valencia triunfal, de la Copa América, el recuerdo impertinente de que la realidad embarra nuestros pies por más que miremos al cielo», dice un personaje de la novela); la visita de Benedicto XVI, indisociable al siniestro de la línea 1 como la presencia de Juan Pablo II lo es respecto a la pantanada de Tous («Que no vengan más papas, por favor», opina el protagonista del libro); los años de la Copa América, que se definen en la obra como la 'Belle Époque' («los valencianos fueron felices con naturalidad y, sin saber que lo eran, disfrutaron del capitalismo salvaje»», se lee en la página 111); y la actualidad más próxima («La Valencia de 2016 sería la de la de la agonía, la del gobierno justiciero que vino tras la tormenta de sangre de las hipotecas de alto riesgo» es otro párrafo de 'Ellas'). «Es literatura», remarca González Pons, consciente de que la novela va a tener recorrido en su ciudad: «Me da miedo que en Valencia el autor sea más noticia que la obra. Me gustaría que se leyera 'Ellas' sin saber quién es el escritor. Espero haber retratado las contradicciones con las que Valencia vivió 2006, su año dorado». Continúa:«Me gustaría haber escrito para Valencia la fusión de 'La ciudad de los prodigios', de Eduardo Mendoza, y 'La tregua', de Mario Benedetti».

«Los valencianos no nacemos, no sabemos nacer. Los valencianos renacemos. Y para reunir el valor suficiente para quemarnos hemos de autoodiarnos primero», se detalla en 'Ellas'. En las más de 500 páginas de la primera novela de González Pons desfilan numerosos valencianos, desde políticos (Rita Barberá, Francisco Camps, Víctor Campos) y deportistas (David Albelda, Juan Carlos Ferrero, Ángel Casero) hasta personajes de la vida social y cultural de la ciudad. El eurodiputado afirma que está en deuda con Manuel Vicent, al que homenajea con los capítulos ambientados en el hotel Voramar, y con Ferran Torrent, quien «mira a la ciudad con los ojos de un ninot de falla».

El libro está dedicado a Majo Grimaldo, subdirectora de LAS PROVINCIAS que falleció en noviembre de 2018. El periódico, del que González Pons es articulista, también está presente en 'Ellas'. González Pons, «un político que es escritor», aspira a vender lo suficiente de tal forma que la próxima novela esté justificada. El nuevo título, eso sí, estará dedicado a Madrid.

  1. Página 57

    Calle de la Paz y Plaza de la Reina

LP

«Cruzó media ciudad caminando y sollozando hasta llegar al centro. Desde la calle de la Paz, la barroca torre de Santa Catalina le pareció un churro de churrería ambulante, puesto de pie y con campanario.

Allí, después de atravesar la deslucida plaza de Zaragoza, digo de la Reina, con su boca de aparcamiento emergiendo en medio de una falsa glorieta, observó que la catedral de Valencia no mira de frente. Que el despeje urbano practicado a su alrededor la ha dejado con la fachada principal estrábica, vuelta de perfil»

  1. Página 175-176

    Ciudad de las Artes

LP

«Responde al ingenio de Santiago Calatrava, un carísimo y famoso proyectista local, nacido en Benimámet, aunque acreditado hasta en Venecia, que primero alza gigantescas esculturas vacías y, sólo después de construidas, reflexiona sobre el contenido al que podría dedicarlas. La Ciudad de las Ciencias, en este sentido, consiste en un descomunal tórax de ballena esqueletizado, el Hemisférico en el ojo de una rana asomado sobre la lámina de agua de la charca y el Palacio de las Artes en el casco de un héroe homérico, con la cabeza de héroe decapitado aún dentro»

  1. Página 225

«La Ciudad de las Ciencias y las Artes es el icono de la Valencia modernizada. Incomprendida por muchos, sin duda, pero igual que sucedería con las columnas salomónicas de la Lonja de Mercaderes en el siglo XV. En el futuro, ya lo verás, la Ciudad de las Ciencias y las Artes se visitará con la misma admiración con que hoy se visita la Torre Eiffel, que, por cierto, también hubo cafres que la quisieron destruir»

  1. Página 178

    Edificio La Cigüeña

LP

«La Cigüeña se asienta en el paseo de la Alameda de Valencia, entre sus frondosos árboles y palmeras. Sobre una peana situada a media altura del frontispicio cóncavo de esta antigua casa de maternidad todavía se conserva la escultura de bronce de la cigüeña con un bebé colgado del pico dentro de una bolsa que da nombre al edificio. (...) En el presente, la Cigüeña ha vuelto a cambiar de inquilinos y ahora aloja a los cazadores de brujas, inquisidores y dómines de buenas prácticas de la Conselleria de Transparencia de la Generalitat Valenciana».

  1. Página 223

    Alameda Palace

«El Alameda Palace (habrás ido miles de veces) es la más famosa sala de fiestas de por aquí. Se diría que parece la única. Hasta el punto de que si un día, Dios no lo quiera, desapareciese, cundiría la sensación de que en la ciudad no queda lugar donde celebrar bodas, comuniones o presentaciones falleras.

Brillaba el Alameda Palace como un faro.(...) En lo alto de las gradas esperaba el amo del Alameda Palace oficiando como sumo sacerdote o mago Merlín de la minúscula buena sociedad local. Jesús Barrachina, empinado y enjuto, manos y dientes grandes, bigote blanco y chaqueta azul marino con botones dorados con anclas, saludaba, besaba o daba su bendición a cada uno de los asistentes conforme culminaban la escalada de la alfombra roja y se disponían a entrar por la refulgente puerta de aquel templo ochentero. Lo rodeaba un aire honesto, pero guasón, como si fuera el Walt Disney de los camareros».

  1. Página 351-352

    Hotel Voramar

LP

«En los cincuenta, Berlanga lo utilizó para rodar 'Novio a la vista' y un poco más tarde la familia Pallarés recuperó el control del negocio (...). Entre unos y otros lograron que hoy el hotel Voramar se mantenga, sin demasiada cirugía plástica, muy parecido a como se lo puede ver en las instantáneas más amarilleadas que cuelgan en las paredes de la recepción». «El Voramar permanece congelado como un mamut siberiano, como una Pompeya levantina de cuando la aristocracia naranjera confiaba en la hidroterapia como remedio universal».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La Valencia de González Pons salta a la literatura