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Dicen que un padre es capaz de hacer cualquier cosa por un hijo, por eso, entre los miles de planes que se le puede ocurrir a un padre y una madre para un sábado por la tarde, prefieren llevar a sus hijos a conocer a sus ídolos.
Y ese fue precisamente el plan de decenas de padres que llevaron a sus hijos hasta el hotel Valencia Palace de Valencia para que vieran salir a los jugadores de la selección española, que estaban alojados allí con motivo del partido que se disputó el domingo contra Países Bajos.
A las 15.00 horas ya había varias personas esperando en la valla con pancarta en mano sin saber exactamente a qué hora saldrían los jugadores para ir a entrenar a Mestalla. Las horas iban pasando y los nervios y la emoción eran cada vez más palpables en el ambiente. La ilusión se veía reflejada en los ojos de los niños, que deseaban darle un abrazo y algún regalo a algunos de sus jugadores favoritos.
Después de más de dos horas y media de plantón, sobre las 17.30 horas, empezaron a salir Ferrán y el seleccionador, Luis de la Fuente, quienes saludaron a los allí presentes desde lo lejos mientras se dirigían a un coche privado.
Posteriormente, llegó el turno de los grandes protagonistas: Cucurella, Lamine Yamal, Morata y Nico Williams, entre otros de los convocados al partido, comenzaron a salir del hotel para montarse al autobús que les estaba esperando en la puerta.
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Niños y padres comenzaban a gritar e incluso a tirarles algunas camisetas con la esperanza de que la cogieran. Sin embargo, el desfile de jugadores fue un fracaso. Ninguno de ellos se paró a saludar a los niños, quienes se sintieron completamente decepcionados con su actitud.
Algunos de los padres comentaban: «No tienen vergüenza. Ni uno de ellos se ha parado a saludar» mientras que los de seguridad de la selección defendían a los jugadores: «Cuando tienen entrenamiento están totalmente concentrados y no pueden pararse», explicaban.
Algo que muchos de los asistentes entendieron y por lo que decidieron quedarse hasta que volvieran los jugadores del entrenamiento. No obstante, la historia se repitió. Una vez volvió el autobús con los jugadores, ellos entraron directamente al hotel ignorando los gritos y las súplicas de niños y padres.
«Lamine por favor, Lamine por favor», repetía un niño desde los hombros de su padre sin éxito, porque el único que dió la cara por los jugadores fue el mister, de la Fuente, quién se dirigió a todos los niños para hacerse fotos y firmar autógrafos, disculpándose así en nombre de los jugadores.
Pese a este gesto, tanto los niños como los padres se quedaron con un sabor bastante agridulce, ya que la mayoría de ellos esperaba que la situación hubiera sido diferente, sintiendo enfado y decepción.
Un comportamiento del que también se ha hablado mucho en redes sociales, donde muchos critican la actitud de los jugadores. «Qué creídos que son… no recuerdan cuando ellos pedían un saludo tan solo» o «Lamine Yamal es un gran jugador, pero ¿qué te cuesta saludar a un niño?», lamentan algunos de los usuarios en TikTok, mientras que otros defienden que «no son antipáticos pero tienen que estar concentrados».
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