Un impulso para sentirse estrella

Mandaban en la línea de salida del Medio Maratón Trinidad Alfonso EDP. Pero también se dejaron ver entre los 15.433 atletas que se repartieron entre las tres salidas de la prueba. Las zapatillas 'voladoras' que llevaron a Kipchoge a romper la barrera de las 2 horas en un maratón, volaron, y nunca mejor dicho, en la feria del corredor de Valencia. El viernes ya se habían agotado.

Así que no era de extrañar que ayer, miles de atletas las luciesen. 275 euros que valen la pena según los que las han probado. José Manuel, con el dorsal 6125 se desplazó desde Guardamar, Alicante, para rodar por una ciudad que recomienda fervientemente: «En Valencia siempre se baja marca, recomiendo a todos los que quieran superarse que vengan, y las zapatillas pues ayudan a hacer un carrerón», comentaba este atleta segundos después de cruzar el arco de meta. El próximo uno de diciembre volverá a la ciudad del running para disputar el maratón. Y claro, volverá a calzarse las zapatillas que, pese a tener una corta vida, le ayudan en la prueba: «La suela de carbono amortigua mucho en el asfalto, se nota, además son un guante», añadía feliz. No dejaba de mirar al frente, esperaba a otro compañero que se había dejado atrás.

Justo antes de coger la bebida energética que ofrece la organización, una pareja compartía experiencia en la carrera y también en sus zapatillas. Ambos las adquirieron el pasado fin de semana «un capricho»: «Es un regalo de Navidad adelantado se podría decir», comentaba ella mientras sonreía de manera cómplice a su pareja. Un regalo que se puede considerar efímero ya que las deportivas tienen una vida útil sobre unos 400 kilómetros.

La fiebre por ellas, evidentemente, cruza fronteras. Los atletas extranjeros como Jim también alucinaba al ver tanto «color fluorescente en las zapatillas»: «No son nada discretas, la verdad. Son fácilmente identificables», decía entre risas. Él las lucía con orgullo. Kimberly, una estadounidense que aprovechó la cita para visitar a unos amigos y que en diciembre repetirá, también las lucía: «Me ha sorprendido que mucha gente las llevase aquí, las mías son la generación anterior pero ya se nota. Amortigua y en una ciudad tan plana como esta, me habían advertido de que era llana pero no sabía que iba a serlo tanto, todavía se nota más el efecto». ¿Te comprarás el siguiente modelo?: «Sin ninguna duda», contestaba rotunda.

«Flipaban» muchos de los valencianos que acudieron a animar. En la grada ubicada cerca del arco de llegada, una familia, sobre todos los niños, jugaban a identificar las preciadas deportivas: «A mí mientras no me las pidan», decía la madre de los pequeños. «Creo que he visto a atletas de élite con la ropa de una marca y llevaban las zapatillas esas, no sé sus patrocinadores qué dirán», se preguntaba Alberto.

Mientras, otros populares se resisten a calzarse las maravillosas zapatillas. Algunos aluden a motivos económicos: «Es una pasta», comentaba David quien acumula siete maratones y cuenta los días para sumar el octavo en diciembre. Otros como Alberto, corredor popular que ama el atletismo de élite se niegan a llevarlas por razones éticas y reflexionaba sobre el cambio de opinión de algunas personas, sobre todo de los que viven de la carrera a pie respecto a las zapatillas: «Han hablado de dopaje deportivo cuando no las han llevado o no han tenido posibilidad de hacerlo. En Valencia he visto a muchos portándolas y creo que deberían ser más coherentes al respecto», comentaba aunque no quiso dar nombres. Si las zapatillas 'voladoras' y las generaciones siguientes son dopaje tecnológico o no deberán decidirlo la IAAF. Mientras, el debate está servido.