Felipe Orts, durante la Superprestigio de Boom, que se celebró sobre un barizal a principio de diciembre. yefrifotos
SOBRE RUEDAS

Felipe Orts, el ciclista que baja al barro

«Por la noche lloras tierra», afirma el valenciano que protagonizó el hito de ser el primer español en subir al podio en Bélgica, cuna del ciclocrós

Domingo, 19 de diciembre 2021, 00:30

Hace unos días, Felipe Orts publicó dos fotos tomadas con poco más de una diferencia entre una y la otra: «Antes y después». Su rostro impoluto, de concentración, antes de correr la Superprestigio de Boom; y otra en la que parecía preparado para protagonizar ... una película sobre la guerra de Vietnam. «Algún día las miraré y seguiré pensando que este deporte es una pasada», comentaba. El ciclista de 26 años quedó el 15 en esta carrera en Bélgica, donde esta temporada ha dado, como a él le gusta decir, «otro pequeño pasito» en su carrera deportiva. Este ha sido más bien de gigante, ya que su tercer puesto en Leuven le convirtieron en el primer español en subir al podio en la cuna del ciclocrós.

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Orts, a la derecha, en el histórico podio conseguió en Leuven. yefrifotos

Sus meses en carretera con el Burgos BH –con el que ya compite toda la temporada tras dejar atrás el Teika-Gsport-BH–, le han ayudado: «Noto que llego más entero a final de carrera y creo que es mejor que empezar fuerte y acabar hundiéndote». Orts subraya que sigue siendo mejor en la parte técnica, pero afirma que ha progresado en la potencia: «En los circuitos duros me sigue costando más». Pero como se vio gráficamente en ese Superprestigio de Boom, ha bajado al barro y su tesón por progresar ha tenido premio.

«El objetivo de este año era lograr un podio en Bélgica. También es verdad que faltaban algunos rivales, pero lograrlo peleando contra ciclistas top... es un día para el recuerdo», señala Orts, quien también indica que ahora los contrincantes lo miran de otra manera: «Antes cuando lograba una buena posición, me miraban como con la intención de pasarme cuanto antes. Ahora tengo un estatus». Y una experiencia en la cuna del ciclocrós, que deja imágenes espectaculares, a base de que los deportistas deban convertir en cotidiano competir en unas condiciones casi extremas. El de La Vila Joiosa desgrana algunos de los condicionantes de correr en barro, tanto en la bicicleta como en su propio organismo.

A veces ni los neumáticos especiales y bajar su presión evitan caídas cuando se compite en barro. yefrifotos

Tres pares de zapatillas

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«Nada más entrar a reconocer el circuito, ya tienes los pies mojados. Te cambias las zapatillas para competir y, después de limpiarte un poco en barro, usas el tercer par para hacer rodillo», precisa Felipe Orts. Tras pasar la meta, se limpia el fango antes de descargar las piernas. Subraya que lo más importante es no coger frío: «Con tanta agua, por mucho que te abrigues, es muy complicado recuperar el calor».

Neumáticos y frenos

Hay especiales, con tacos para rodar en barro, pero también juegan con la presión, más baja cuando toca correr en fango. Lo decide el corredor: «Yo la llevo un pelín más alta con respecto a los top y mucho más baja que otros ciclistas en España. Prefiero llevar una décima o dos más porque mi pilotaje es agresivo y si lo reduzco más de la cuenta acabo teniendo averías». Felipe Orts también comenta que en condiciones de mucho agua y barro arenoso, un juego de pastillas de freno dura una sola carrera, esto es, un máximo de una hora.

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El antes y el después en la Superprestigio de Boom. yefrifotos

Llorar tierra y pie de plástico

«Yo siempre salgo sin gafas, en cuanto les cae algo de barro me molesta», afirma Orts. Claro está, todo el fango va a la cara: «Por la tarde lloras tierra. Al día siguiente te despiertas con una tira de barro que parte del lagrimal». También desvela que se cubre los dedos de los pies con papel film para conservar algo de calor.

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La ropa, al igual que el ciclista, queda embadurnada de barro. Yefrifotos

Tres lavados al maillot

La ropa de competir necesita hasta tres lavados para poder ser reutilizada: «¡Y más el año pasado, que con Teika iba de blanco!». El maillot daba una idea de si había pasado o no por casa entre una carrera y otra. «Mi madre lo apaña, lo deja como si estuviera nuevo. Yo no tanto», admite Felipe Orts.

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