Héctor Esteban
Viernes, 17 de julio 2015, 20:22
Los padres de Lucas Orban (Buenos Aires, 3 de febrero de 1989) primaron la formación de su único hijo por encima de todo lo demás. Incluso del fútbol. Con la educación como camino para llegar a todos los sitios. Orban es hoy una especie en extinción en un mundo de egos, que en muchos casos, al final de su carrera, se ven derrotados por la aplastante realidad. El defensa, el día después de colgar las botas, sobrevivirá en su nuevo horizonte. Tiene medio camino hecho ya. Con una conversación pausada, que sin querer se bifurca hacia otros lados de la vida al margen del esférico. Estuvo seis meses postrado en una cama por la rotura de dos vértebras. Esa inmovilización le hizo acelerar hacia la madurez. Volvió de Austria con ocho grapas en la cabeza. Una brecha porque él ha decidido ir siempre de frente en la vida.
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-Ha cumplido 26 años. ¿Es el momento en el que un futbolista empieza a vivir su plenitud?
-Bueno, es muy relativo. Yo creo que depende de cada persona, la trayectoria que se tenga y los procesos de madurez. También de los momentos. Uno tiene que buscar en cada etapa la mayor madurez.
-El brasileño Leonardo, que jugó en el Valencia en su mismo puesto, aún es recordado por su amabilidad. Nunca dejó de atender a nadie. ¿Los zurdos tienen un plus de sensibilidad?
-No lo sé. Recuerdo que tenía un técnico, cuando yo era chico, que decía que los zurdos, sólo por el hecho de moverse con la izquierda, son diferentes. Ni mejores ni peores. Sólo diferentes. No sé si tendrá que ver con la personalidad. Yo en lo personal sé, al margen de lo que es esta profesión y como está catalogado el futbolista en sí en la sociedad, que no somos nada más ni nada menos que nadie. Somos seres humanos como todos. Uno se tiene que comportar como buena gente en todos los ámbitos de su vida. Eso es lo que me enseñaron de chico y trato siempre de repetirlo.
-Fue el primero en acercarse a Bakkali. En tenderle la mano. Lo hizo nada más llegar a Salzburgo.
-Las personas, en tanto tengamos una cuotita de esa ayuda, de esa empatía para con las personas todo se puede llevar mucho mejor. Recuerdo que siempre me he cruzado toda la vida con gente muy amable allá donde he estado. Siempre he tenido alguien que me ha abierto una puerta o me ha echado una mano. Igual que lo hice con Bakkali también lo hago con los demás chicos. Siempre pregunto si hay alguien que necesita algo. Para la persona que está a este lado es un gesto mínimo pero para el otro puede significar mucho.
-¿Ejerce de protector?
-Un gesto vale más que mil palabras y le puede brindar mucho a una persona. Nosotros también hemos pasado por ese momento y vamos a seguir pasando. No conoces un lugar, se te complica algo y no está mal ni pedir ayuda ni brindarla. No es sólo pedir sino también saber ofrecer, sea recíproco o no. Todos los chicos del filial han sido muy amables y a mí me ha dado mucho gusto ayudarles en lo que he podido.
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-Fue convocado a la preselección de Argentina para la Copa América. Al final no acudió pero se quedó unos días más para ayudar al grupo. De ese compromiso, ¿al final usted es el más beneficiado?
-Realmente es más una impronta de personalidad y forma de ser. Soy muy inquieto, me caracterizo por una esencia muy genuina y voy a estar para lo que se necesite. Si precisan tal cosa estaré porque creo que desde ese lugar uno puede siempre brindar mucho más. Cuando uno duda, si no me han convocado... no sólo es menos lo que vas a aprender sino que también es menos lo que le vas a poder brindar al resto de la gente y es menos el espectro de posibilidades que vas a poder ampliar alrededor tuyo. Cuando el técnico de la selección me llamó para darme una explicación de por qué no me iba a llevar y me pidió que entrenara para mí fue un orgullo y un halago. Muy reconfortante.
-Nunca le he visto girar la cara ante el balón. Sin miedo. Se lleva ocho grapas en la cabeza de Austria. Ir de frente, en todos los ámbitos, ¿es una filosofía de vida?
-Siempre, porque fue lo que me enseñaron, lo que toda la vida mamé. Soy una persona que cree que la verdad no tiene margen de error. Cuando uno dice negro debe hacer negro y si es verde es verde. Consecuente con lo que dice y hace todo el tiempo. Siempre me ocupo de que sea así y en la cancha de ahí esa vehemencia y ese espíritu que también se ve muy reflejado. Muchas veces uno sin mala intención puede cometer una falta de más en una milésima de segundo, pero siempre con una intención buena.
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-La rotura de dos vértebras le dejó postrado en la cama durante mucho tiempo. ¿Cómo reajusta un chaval sus prioridades?
