Cuando se traspasa el umbral del Pabellón Dolores Escamilla de Godella, en honor de la gran defensora del basket en la localidad de L'Horta, ... relucen las seis Ligas, cuatro Copas y dos Copas de Europa del mítico Dorna. Ese es el legado de un pueblo que sigue presumiendo de ser la localidad más pequeña en ser campeona continental de baloncesto. La resistencia. En ese giro para recuperar la memoria fue clave la figura de Anna Montañana. La valenciana, entonces presidenta del CB L'Horta Godella, rescató en 2016 los trofeos que estaban almacenados sin el cuidado necesario. El resto, fue un guion maravilloso. El joyero Argimiro García, al conocer ese agravio, se ofreció a restaurarlos de forma gratuita. Desde entonces, vuelven a relucir con orgullo en su casa.
Esta historia resume a la perfección el sentimiento de Godella por el baloncesto. El orgullo de pertenencia pese a que desde 2001 se perdió la referencia del Ros Casares, tras su traslado a Valencia. Más de dos décadas después, la pelota naranja sigue botando en el parquet del pabellón y en las pistas del Polideportivo Miki Vukovic gracias al trabajo del club que se formó en 1987 con un juvenil masculino y que desde 2012 amplió su estructura femenina hasta contar en la actualidad con 29 equipos. Ese orgullo del basket femenino, la seña de identidad del pueblo, renació en 2017 cuando el junior se proclamó Campeón Autonómico por delante del Valencia Basket y disputó el Campeonato de España, donde fueron décimas.
El club, que preside el exjugador de la entidad Damián Grau, tiene convenios con los colegios Cervantes y El Barranquet de Godella o con el Juan XXIII de Burjassot, para utilizar su histórica pista techada de asfalto verde donde llegó a desgastar suela una jovencísima Amaya Valdemoro. En 2016 se unió a la estructura el Unitts Godella, que consiguió una plata el pasado noviembre en el Campeonato de España para Personas con Discapacidad Intelectual que se disputó en L'Alqueria. Con Ramón Torres en sus filas, uno de los históricos del Aderes Burjassot en el que se inspiró la película Campeones y que ganó en los Juegos de Sidney 2000 la medalla de oro. Era uno de los dos únicos jugadores de España que realmente tenía una discapacidad intelectual. El resto jugaron con papeles falsos. Un escándalo que dejó a Ramón sin su medalla, la que había ganado de forma legítima porque él sí que respetó las reglas. Una injusticia con él que también tiene más de dos décadas.
Las hormigas, ya se sabe que pueden levantar siete veces el peso de su cuerpo, definen el espíritu de L'Horta Godella. Más que un logo es una filosofía de vida. Un buen ejemplo lo forman José Manuel García y Laura Chinillach. Pareja, con sus hijos Ana y José jugando en el club y con el basket de Godella tatuado en la piel. García, más conocido como 'canario', jugó en el senior masculino y es el coordinador de la entidad. «Ahora el pabellón está más aprovechado porque en mi etapa de jugador esperábamos por las tardes a que entrara el Ros Casares a las siete para hacerlo luego nosotros. Ahora utilizan el pabellón cuarenta equipos», destaca.
Chinillach es un apellido ilustre, el de una de las jugadoras que ascendieron en 1997 con el Popular Basquet Godella para devolver el baloncesto de élite a L'Horta. «Cuando ascendió el Valencia Basket comprendí las cosas que pueden conseguir un grupo de amigas. Las trece jugadoras de aquel Godella, una de ellas supo antes de la fase de ascenso que no iba a jugar, teníamos unos objetivos comunes y nos apoyábamos todas. De los 33 partidos no perdimos ninguno y lo vimos como algo normal. Estando en la grada de la Fonteta viendo el ascenso taronja entendí que de fácil nada», sentencia. Ella forma parte de ese legado de Godella que reluce en los trofeos de plata que vigilan la entrada del pabellón Dolores Escamilla.