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Tatín, en el parque de Orriols. damián torres
Tatín: «Yo tiraba siempre a colocar»

Tatín: «Yo tiraba siempre a colocar»

silencio, trabajo y suerte ·

Con casi 700 goles en 20 equipos, el exjugador repasa sus dotes de goleador implacable del fútbol aficionado valenciano

cayetano ros

Jueves, 21 de enero 2021, 23:14

- ¿Cuál fue el peor insulto que sufrió en un campo?

- Yo pasaba siempre inadvertido. Cuando salíamos al campo, pensaban que era la mascota, pero cuando llevaba dos goles, decían: ¡Hostia, pues ese también está jugando!

- ¿Por qué pensaban que era la mascota?

- Porque les llegaba a todos por la cintura: recuerdo una de las últimas fotos que vi, en Palma de Mallorca, con el Valencia alevín. Al capitán, Ramón Ortín, le llego literalmente por debajo del pecho.

- ¿Y lo más bonito?

- Hace unos meses, dos estadísticos del fútbol valenciano, José Pino y José Benavent, han propuesto que el trofeo de máximo goleador de Tercera División, Preferente, Primera y Segunda Regional, se llame 'Trofeo Tatín'. Es una gran alegría que, 10 años después de dejarme el fútbol, me llegue un reconocimiento como este. Pensaba que se habían olvidado de mí, pero mucha gente reaccionó. Sí que se acuerda la gente de quién era Tatín.

- ¿Merece un homenaje de la federación valenciana?

- Están las cosas muy mal para homenajes. No sé si la federación tiene documentación o estadística de los goles en las categorías regionales. Supongo que no llevarán un seguimiento global de quién ha jugado en estas categorías.

- Ayer cumplió 53 años, ¿todavía podría jugar?

- Sí, por supuesto, no a un ritmo infernal, pero aún me veo jugando un rato, divirtiéndome y marcando algún gol. Con los compañeros de la Fe o los del Valencia. Todavía visualizo y pienso: 'Si hubiera estado ahí, la hubiera metido'.

- ¿Uno se siente futbolista toda la vida?

- Sí, porque además nunca he tenido una lesión. Es como seguir yendo en bicicleta. El balón sigue ahí.

- ¿No se lesionó nunca?

- Solo tuve un esguince de tobillo en 40 años jugando. Pegarme patadas, me pegaban, pero tendría alguna técnica para ver venir al contrario y esquivarlo. Tampoco me movía mucho. A pesar de que muchos eran campos de tierra y de piedras, donde era mucho más sencillo lesionarse.

- ¿Cómo era jugar en campos de tierra?

- Súper divertido y súper sucio, porque llegabas a casa hecho un Cristo. Hemos vivido aquí en Valencia campos con mucha arena, con muchas piedras y, si caían cuatro gotas, entrabas en una barca a tirar un córner. Además, siempre pasaba: nada más empezar, te tiraban a un charco, y ya te pasas todo el partido enfangado. Eso te activaba más.

- ¿Ha sido un jugador frío?

- Sí, cabeza fría y corazón caliente. La cabeza siempre fría para cuando aparezca una ocasión de gol. Me gustaba definir de primeras. Jugando en la calle aprendí a golpear con los pies, y cada remate exige una superficie de contacto. Aunque fuera con la puntera. Era una manera de adelantarse al portero.

- ¿Cómo pudo marcar 67 goles en una temporada en el Mestalla infantil?

- Porque tenía un gran equipo, con Octavio Morante de entrenador, y solo tenía que llegar allí y empujarla. Te iban llegando balones de todas partes. En aquel equipo estaban José Luis Oltra, entrenador profesional, y el portero Requena, que jugó en Almería, en Segunda División, y aun está pululando por Cádiz. Y los demás pues fuimos rodando por las categorías regionales.

- ¿Cómo era Oltra de niño?

- Siendo alevín, jugábamos a fútbol 11, ganamos casi todos los partidos 10 a 0, y él lo documentaba: escribía cómo habíamos jugado posicionalmente, más los cambios, y quién había marcado todos los goles.

- ¿Cuál era su especialidad ante la portería?

- Lo veo mucho en Primera: cuando encaran al portero lateralmente, siempre quieren cruzar el balón y chutar fuerte. Pero el portero siempre te deja ese metrito en el palo corto, y solo tienes que empujar el balón por ese lado. Porque el portero siempre intenta ganarle espacio al resto de la portería. Hice muchísimos goles, y sigo haciéndolos con los veteranos. Por ese palo corto.

- ¿Cómo ve la portería?

