Detrás del cuadro más reconocible de Pablo Picasso hay un valenciano. Fue Josep Renau (Valencia, 1907-Berlín Este, 1982), uno de los cartelistas e ilustradores más importantes del país, el que encargó al pintor malagueño el 'Guernica' (el valenciano fue artífice también de la ... decisión de evacuar las obras del Museo del Prado para salvarlas de los bombardeos sobre Madrid). Una historia en la que hay que viajar en el tiempo hasta el año 1937. Precisamente fue en enero de ese año, en el que España ya vivía inmersa en la Guerra Civil, cuando Renau, como director general de Bellas Artes, pidió al universal artista que pintara un cuadro para exhibirse en la Exposición Internacional de París de ese mismo año.
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El cartelista valenciano ya conocía al que se convertiría en el padre del 'Guernica', ya que unos meses antes, desde la Dirección General de Bellas Artes, se le había propuesto ser director del Museo del Prado. Una carta del 24 de septiembre de 1936 atestigua así el ofrecimiento del entonces Gobierno de la República. «Querido maestro: Dentro de las líneas generales de la política artística por las que este Ministerio desea encauzar su actuación, es nuestro más urgente deber como representantes legítimos del pueblo español, contar con el hombre más eminente, con la mente más despierta y heroica de la plástica Universal, siendo esto lo que me mueve emocionado, a dirigirle estas líneas. En nuestra España era preciso e inevitable una conmoción como la presente para barrer todos los restos de un estado decadente y anquilosado. Ahora, en medio del fragor de esta guerra santa contra el fascismo, estamos dispuestos desde este Ministerio a renovar y orientar, sin titubeos ni debilidades, la parte que nos toca en la inmensa tarea de reconstruir España, esa España heroica hasta lo abnegado, que con el puño y corazón en alto, derramando a raudales la sangre antigua de sus venas saluda a la nueva aurora preñada de ilimitadas posibilidades», le escribe Renau a Picasso.
Es más, le asegura que «el más caro afán de todo lo que de sano y vital tiene el pueblo español está pendiente de una aptitud que usted adopte con respecto a nuestro ofrecimiento». «Esta Dirección General de Bellas Artes ofrece a usted todos, absolutamente todos, los elementos de orden material y espiritual para que pueda decidirse a convivir con este magnífico pueblo español que es de todo, quien merece mejor, por derecho de sangra y por analogía de heroísmo su compañía. Espero su decisión y no olvide que tras esta invitación va a usted el más noble afán de los artistas españoles que saben lo que el arte representa para la vida y para la historia. Salud».
Ante ello, además, también le escribe anunciándole que el Ministerio de Cultura ha acordado asignarle un salario anual por su cargo de director de la pinacoteca nacional, que se traduciría en «quince mil pesetas consignado para el expreso encargo».
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Esa correspondencia es la prueba de que las vidas del cartelista valenciano y el pintor malagueño ya se habían cruzado. Pero fue en enero de 1937 cuando desde la Dirección General de Bellas Artes se le propuso a Picasso que realizara una obra ex profeso para el Pabellón español de la Exposición Internacional de París de ese mismo año. No fue fácil convencer al artista, que aceptó el encargo tras la insistencia de Renau. Sin embargo, el pintor no se apresuró a ponerse manos a la obra –nunca mejor dicho–. Pese a su inicial reticencia, Picasso comenzó a realizar el cuadro pasados unos meses. Cabe destacar que fue el 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil, cuando las fuerzas aéreas alemanas e italianas bombardearon la población de Gernika-Lumo. El malagueño conoció lo sucedido a través de la prensa, en concreto por los periódicos 'L'Humanité' y 'Ce Soir'. Las imágenes de la contienda le inspiraron para ponerse a pintar el que, quizás, sea uno de sus cuadros más emblemáticos. Comenzaba así la historia del 'Guernica'.
Pero la relación entre Renau y Picasso se mantuvo durante el tiempo en el que el artista pintó el simbólico lienzo. Es más, según el propio Renau, fue la revista editada en Valencia, que él mismo dirigía, 'Nueva Cultura', quien exhibió las primeras imágenes de Picasso pintando el cuadro. Un hecho que contrasta con la versión histórica más extendida, la que afirma que fue el crítico de arte, editor y galerista Christian Zervos (Grecia, 1889-París, 1970) el primero en publicar los nueve estados de avance del 'Guernica' en la revista 'Cahiers d'Art' (1937).
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Una exposición en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), inaugurada en 2017 y comisariada por Irene Bonilla, puso el acento en este aspecto. Según la muestra, que tenía el nombre de 'Josep Renau y la Segunda República' y que recogía más de 80 archivos, carteles y libros que repasaban la faceta política del ilustrador valenciano, el cartelista señaló, en la sección 'Notas al margen de Nueva Cultura', que «en nuestra revista apareció, por primera vez en el mundo, el proceso de los nueve estados consecutivos del 'Guernica', cuyas fotos, de Dora Maar, me entregó personalmente Picasso en París con este fin. Meses después las publicó en París Christian Zervos, en su revista 'Cahiers d'Art', que tenía la exclusiva en la reproducción de las obras de Picasso».
Las palabras de Renau confirman que su amistad con el malagueño se mantuvo durante el proceso, ejemplificado en ese viaje del valenciano a la capital de Francia para recibir las instantáneas que la pareja del pintor, Dora Maar, había realizado de los primeros pasos del 'Guernica'. Como relatan desde el IVAM, esas primeras fases iniciales «muestran la distribución de los contornos de las figuras en el lienzo, con algunas correcciones en las posturas para dar mayor claridad a la composición». «Posteriormente, Picasso rellena los planos del fondo en negro, aumentando el contraste de las figuras y profundizando en sus matices y detalles hasta llegar al resultado final. Algunos de los personajes inicialmente pensados para el Guernica conformaron series gráficas independientes, como la de mujeres llorando, o las viñetas de la serie de grabados 'Sueño y mentira de Franco', finalizadas con posterioridad al cuadro, en la que aparecen figuras derivadas del mismo», describen esas imágenes que se exhibieron en el museo de arte moderno y que lo hicieron conjuntamente con las de 'Cahiers d'Art' para confrontar ambas visiones de la creación del 'Guernica'.
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Para realizar el encargo que le había hecho Renau, Picasso alquiló un estudio en la calle Grands-Augustins de París para poder contar con un espacio de trabajo mayor. Elaboró 45 bocetos preparatorios con los temas, las figuras (el toro, el caballo, la madre con el niño muerto, la cabeza de mujer llorando, la mano con la espada rota). Empleó distintas técnicas (lápiz, carboncillo, gouache, óleo) y, según el testimonio de la propia Dora Maar, Picasso tardó apenas cinco semanas en pintar el cuadro.
Las circunstancias políticas impidieron que la monumental obra llegara a España hasta el año 1981. A lo largo de cuarenta y cuatro años, la pieza se presentó en distintas ciudades de Europa y América. Su emplazamiento actual es el Museo Reina Sofía de Madrid. Pero en el aniversario de la muerte del genial pintor cabía recordar que fue un valenciano el que le pidió que realizara el 'Guernica'.
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