![¿Es peligroso rematar de cabeza?](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/24/ballesterosnegredo-RQTlxjGrDuW8R0PWcfwjEqJ-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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«En el Manchester United nos recomendaron no hacer más de diez cabezazos por entrenamiento... Mi hijo de siete años juega al fútbol y le aconsejo que no dé cabezazos». Es la llamativa reflexión compartida por Raphaël Varane en el diario 'L'Equipe'. El internacional francés, con la perspectiva del tiempo, relaciona dos desacertados partidos de su carrera con conmociones cerebrales previas. En las últimas temporadas, tanto la Federación Inglesa como la Escocesa han restringido los remates con la testa en las categorías inferiores. La Inglesa, incluso está llevando desde el curso pasado unos ensayos con el objetivo de retirar estos golpeos en los partidos de las divisiones sub-12. Medidas que, de momento, no se han planteado en España, donde los expertos en neurología y deporte apuestan por la prudencia y el sentido común pero huyen del alarmismo al entender que no hay evidencias científicas suficientes. Además, avisan de que la ostensible evolución del balompié durante las últimas décadas implica una disminución de los posibles riesgos.
Este 25 de mayo se celebra por primera vez el Día Mundial del Fútbol, proclamado recientemente por la ONU. «Es un tema que es bueno que se ponga sobre la mesa. Que se sepa y se informe de los datos que hay», comenta el valenciano José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología entre principios de 2020 y finales de 2023. Hace referencia a los dos principales estudios realizados hasta la fecha: el desarrollado por la Universidad de Glasgow y el publicado en la prestigiosa revista The Lancet Public Health en marzo de 2023. En este último, los investigadores analizaron a 6.007 hombres que compitieron en la primera división sueca entre 1924 y 2019 (510 de ellos, guardametas) y compararon su evolución con la de 56.168 personas de las mismas características de la población general (sexo, edad y región de residencia). Los resultados indicaron que los futbolistas tienen un riesgo 1,5 veces mayor de sufrir una enfermedad neurodegenerativa. El incremento se observó en cuanto al Alzheimer y otras demencias.
Sin embargo, el riesgo de la enfermedad de la neurona motora fue similar entre los futbolistas y la población general. Y la probabilidad de desarrollar Parkinson resultó menor entre los jugadores. Precisamente, el aumento del riesgo de enfermedad neurodegenerativa sólo se observó en los jugadores de campo, ya que los porteros mostraron una incidencia similar a la de la población de control.
José Miguel Láinez
Neurólogo
En España, de momento, no se ha tomado ninguna iniciativa en este sentido. «Todos estos datos dicen que los traumatismos craneales repetidos pueden ser un factor de riesgo que aumente la incidencia de algunas enfermedades degenerativas a largo plazo. Es muy bajo y no hay una evidencia. Son estudios de miles de personas comparando poblaciones y puede haber otros factores asociados que desconocemos. Quizás el mensaje sería que hay que tener cuidado con los traumatismos de cabeza repetidos porque eso puede ser un factor de riesgo», comenta Láinez, quien entiende que las pesquisas actuales son insuficientes para implementar medidas que influyan en el desarrollo del juego: «No hay datos científicos para decir que hay que prohibir golpear con la cabeza en el fútbol. Si es evitable, sí. Pero no hay una ciencia detrás. Y los estudios que hay son esencialmente de jugadores profesionales. No hay estudios de jugadores amateur, ya que es muy complicado». Hubo unos contactos iniciales entre neurólogos y la Federación Española antes de la pandemia, llegándose a plantear la creación de un grupo de trabajo, pero aquel intento abortó.
