![Cuelga el banderín el número 1: el valenciano Pau Cebrián](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/29/pau_20240529181444-Rul3HZGmIVJmNAPKuOu4tMM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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El ojo clínico de Pau Cebrián Devís (Meliana, 1979) al señalar o no el fuera de juego ha sido célebre en la Liga en los últimos 14 años, 13 de ellos junto al ya retirado Toño Mateu Lahoz. Su licenciatura en Matemáticas le ayudó a tomar miles de decisiones milimétricas. Y así sigue, en plena forma tanto física como anímicamente, después de una última temporada acompañando sobre todo al árbitro principal César Soto Grado, pero el Comité Técnico de Árbitros (CTA) prepara ya su retirada. La normativa del CTA establece la jubilación de los colegiados a los 45 años, aunque permite excepciones como la de Del Cerro Grande de hace unos años o cuando un árbitro haya sido invitado a participar en un Mundial o una Eurocopa.
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Pau deja atrás 279 partidos en Primera División tras dos campañas en Segunda, 48 encuentros en Copa del Rey y 3 de Supercopa de España, además de una prolija carrera internacional: la final de Champions de 2021, 61 encuentros de Champions League, 40 de Europa League y 164 de selecciones. Como colofón, participó en dos Mundiales: Rusia 2018 y Qatar 2020 además de la Eurocopa de 2020. Dirigió desde la banda, a modo de anécdota, dos partidos en Arabia Saudí.
Pero su mejor virtud siempre fue el trabajo en equipo y preocuparse por el grupo, muy consciente de que la labor arbitral es colectiva por encima de cualquier otra cosa. Una idea compartida con su amigo y compañero Toño Mateu Lahoz, arrumbado del silbato la pasada campaña por idénticos motivos.
De toda esta trayectoria gigantesca, hay momentos especiales en la vida de Pau: primero, la final de la Copa del Rey de 2014 por disputarse en Mestalla, ante su gente, aquel Real Madrid-Barça en el que Gareth Bale sacó del campo a Marc Bartra, entonces central azulgrana, en una carrera estratosférica. Por supuesto, la final de la Champions conquistada por el Chelsea ante el Manchester City, en 2021, con gol de Havertz. En tercer lugar, los Juegos Olímpicos de Brasil 2016, un país que le conquistó; lo mismo que Nueva Zelanda, aunque no pudiera apenas dormir por la diferencia horaria de las antípodas, donde participó en un Mundial sub 20 en 2015 (también estuvo en el Sub 20 de Corea del Sur 2017).
«Yo, no hubiera ni soñado la cantidad de estadios que he pisado, de aficiones y de ambientes que he visto», dijo en una entrevista a este periódico en marzo de 2020. También fue muy emocionante para él la despedida de Mateu Lahoz, el Mallorca-Rayo de hace dos años tras 288 partidos en Primera del árbitro valenciano: entre lágrimas, rodeado de amigos y con una ovación de todo el estadio.
Por el camino, Pau hubo de adaptarse al VAR, que ha quitadoprotagonismo al factor humano y se lo ha dado a las máquinas. Le ha hurtado contexto al fútbol para fijarse en las jugadas como si estuvieran aisladas. Admirador de Albelda y de la clase de Toni Kroos y de Ter Stegen, dentro y fuera del campo, Cebrián mamó el deporte desde niño en los campos de los pueblos, donde acudía a ver partidos de su tío Paco Devís, una leyenda del fútbol de Regional. La idea de convertirse en árbitro nació de su padre, Josep (profesor de una escuela en El Crist de Meliana), y, años después, se especializó en árbitro asistente, otra decisión feliz. Le ha quedado, sin embargo, una espinita clavada: no haber podido despedirse con sus familiares y amigos. Su último partido, el Cádiz-Las Palmas de hace unas semanas jugándose los dos salir de la quema del descenso, no era precisamente un día para homenajes. Su último partido grande fue la final de la Conference de 2023, en Praga, cuando el West Ham se impuso a la Fiorentina.
La carrera, pues, ha sido fantástica. Y ahora, con 45 años, se le plantea la posibilidad de seguir vinculado al fútbol o regresar a la docencia, desde donde llegó tras su licenciatura en Matemáticas. Conocimientos y experiencia le sobran. En ambos casos.
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