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Un grupo de corredores, durante la salida del Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP de 2020. iván arlandis

Ya se respira Maratón

Valencia recuperará su trono este 2021 por primera vez tras la pandemia y será inolvidable vivirlo en sus calles

nuria romeral

Sábado, 4 de diciembre 2021, 18:18

Ya no hay tiradas largas que hacer. Se acabaron las series y quedaron atrás las horas de entrenamiento. Ahora hay que descansar. Confiar. Y durante la prueba ser prudentes y saber dosificarse. En Valencia ya se respira Maratón. Se siente y se ve en muchas miradas que caminan por las calles de Valencia camuflados entre la multitud pero que, en verdad, están esperando al domingo para calzarse sus zapatillas. Saben que ya está ahí. Están alertas y contenidos. En cuenta atrás. Deportistas de todas las edades y con preparaciones físicas dispares afrontan el gran reto que para cualquier corredor -da igual la edad, el sexo o el tiempo que tenga como objetivo- supone enfrentarse a un maratón.

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Las carreras populares, da igual las distancias a cubrir, son pura adrenalina para quien las corre desde el mismo punto de salida donde se viven míticos minutos. Pero de todos esos deportistas son cada vez más los que se atreven a enfrentarse a un Maratón, la carrera por excelencia: cubrir 42 kilómetros y 195 metros. Terminarlos. E incluso los hay que son reincidentes y que incluso emplean esta excusa para recorrerse el mundo. Hasta que nos invadió el maldito Covid claro.

Valencia recuperará su trono este 2021 por primera vez tras la pandemia. Será inolvidable. Las condiciones del recorrido, el clima, la luz, pero sobre todo, la belleza de la ciudad y la actitud de los valencianos que salen a la calle en masa a animar, la convierten en una prueba inexcusable para todo buen corredor. Está muy bien preparada y la organización resulta excelente. Caminar una ciudad te da una visión muy certera. Cierto. Pero poder correr sus calles es mucho más gratificante y se crea una conexión especial para quien la discurre trotando que nunca se olvida. Es pura magia. Quienes lo han hecho saben de lo que hablo.

El fenómeno de las carreras populares es exponencial y crece día a día gracias a los hábitos de vida más saludables que imperan. Hasta hace unas cuantas décadas esta práctica estaba reservada para los auténticos pioneros de este deporte que con su empeño lo contagiaron a los más jóvenes. De los pocos y antiguos «sufridores» -así los bautizó mi padre hace más de 30 años- de míticas cintas en la cabeza, camisetas de algodón con meritorias bambas ya no queda nada. Todo ha cambiado. Ahora son multitud.

Maratón es sinónimo de sacrificio no sólo para el corredor sino también para sus familias porque son muchas las horas de exigente entrenamiento y disciplina. Meses de práctica diaria en la que te vas poniendo a prueba, superas retos y mantienes una rutina de entrega nada desdeñable. Correr es noble. Es una pelea con las fortalezas y las flaquezas de uno mismo desde el mismo momento en el que decides afrontarlo. Pero empieza el reto y el veneno sano te invade en cada carrera. El próximo domingo sólo queda disfrutar y dejarse llevar. Suerte para todos, para los que logren llegar y también para los que no lo consigan porque igualmente habrá valido la pena.

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