Kino García es el presidente del Comité de Entrenadores de la Federación Valenciana y el director de la escuela de formación de entrenadores. Expone diversos argumentos para aparcar las acciones que sí han puesto en marcha en Inglaterra y Escocia. «No tendría sentido sin una evidencia científica impedir o prohibir algo que se cargaría la esencia del deporte», explica el que fuera técnico del Levante Femenino. También ejerció en la Academia del Valencia y en la Superliga de la India: «Obviamente, si hubiese una evidencia científica, se tomarían las medidas que fuesen necesarias para proteger al menor. A día de hoy, tratamos de que el material del balón sea lo menos agresivo posible. Ahora los balones son mucho más blandos y esponjosos, sobre todo los de fútbol 8, que tienen un tamaño diferente. El impacto se ha reducido muchísimo en general. La tecnología va avanzando y los balones que se han hecho oficiales esta temporada en la Federación tienen un tejido que considero que es mucho más adecuado para ese tipo de golpeos con la cabeza». ¿Regularía los testarazos en los entrenamientos de las categorías inferiores? «Ese tipo de medidas las veo bastante drásticas y lo único que llevan es a generar miedo e incertidumbre en los practicantes del deporte. Y a la larga puede provocar que ese niño, cuando se hace más mayor y tiene que golpear con la cabeza, su musculatura no esté preparada y su coordinación no sea la adecuada y le pueda provocar más problemas a futuro».
Kino García
Presidente del Comité de Entrenadores de la Federación Valenciana
James Kendall, director de desarrollo de fútbol de la Federación Inglesa, está liderando tanto la pasada temporada como la actual un ensayo para limitar los remates de cabeza en los partidos de las categorías sub-12 e inferiores. Cuenta con la aprobación previa del International Football Association Board (IFAB). Durante el curso 2022-23, participaron en la prueba 60 ligas inglesas y 83.000 jugadores. «Nos gustaría ayudar a mitigar cualquier riesgo potencial que pueda estar relacionado con el cabeceo del balón, incluidas las lesiones por contacto de cabeza a cabeza, codo a cabeza o cabeza a suelo. Creemos que es importante adoptar un enfoque cauteloso en este nivel del juego mientras continúa la investigación», señala Kendall.
La Federación Escocesa, de momento, no ha introducido modificaciones en las competiciones. Pero sí ha ido de la mano de la Inglesa en las limitaciones en los entrenamientos. En las categorías sub-11 e inferiores, la pauta marcada por ambos organismos consiste en que no se debe introducir el remate de cabeza. En sub-12, mantienen el criterio pero contemplan que, si los entrenadores lo consideran absolutamente necesario, se realice una sesión al mes, con balones ligeros, una repetición máxima de cinco cabezazos por sesión y pases de corta distancia. En sub-13, aconsejan una sesión por semana como máximo y cinco cabezazos por sesión. En sub-14 y sub-15, la prioridad de esta técnica sigue siendo baja y se apuesta por utilizar la presión mínima a la hora de inflar los balones, aunque se eleva el margen a diez cabezazos por sesión semanal. En sub-16 y sub-17 continúa habiendo ciertas restricciones. «Seguimos creyendo que reducir el cabeceo a este nivel puede ayudar al desarrollo de jugadores jóvenes que están aprendiendo a mejorar su habilidad técnica con el balón en los pies», añade Kendall.
Láinez, en cambio, se muestra moderado sobre esta revisión del fútbol base: «Tiene racionalidad aunque no tiene evidencia científica. Son unas edades en la que no hay mucho golpeo con la cabeza, pero es bueno concienciar de que hay que evitar los traumatismos craneales. No creo que eso vaya a tener una incidencia, pero lo sabremos dentro de unos 50 años. Yo ahora sería partidario de educar. No es lo mismo golpear un balón que viene de tres metros que un saque de esquina que viene con mucha velocidad. De ahí a prohibir no me atrevería. Creo que no hay una evidencia tan grande como para ser tan drásticos». Eso sí, el neurólogo subraya la relevancia de la tecnología que ayuda a disminuir la fuerza del impacto de los balones y pide cautela: «No es un debate fácil, pero es bueno que exista este debate porque lo que buscas es que la gente tenga presente que tener golpes repetidos en la cabeza no es bueno para el cerebro. Ese mensaje es muy importante. Es bueno concienciar sin alarmar».
