Nacho Solozabal y Salva Díez (derecha), durante un partido entre el Pamesa y el Barça en la Fonteta. lloret
HISTORIAS DE BALONCESTO

Salvador Díez, de histórico de la ACB a cuidar la salud de los riojanos

El que fuera base del Pamesa Valencia entre 1989 y 1993 es el nuevo director general de Emergencias del gobierno de Concha Andreu

Lunes, 7 de febrero 2022, 02:11

Las personas nacidas después de 2003 en La Rioja es posible que no sepan que si tienen que llamar por cualquier problema al 112, la persona que está al frente de ese departamento es una leyenda del baloncesto riojano y mucho menos que fue un ... referente del Pamesa Valencia a principios de los 90. Salvador Díez Zapata (Albelda de Iregua, 1963) fue nombrado el pasado 26 de enero como nuevo director general de Emergencias y Protección Civil de La Rioja, una apuesta personal de la también nueva consejera de Salud, María Somalo, que puso en valor el perfil de gestor, además de las dotes de liderazgo y de trabajo en equipo del exjugador. Tras su retirada de las pistas, con 40 años y en el equipo de Liga EBA de Logroño, Díez pasó por diversos cargos de gestión, en el proyecto femenino del Campus Promete o, en 2018, como uno de los fichajes estrella del presidente de la Federación, Jorge Garbajosa, donde trabajó mano a mano junto a otra leyenda del basket valenciano, Elisa Aguilar, en la oficina permanente de las Ligas FEB.

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Salva Díez, que se estrena en la vida política dentro de un cargo de alta responsabilidad en el Gobierno de La Rioja en un contexto sanitario aún marcado por la pandemia, descubrió el baloncesto de la mano del Hermano Agustín, en los Maristas de Logroño. El Baskonia lo captó con 17 años, allí tuvo un paso fugaz por el primer equipo y el Tizona de Burgos, y se consagró en 1984 en el CajaCanarias, uno de los clubes fundadores de la ACB una temporada antes. Allí cambió su vida deportiva puesto que compartió puesto de base con un mito como Carmelo Cabrera, del que aprendió todo.

Su progresión y su físico, no era normal por aquel entonces en el baloncesto español tener un base de 193 centímetros, llamó la atención del Pamesa. Tanto es así que en 1989, el riojano vivió una de las anécdotas más llamativas de su carrera. Sin previo aviso, se presentó en su casa de Tenerife un emisario de Mercadona para ficharle, que mucho más tarde llegó a ser director general tanto del Valencia C.F. como del Valencia Basket. «Manuel Llorente se presentó un día después de un partido que estábamos jugando por el descenso entre el CajaCanarias y el Tenerife. Al acabar se me acercó y me dijo que el Pamesa estaba interesado en ficharme. Me quedé sorprendido y acepté hablar. Al acabar la Liga volvió a Tenerife y fue el que me convenció y me fichó. Cuando llegué a Valencia conocí a los hermanos Roig, aunque entonces el presidente era Fernando. También recuerdo que visité junto a Juan Roig la fábrica de Mercadona. Me di cuenta que había llegado a un club muy solvente y con futuro», rememora.

De aquel partido que relata el riojano, Llorente también se llevó su particular vivencia. La de un derbi dramático por el descenso disputado en el pabellón Juan Ríos Tejera, una bombonera cuadrada diseñada expresamente para el baloncesto donde se sentía la presión en la pista de las 2.000 personas que abarrotaban el recinto cada partido. Los grandes sudaban tinta para ganar allí.

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Su mejor año en el Pamesa fue en 1992, donde lideró la ACB en asistencias y balones recuperados (una dualidad que tampoco era normal por aquel entonces). Hablamos de otro baloncesto, con muchos más piques. Uno de ellos, entre el Pamesa y el Taugrés. Salva Díez firmó una imagen icónica en uno de los más calientes vividos en la Fonteta, donde se sentó en el suelo sin camiseta al ser expulsado, la policía nacional tuvo que tomar posiciones entre el parquet y la grada hasta Juan Roig tuvo que bajar al túnel de vestuarios para calmar los ánimos: «Me acuerdo perfectamente. Han pasado muchos años, no quiero hablar mucho de aquel arbitraje pero pasaron muchas cosas. El nivel de exigencia y de enfrentamiento cuando había rivalidad era tremendo. Los sentimientos afloraban por muchos sitios. En aquellos duelos traspasábamos lo puramente deportivo y aparecía la rivalidad azulejera, que era mucho más que la del baloncesto».

No fueron los únicos duelos eléctricos que vivió de blanco y rojo. Su última espina en Valencia, antes de salir de la Fonteta por la puerta trasera, fue en el playoff de 1993 contra el Natwest Zaragoza, con ventaja de campo, donde el Pamesa perdió su primera gran oportunidad de disputar competición europea. «Fue una auténtica decepción, recuerdo un enfrentamiento con Quique Andreu donde saltaron chispas. Luego coincidimos en Barcelona y hablamos de ello», rememora. Eso, y su salida del club pocas semanas después. Cuando regresó por primera vez con el Barça, la Fonteta le cantó pesetero: «Fue algo muy extraño porque la realidad es que es verdad que me hicieron una oferta que no acepté, pero en julio de ese año aún estaba sin equipo hasta que me llamó Aíto con una oferta de un mes a prueba. Por eso me sorprendieron los gritos de pesetero. No me fui por eso, no guardo mal recuerdo del Pamesa». Cuando se marchó del Palau, en 1997, rechazó una oferta de García Reneses para formar parte de su cuerpo técnico porque quería seguir jugando. A día de hoy, sigue en contacto con compañeros del Pamesa como Luengo, Barros o 'Indio' Díaz.

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