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José Luis Maluenda, el jugador eléctrico que eligió Valencia por la música
Historias del deporte | Baloncesto ·
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Historias del deporte | Baloncesto ·
Enamorado del rugido de los sintetizadores por Depeche Mode, llegó al Pamesa en 1996 guiado por su amor al sonido technoLa afición de José Luis Maluenda (Calatayud, 1977) por el mundo de la música comenzó desde niño, cuando su padre, Ángel, le grababa cintas de casete con los grandes éxitos de los discos que tenía en casa. Así, durmiendo con el walkman, descubrió a Dire Straits o The Beatles y heredó esa cultura melómana. Su crecimiento de nivel en el baloncesto le llevó a jugar, como ocurre siempre en la biografía de aquellos que acaban convirtiéndose en profesionales, con gente más mayor que él y es ahí donde le despertó un interés aún más especial por la música. Un compañero de equipo, Rafael López, le regaló un disco de Depeche Mode. A finales de los 80, la banda británica fue de las primeras en utilizar sintetizadores. Un sonido que atrapó a Maluenda para siempre. El que fuera jugador, eléctrico, del Pamesa entre 1996 y 2002 fijó su residencia en Valencia y, a sus 44 años, le ha dado un giro de tuerca a su pasión por la música electrónica recibiendo formación para saber pinchar como aquel DJ que siempre quiso ser.
Desde aquel momento en el que cayó en sus manos el álbum Violator, aún en Zaragoza, comenzó a bucear en ese estilo buscando versiones electrónicas del mítico Personal Jesus. Todo aquello le llevó a descubrir a Chimo Bayo y a la música que sonaba en la Ruta del Bakalao en Valencia. Otro paso más. «Con 14 años se lesionó el base titular del juvenil del CAI Zaragoza y me citaron. El Campeonato de España se jugaba en Riba-roja. Tengo la imagen de pasar con el bus, el domingo por la mañana, por una discoteca que ponía N.O.D. (Don Julio) y ver el parking lleno de coches con la gente de fiesta. Al acabar el partido, regresando a casa sobre las tres de la tarde, seguían todos allí bailando. Es algo que me impactó y que se quedó en mi cabeza«, rememora Maluenda.
Tan fuerte fue esa atracción para un adolescente que se pasaba el día escuchando música, que tuvo su importancia en su elección de club en 1996. Un aspecto desconocido hasta este momento y que desvela: «Tenía opciones de fichar por el Joventut, el Baskonia, el Caja San Fernando y el Pamesa. Una de las cosas por las que elegí Valencia fue porque sabía de esa cultura musical y quería conocerla».
A partir de ahí, todo lo demás. El maño reconoce que, en este mundo de redes sociales, las cosas hubieran sido más complicadas como jugador para esa pasión. Del mundo de la noche, sólo le gustaba eso, la música: «Quien me conoce sabe que no bebo alcohol ni he fumado nunca. La gente sabe que he salido mucho y algunos pensarían que era un borracho o un golfo. Lo malo de esa época es que para disfrutar de esa música había que salir por la noche. No existía el concepto de tardeo. Ser golfo no tenía que ver con salir o no salir. Mucha gente montaba la fiesta en casa y se emborrachaba toda la noche. Yo salía y no era un golfo, salía porque me gustaba la música electrónica».
Maluenda construyó de su pasión un estilo de vida, que aún continúa. Se compró una casa en Ibiza «porque allí iban los mejores DJ y quería ir a sus sesiones» y a día de hoy reconoce tener más amigos DJ que exjugadores de baloncesto. Era cuestión de tiempo que el que fuera campeón de la Copa del Rey en 1998, en Valladolid, probara con los platos: «Siempre ha sido mi gran sueño. Me hubiera gustado aprender antes a pinchar pero nunca probé. A mi me gustan los DJ que mezclan de oído, no por ordenador. Hace un año mi amigo Juan Albert me regaló una mesa de mezclas».
A partir de ahí, utilizó su fonoteca particular para comenzar a realizar sus propias sesiones. Como buen deportista, aunque reconoce que no se lo plantea como profesión, sacó su gen ganador. El querer hacerlo cada vez mejor. Llegó también a la estética, con la creación del logo de Maluenda Music: «Tengo muchos amigos DJ y uno de ellos, Rafa Siles, me da clases. La primera foto que publiqué aprendiendo a pinchar muchos amigos, muy conocidos en el mundo de los DJ, me han ofrecido hacer un back to back, una sesión pinchando los dos a la vez». Para llegar a ese momento se está formando, con sus referentes: «Me gusta mucho la gente que produce y pincha su música como Edu Imbernon o Maceo Plex. Son dos de mis referentes, me gusta el melodic techno».
Como le ocurre en su otra pasión fuera de las canastas, el golf, su faceta de deportista le ha ayudado en esta nueva tarea: «Lo primero, el esfuerzo y la dedicación. Para saber pinchar bien, como para jugar a baloncesto de forma profesional, además de talento le tienes que dedicar tiempo. Esa concentración que hay que tener es similar y el haber sido deportista profesional ayuda a conocer cómo se hace». «Sería espectacular aunque no me lo planteo. Quiero pinchar bien para hacer mis sesiones con amigos», responde sobre si le gustaría realizar una sesión en el nuevo Arena en construcción. Como hombre de baloncesto, otro referente es Rony Seikaly «porque es muy buen productor como DJ. Es de los que más me gusta porque produce música muy bonita». ¿Y el basket? «Ha sido mi vida. Lo práctico de la forma que puedo porque mi lesión de rodilla, que es por la que dejé la práctica profesional, no me deja jugar de continuo».
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