Recambios Colón: trabajar y jugar para los mismos colores

El fútbol es un deporte maravilloso que tiene grandes contrastes desde la élite más absoluta hasta el equipo de barrio más humilde. Entre medias, hay múltiples categorías y equipos que pelean por sus sueños, pero conforme uno va descendiendo más hacia 'el barro', se encuentra con la realidad de que vivir del fútbol es muy complicado. Ya la mayoría de futbolistas de 2ª RFEF -la cuarta categoría del fútbol español- no son capaces de vivir de lo que ganan dándole patadas a un balón. Así que todo lo que queda más abajo, es un mero hobbie, por mucha estructura profesional que pueda tener un club.

Es por ello que la gran mayoría de los futbolistas federados de nuestro país llevan a cabo otra profesión u otro empleo para ganarse el salario que les permita sacar adelante su vida. Pero en el Grupo Norte de la Lliga Comunitat de la FFCV (Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana), la división regional que se sitúa en el sexto escalón del fútbol español, hay un equipo valenciano que tiene una particularidad que lo hace muy peculiar.

El Recambios Colón, que ocupa la primera posición de la clasificación de la Lliga actualmente tras un inicio fulgurante en el que se mantiene invicto con tres victorias y un empate, es un equipo-empresa. Es decir, es un club de fútbol fundado por una sociedad que brinda su nombre y su patrocinio como vehículo para su sostenibilidad. Y tiene la particularidad de que la gran mayoría de los jugadores del equipo, están contratados como trabajadores en la empresa.

Por poner en contexto, Recambios Colón es una empresa familiar valenciana fundada en 1977, nacida con el objetivo de satisfacer las necesidades del mercado de las piezas de recambio del automóvil. Adopta ese nombre puesto que nació en la calle Colón de Catarroja. Lo que en su día era una tienda de pueblo más se ha convertido en un imperio del sector, expandiéndose por multitud de municipios. Catarroja, Montserrat, Albal, Canals, Torrent, Buñol, Valencia, La Pobla de Vallbona, Xàtiva, Alzira, Benigànim, Ontinyent, Rafelbunyol o Aldaia, por nombrar algunos de los muchos emplazamientos donde tienen presencia.

El Recambios Colón no tiene fútbol base, solo primer equipo, y ha estado Tercera División en varias ocasiones. Aunque tiene como nombre oficial Recambios Colón Catarroja, ahora juega en el El Perdiguer del Barrio del Cristo. Allí acuden los futbolistas tras terminar su jornada laboral en la empresa para ponerse las botas y empezar a preparar el partido del fin de semana. «Nosotros trabajamos en la empresa, y al terminar se viene directamente al entrenamiento. Entramos por la mañana a currar, después vamos a comer, por la tarde también trabajamos, y luego al acabar, entrenamos tres días a la semana», cuenta Nico Reyes, uno de los jugadores más veteranos del equipo. Y no, si ganan un partido, no les dan un día libre: «Aquí el fútbol no tiene nada que ver con el trabajo».

«Yo vine a probar al equipo y el entrenador contó conmigo. Luego el presidente me ofreció trabajo y yo acepté, por supuesto», dice Carles Albert, que trabaja en uno de los almacenes de Recambios Colón, sacando y validando el material. «Le damos más importancia al trabajo, porque vives de eso, el fútbol al final es un hobbie», confiesa.

«El trabajo es lo que te da de comer, y de lo que de verdad vives. El fútbol nos gusta a todos, pero si el jefe está contento con las dos cosas, pues mejor. En la empresa llevo diez años, y he jugado en el equipo en cinco. Juan Tamarit -el presidente- me ha dado la facilidad de que si me he querido ir a otro equipo, me he podido ir guardándome el puesto de trabajo en Colón», narra Reyes, que trabaja en el departamento de ventas: «Empecé en el almacén. Te dan opciones de poder subir en la empresa, y si puedes ser válido, llevas tiempo y te enseñan, pues subes de rango».

El buen rollo del vestuario del Recambios Colón se consigue en parte por ese compañerismo que se construye en el trabajo: «Se habla de todo, también de fútbol, porque los compañeros te preguntan. A veces hay cachondeo, porque en la empresa saben que hay un equipo y saben que juegas», cuentan. Al final, salen ganando todas las partes: «Estamos contentos porque aunque jugara en otro equipo, trabajar tengo que trabajar. Si estás en el mismo sitio, pues mejor. Al final todo se queda en casa».

Todo esto es posible gracias a que el club, en vez de ofrecerles un salario muy bajo por jugar al fútbol, les da un puesto de trabajo en la empresa. Así lo cuenta Juan Tamarit, el artífice que está detrás del Recambios Colón: «El club lo fundamos en 2003 José Torondel y yo. Siempre he sido un apasionado del fútbol, jugué y tenía un interés en entrar en este mundillo». «La fórmula del jugador-trabajador entendimos que era particularmente buena para la empresa, porque casi todos los futbolistas tienen unas ciertas obligaciones, y el tiempo nos ha dado la razón de que son gente sana, con pocos vicios, y nos va muy bien. Nos permite tener un equipo bastante economizado, ya que les ofrecemos trabajo y a cambio lo que tienen que cobrar por el fútbol, que es lo que cobrarían en cualquier otro equipo de la Lliga Comunitat, se reduce a pagar dietas y kilometraje. Ellos están contentos porque tienen un trabajo, y nosotros también, porque a nivel de publicidad para la empresa, nos conocen en todos lados por el equipo de fútbol. A nivel publicitario es una cosa que no se puede cuantificar en dinero, pero es importante», cuenta.

«Si echamos la vista atrás, tenemos unos cincuenta operarios que son o han sido futbolistas. Pero siguen trabajando en la empresa. Si es un tío que trabaja bien, puede estar toda la vida. Nosotros priorizamos la empresa antes que el equipo, siempre. El trabajo no es pesado, pero como hay gente que no ha trabajado nunca, y llegan a la empresa con 24 o 25 años tras dedicarse solo al fútbol, no han trabajado nunca, y les cuesta adaptarse y lo notan físicamente», sentencia el secretario técnico José Torondel.

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