-Fue el punto de inflexión en mi vida. Pasé de estar por ahí estudiando y jugando al fútbol, con mi familia, con mis amigos, en un paraíso total, a estar seis meses tirado en una cama sin poder mover ni las manos ni los pies, que es una de las peores sensaciones que existen. Hoy damos por sentado el despertarnos, el movernos, y hay muchas cosas que habría que no darlas tanto por sentado sino agradecerlas. Cuando no las tienes recapacitas mucho. Estuve rodeado de mi familia, amigos, de mi tía, que es psicóloga, y que me ha acompañado toda mi vida. Ha sido una gran compañera y me ha hecho valorar muchas cosas que no estaba valorando. El tener salud, hacer lo que a uno le gusta, el poder ayudar a alguien es lo más gratificante que a una persona se le puede dar.
-¿Le hizo mejor persona?
-Internamente lo que me hizo fue empezar un camino mas de introspección. Conociéndome más, incluso mis manías, no las debilidades, sino conocer los lugares en los que no me encontraba tan bien o tan conforme y dándole valor a las cosas importantes.
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-Es un lector voraz. ¿Cuántos libros se llevó a Austria?
-Dos... pero porque sólo han sido cinco días porque sino...
-¿Cuáles?
-Uno de Eckhart Tolle y otro de Manuel Castaneda. Uno es de un antropólogo y el otro de espiritualidad.
-¿Leer ayuda para jugar al fútbol?
-Cada uno tiene por ahí sus propias rutinas. A mí la verdad es que me entretiene y no sólo me ayuda sino que lo disfruto mucho. Me gusta aprender, progresar, ir a por más. No me gusta estancarme, quiero absorber y nutrirme, porque creo que es para lo que venimos.
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-Redondo y Maldini fueron sus referentes. La elegancia en el campo. Usted tiene ese porte de jugador de corte a medida. Es educado hasta para hacer una entrada.
-Cada uno tiene su técnica. Es muy personal. Nadie es igual a nadie y tenemos cinco dedos y son todos diferentes. Al final es el resultado de la ecuación. Trato de pulir y ver lo mejor que puedo sacar.
-Usted es muy noble.
-Todo lo que se pueda ir de lo normal es por vehemencia, espíritu y ganas. Nunca por mala fe.
-¿Cómo lleva los estudios de Dirección de Empresas?
-Los tengo aparcados por tema de distancia y de posibilidad. Las carreras a distancia por internet son complicadas. Hay muchas clases que necesitan ser presenciales. También soy muy de la base de creer que no se puede hacer todo a la vez. Uno tiene que concentrarse en una cosa para hacerla bien. Las cosas a medias no funcionan.
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-Vivió de niño el corralito en Argentina. Ahora se vive en Grecia.
-Lo que pasa es que para nosotros es muy paradójico. Cuando aquí en Europa hablan de crisis a nosotros nos sorprende. Estamos acostumbrados a todos los vaivenes económicos y políticos que se puedan ocurrir. De un día no poder sacar 30 euros o que otro una cosa valga 10 y luego 100. Inflación de un 25 o 30% que aquí no existe. Al final la Unión Europea se termina autorregulando entre sí. ¿La crisis?, ustedes no conocen lo que es la crisis en toda su crudeza. La gente siguen saliendo a comer... pero al final un poquito más abajo o un poquito más arriba no es tanta la desestabilización.
-¿Qué le enseño aquella época?
-Soy hijo único pero nunca he sido caprichoso. Viví mucho tiempo con mis abuelos porque mis padres trabajaban, son ingenieros. Vivir con mis abuelos españoles de Orense -lo primero que hizo al llegar a España fue visitar a sus familiares gallegos- me enseñó mucho de lo que es la verdadera esencia de la vida, el ser sacrificado, el trabajar y ganarse el pan y el no mirar más arriba de lo que tienes que mirar. Y disfrutar de las pequeñas cosas. Convivir con ellos me ayudó. Nunca pude permitirme ser caprichoso, de haber visto la vida que pasaron ellos no me podía quejarme de nada. Y es buenísimo que te lo puedan transmitir y es lo más lindo que te puede pasar. Porque puedo valorar cosas que hoy tengo y que antes no había.
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-Se le ha visto muy intenso en Austria.
-Tratamos de estarlo.
-Pero usted ha llegado a tope en lo físico.
-Me siento bien y espero poco a poco coger una buena base.
-¿Prefiere ser lateral o central?
-Donde me toque, yo me voy a acomodar a lo que Nuno quiera y siempre responderé a mis compañeros y a él de la mejor forma.
-¿Cómo ve al equipo de cara a la Champions?
-Hemos tenido tiempo para prepararnos de la mejor manera posible para ese arranque a todo trapo.
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