Por encima de los testarazos habituales, Láinez pone énfasis en los duros impactos que tienen consecuencias inmediatas. «Cuando tienes una conmoción, si tienes una pérdida de conciencia, amnesia o síntomas neurológicos, lo lógico es que la persona deje de jugar y repose. Desde luego, no continuar en el partido. Y según el grado de conmoción, guardar reposos 24 o 48 horas si es más ligero o unos días si es más intenso. Probablemente, ese sea el mayor factor de riesgo, pero no lo sabemos al cien por cien», advierte el jefe de Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
Precisamente, desde los servicios médicos de la Federación Española, admiten que están al corriente de los estudios realizados en Suecia y en Escocia pero insisten en que, actualmente, la FIFA y la UEFA vuelcan todos los esfuerzos en avanzar en un protocolo rápido y efectivo en caso de conmoción cerebral. Sobre el campo, el doctor pasa a tener la última palabra pese a los habituales deseos del futbolista de seguir compitiendo. En cambio, en materia de prevención, prácticamente no se ha dado ningún paso a nivel internacional. La RFEF tampoco ha tomado esa iniciativa que sí ha existido en otros países.
En deportes como el fútbol americano o el boxeo, los golpes en la cabeza resultan mucho más violentos. El estudio sueco buscó profundizar en una inquietud que ha crecido en el mundo del balompié. La investigación presentada en The Lancet Public Health se basa en la patología conocida como encefalopatía traumática crónica, contemplando tanto las conmociones cerebrales como las lesiones subconmocionales repetitivas sin síntomas. Busca la relación entre los cabezazos reiterados al balón y la neurodegeneración. Sin embargo, los mismos investigadores dejan la puerta abierta a otros factores que pudieron influir en los resultados. Además, recuerda la evolución de este deporte a lo largo de las últimas décadas.
El estudio FIELD, firmado por la Universidad de Glasgow, aportó en 2021 nuevos conocimientos importantes. En 2019, concluyó que los futbolistas tienen una tasa de muerte por enfermedades neurodegenerativas aproximadamente 3,5 mayor de lo esperado. Esta investigación comparó los registros médicos de 7.676 exjugadores profesionales escoceses que nacieron entre 1900 y 1976 con los de más de 23.000 personas de la población general.
Los nuevos hallazgos, presentados en 2021, indicaron que los diagnósticos de enfermedades neurodegenerativas crecieron a medida que aumentaba la duración de la carrera futbolística: desde aproximadamente una duplicación del riesgo hasta alrededor de cinco veces más. Los resultados también establecieron una influencia de la demarcación ocupada sobre el césped: el riesgo para los porteros fue similar al de la población general, mientras que para los jugadores de campo fue casi cuatro veces mayor. En el caso de los defensas, se multiplicó por cinco.
Fernando Giner
Exfutbolista
Fernando Giner, presidente de los veteranos del Valencia y de la Asociación Española de Futbolistas Internacionales (Leyendas España), estuvo en activo durante 18 años. Está completamente involucrado en el cuidado de exjugadores blanquinegros con duras enfermedades. Y se mantiene expectante: «Ahora mismo no se dispone de suficiente información para tener conclusiones. Intentamos colaborar y participar en aquellas actuaciones que puedan ser beneficiosas para un estudio clínico y que en el futuro se pueda demostrar si hay una relación directa con los traumatismos a consecuencia del impacto del balón o de golpes. En el fútbol, el golpeo continuo del balón con la cabeza es posible que, aun no siendo una acción agresiva, tenga alguna relación, pero es muy difícil demostrar en qué porcentajes el fútbol puede desencadenar esas enfermedades». El de Alboraia, como central, recurrió especialmente a los testarazos: «El balón es un elemento más bien elástico y un peso controlado y una superficie blanda. El problema es que esa incidencia puede ser muy continua. Pero el impacto con el balón no creo que tenga una incidencia tan importante. El golpeo con otro compañero, sí. Dos cabezas son muy duras. He chocado muchas veces con compañeros. Es un tema peligroso».
Giner insiste en que las escuelas respeten las características que deben tener las pelotas en función de la categoría: «Soy partidario de que cada uno tenga el balón correspondiente. Me parece bien que un niño de 5, 6, 7 u 8 años no utilice el mismo balón que usan en fútbol 11. Y más vale que esté blando que duro. La incidencia que tiene ese balón en ese niño a nivel óseo, con las articulaciones de las piernas, es mucho más importante que la cabeza, porque un niño pequeñito no se pone a jugar con la cabeza».