- La portería siempre ha sido muy grande y lo seguirá siendo, a pesar de que hay jugadores que la ven muy pequeña. Mide 7,32 metros de ancha y 2,34 de alta.

- Álex Blanco, por ejemplo, tiró al muñeco en el último partido de Copa de Valencia ante el Alcorcón. ¿Usted siempre tiraba a colocar?

- Siempre. Aunque tenía un buen golpeo con ambas piernas de fuera del área, cuando veía dónde estaba el portero, tenía un golpe fuerte pero colocado. Si chutas a romper, no sabes dónde va a ir el balón.

- ¿Y cómo marcaba de cabeza si mide 1,60m?

- Muy sencillo; los compañeros siempre me buscaban por bajo, pero a veces había algún rebote y estaba más listo que los defensas para tocarla un poquito con la cabeza y desviarla, igual que si fuera con el pie.

- Marcó cerca de 700 goles en 20 equipos. ¿En qué equipo fue más feliz?

- Cuando jugaba en categorías más altas, pero he marcado en muchos equipos y cada uno ha tenido un valor diferente de felicidad. Por ejemplo, una temporada marqué 59 goles en Primera Regional con el Almàssera. En otra, 32 en el Gimástico en Tercera División. En Llíria, en Segunda B, en 12 partidos marqué cinco goles. Quizá con 36 partidos habría marcado 15.

- ¿Sólo ha jugado 12 partidos en Segunda B?, ¿fue injusto que no le dieran más oportunidades?

- Sí, solo jugué 12 en Segunda B. Lo he pensado muchas veces, pero hay que quitárselo de la cabeza porque no va a volver a suceder. En Tercera, aparte de ser tres veces máximo goleador, fui cinco veces segundo máximo goleador. Y los cinco jugadores que quedaron primeros (Juan Sánchez, Javi Calleja, Baldivia, entre ellos), al año siguiente, habían subido de categoría. Boli, en el Alcoyano, marcó 34 y yo 32 en el Gimástico, pero, claro, su equipo fue primero y nosotros peleamos por no descender. Y total marcó dos goles más.

- Siendo realista, ¿podría haber jugado en Primera?

- Cuando uno está en Primera, se profesionaliza de tal manera, que la vida te cambia por completo: entrenamientos por la mañana, entrenamientos por la tarde… Vas perfeccionando un montón de cosas y, claro, con la trayectoria goleadora que llevaba y un poquito más de trabajo, hubiera tenido alguna posibilidad de jugar en Primera.

- Pese a no ser profesional, ¿en qué equipo ganó más dinero?

- En el Onda, que se pagaba bien y encima cubrían los desplazamientos. En el Benaguacil, el primer equipo en el que jugué de Preferente, con 17 años, me pagaban 3.000 pesetas por gol. Y ya después me pagaban por paquetes de 15 o 20 goles.

- ¿A qué entrenador admira?

- A Paco López. El Levante juega muy fútbol muy vistoso y efectivo. Hay equipos en Primera que están todo el partido defendiendo y a la espera de un córner a favor. Eso no me gusta.

- ¿Conoce personalmente a Paco?

- Sí, coincidimos en el Valencia amateur. En el primer partido juntos, en la Malvarrosa, hubo una falta lateral izquierda. Él no me conocía mucho y me dijo que iba a tirarla él. Y yo le expliqué: 'Paco, de aquí para allá, la tiraré yo; y tú las tiras desde la otra parte'. La metí por toda la escuadra. Al cuarto de hora, fue al revés: él marcó desde el otro lado. Eso nos pasó nada más conocernos.

- ¿Con qué jugador se identifica?

- Por la manera de definir, con el que más me he identificado ha sido Romario. Dentro del área era mortal, sin hacer un trabajo excesivo para acompañar al equipo, el 80% era gol.

- ¿Fue su ídolo?

- Él y mi hermano José Enrique, que me enseñó a jugar. Si no fuera por él, a lo mejor hubiera hecho otras cosas.

- ¿Entiende el fútbol moderno: todos presionan y trabajan de principio de fin?

- Entiendo que un delantero debe tener la mente muy fría. No puedes estar matándote a correr porque después, delante del portero, se te nubla la vista. Hay que valorar: si quieres 11 que corran o 10 que corran y uno que marque goles.

- ¿El mayor talento que se quedó sin ser profesional?

- De mi etapa en las categorías inferiores del Valencia, yo estaba enamorado de Chechu, delantero centro del juvenil, después en el Andorra, Ibiza… un personaje con toda la pinta de que iba a jugar en Primera.

- ¿Cómo fue su infancia?