En la misma línea el exfutbolista Geni Martínez, responsable del departamento de salud de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles). «Los balones de ahora son tremendamente más ligeros. Antiguamente, como eran de cuero, cuando llovía cogían mucho más peso. El material de los balones de ahora no tiene nada que ver. Y las veces que un jugador, desde los pequeños a los adultos, le da de cabeza en un entrenamiento no pasa de tres o cuatro. Ahora el jugador es peor de cabeza porque no le da tanto. Y los propios campos de césped artificial han cambiado el concepto de juego en los últimos 20 años. Antes los campos eran de tierra y cuando llovía era barro y no había posibilidad de que se jugara por abajo. Eso ya no pasa. Ahora el césped artificial invita a jugar por abajo, no se encharca... No se puede comparar», advierte.
Geni, además, aporta su experiencia en una escuela de fútbol: «A los entrenadores de las categorías inferiores les digo que hay que adaptar el peso del balón a los niños porque a veces tendemos a sobreinflarlos. Y hay que fortalecer los músculos del cuello y enseñarles». Se desmarca de la idea de regular los testarazos en el fútbol base: «Es más utilizar el sentido común que prohibir o cambiar la estructura. La realidad es que conforme te vas acostumbrando como jugador, coges fuerza en el cuello, sabes rematar mejor y te haces menos daño. No hace falta hacer sesiones interminables de remates de cabeza. Los niños pequeños pocas veces le dan de cabeza».
Geni Martínez
Responsable de salud de la AFE
Conoce bien la corriente que se ha desatado en Gran Bretaña en los últimos años. «Es verdad que ahora en Inglaterra se están dando muchos casos de exjugadores que han desarrollado Alzheimer. Mi opinión es que debemos andar con cuidado para no matar mosquitos a cañonazos. El peligro está más en un choque, pero porcentualmente se dan muy pocos. Un 300 por ciento menos que en otros deportes. Estamos hablando del boxeo, lucha, rugby... Vamos a tener cuidado porque yo ya he oído a algunos papás decir: 'Mis hijos no van a jugar a fútbol porque van a tener Alzheimer'», lamenta el madrileño.
Y se aferra al visible desarrollo del balompié: «Dudo mucho que sirvan de comparación los golpeos de cabeza y los balones de hace 30, 40 o 50 años. El riesgo actual es muchísimo menor. El fútbol ha evolucionado mucho, fundamentalmente por los campos de césped artificial. Está bien sacar conclusiones pero hay que ponerlas en contexto».
Precisamente, el pasado verano, la AFE y LALIGA lanzaron su primer proyecto propio para la concienciación sobre las conmociones cerebrales. Este nuevo protocolo nace a raíz del acuerdo sellado entre European Leagues y FIFPRO (Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales).
«Había un protocolo bastante antiguo y lo actualizamos para esta temporada. Nos guiamos por los protocolos que había en fútbol americano y rugby, que tienen muchísimos más casos de conmoción cerebral que el fútbol. El protocolo de ahora es bastante amplio y hay una serie de evaluaciones, como preguntas para saber si debe seguir jugando y las etapas de recuperación de la siguiente semana», comenta Geni.
Los signos y síntomas secundarios a una conmoción cerebral se resuelven dentro de los primeros diez días de forma natural hasta en el 95% de los casos, aunque en ocasiones pueden prolongarse semanas o meses. «Lo realmente peligroso es que, cuando puede haber una conmoción cerebral, el jugador reciba un segundo golpe», añade Geni. Todavía no ve «concluyentes» los estudios: «Está muy bien que nos preocupemos por mejorar la salud de los jugadores, pero es un tema sensible y hay que tratar de explicarlo bien para no alarmar en exceso».
En España, de momento, no hay revolución. «Lo que le va a aportar el fútbol como deporte a los niños en su desarrollo físico, intelectual y de valores es tremendamente mayor que la hipotética posibilidad del Alzheimer», concluye Geni.
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