- Con tres años ya iba a jugar con mi hermano José Enrique al campo del Levante. Poníamos cuatro piedras como postes. Mi padre llegaba por la tarde y jugábamos cada día. No sé cómo se sostiene de pie el campo del Levante, de los pelotazos que le metí cuando era niño a la pared.

- ¿Tiene raíces gitanas?

- Mi padre no conoció al suyo porque lo dieron por desaparecido en la Guerra Civil. Y hace 15 años supo que tenía tres hermanas en Huelva, en Cartaya, y se fue a verlas. Son clavadas a mi padre. Y no sé si tienen raíces gitanas o algo por el estilo.

- ¿Qué estudió?

- Nada. Estudié EGB y ya en octavo no iba muy bien y mi padre me dijo: '¡No pasa nada, tú marca goles!' Aprobé y después hice formación profesional Electricidad, que a mí me ha dado un miedo siempre la electricidad bestial. Era lo único que quedaba, hice el primer grado y lo dejé. En dos años en Cheste, para el carnet de entrenador, estudié más que en todos los años anteriores. Mi hija de 23 años, Andrea, ha estudiado Magisterio.

- ¿Tuvo una mala experiencia como entrenador en la escuela del Valencia?

- Más que mala experiencia, me di cuenta de que había muy poca preocupación por los niños en sí. Había grupos se segundo año, tanto en benjamines como en alevines, que ganaban todos los partidos 15-0. Y nuestro grupo de primer año jugando contra segundo año, perdiendo por goleada. No sirve de nada ni una cosa ni otra. Volví a entrenar a los veteranos del Valencia, que son los únicos con el escudo valencianista que estos últimos años están haciendo las cosas bien, presididos por Fernando Giner y la junta directiva. Siempre ayudan a los niños, a los exjugadores…

- ¿Cómo se puede ser del Valencia y del Levante al mismo tiempo?

- Cada uno es del equipo que quiere. Desde mi ventana, cuando me levanto, lo primero que veo es el estadio del Levante. Veníamos a ver a Caszely hasta la fecha, que aun vamos a ver algún partido. El primer equipo con el que firmo es el Deportes Arnau, que jugábamos en el río, y después he estado en todas las categorías inferiores del Valencia. Fue una etapa muy feliz, tanto en Deportes Arnau, como en el Valencia, donde vives experiencias increíbles.

- ¿Fue el 'niño bonito' de la escuela del Valencia?

- Sí, salvo cuando me tuvieron que hacer un electrocardiograma porque pensaban que tenía un soplo en el corazón, pero estuve seis meses sin jugar porque se había estropeado en la federación este aparato. Era mi primer año de juvenil. Empecé renqueando y después hubo compañeros de mucha calidad. Supuestamente me habían detectado que tenía algo, que después no tuve nada.

- ¿Iba a Mestalla con el pase que daba a los niños?

- Sí, en General de Pie, y yo, como era tan pequeñito, o iba dos horas antes o lo pasaba fatal para ver la portería. En el campo del Levante me dejaban entrar con el pase del Valencia.

- ¿Quién le fichó para la escuela del Valencia?

- Hicimos una prueba en la avenida Aragón en un campo de tierra. Cinco minutos. Mi hermano me dio cinco asistencias para empujarla. Vino a decirme mi hermano que había hablado el entrenador con él y yo le contesté: 'Ves, ya no jugamos más juntos por tu culpa', echándole la bronca, pero también me habían cogido a mí. 'Tete, te tienes que ir con esos'. 'Pero cómo me voy a ir con esos, que miden 1,70'.

- Desde su experiencia de celador, ¿cómo ha vivido la epidemia?

- Con mucho estrés. Donde más he trabajado ha sido en el Clínico, en quirófanos, después en hospitalización de la Fe, y ahora en Urgencias de Llíria. Los celadores que estamos en primera línea salíamos al principio con bolsas de basura en la cabeza. Eso te satura mucho. El otro día me tocó sacar a un paciente del coche porque le había dado un derrame cerebral y después confirmaron que era Covid. El domingo pasado llegó más gente con fracturas por la nieve que por el contagio. Hay que tener un poco más de conocimiento.

- ¿Le sigue emocionando el fútbol?

- Muchísimo, todos los días, tengo mucha suerte que a mi mujer, María José, le encanta y podemos ver cualquier partido. Tenemos un grupo de whatsapp de 70 personas que nos conocemos hace 40 años gracias al fútbol. Te van quedando todas esas amistades.

- ¿Y si naciera otra vez?

- Sería notario, por el dinero que ganan con una firma (risas). O mejor futbolista, intentaría marcar el doble de goles para poder tener alguna oportunidad de jugar en Primera División.

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