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Vicente Moreno lidera a un Espanyol que ya ha certificado el regreso a Primera División. EFE/JAVIER BELVER
TRABAJO, SILENCIO Y SUERTE

Vicente Moreno: «Me considero una persona con suerte»

El técnico valenciano explica sus seis ascensos, dos como jugador y cuatro como entrenador, el último al frente del Espanyol

CAYETANO ROS

Sábado, 15 de mayo 2021, 00:45

-¿Qué tiene de especial para haber protagonizado cuatro ascensos?

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-Y dos más como jugador en el Xerez Club Deportivo. No, no hay nada especial. Mucho trabajo, dedicación, sacrificio, estar dispuesto a que te absorba. Y ciertas dosis de suerte. Me considero una persona ... con suerte. Mis virtudes y mis defectos han ido cambiando con el tiempo. La paciencia, por ejemplo. Antes era muy impaciente, ahora la considero una gran virtud. Siempre pensé que cuando vinieran las oportunidades, debía estar preparado.

-¿Sus equipos tienen un estilo?

-Quiero pensar que sí. Que cuando uno vea uno de mis equipos, piense en cosas comunes: primar el equipo antes de las individualidades (con el margen de libertad del jugador), el sacrificio, el trabajo...

-¿Con qué idea se siente más identificado?

-Mi aspiración es manejar todos los registros. Valoro todos los estilos y me gustaría hacerlos míos.

Ficha

  • Nombre Vicente Moreno Peris

  • Edad 46 años

  • Trayectoria como jugador Perteneció dos temporadas a la cantera del Levante y ocho a la del Valencia. Jugó en el Ontinyent y en el Guadix, antes de triunfar durante 11 temporadas en el Xerez CD.

  • Palmarés como entrenador Empezó a entrenar en el Xerez. Ascendió al Nàstic de Segunda B a Segunda. Luego ascendió al Mallorca de Segunda B a Primera. Entrenó a la selección valenciana sub 18. Y acaba de subir al Espanyol a Primera.

-¿Hace falta mala leche para manejar un grupo de jóvenes futbolistas?

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-Hace falta personalidad: es mucho mejor conseguir lo que quieres de los jugadores desde el conocimiento, y no desde la obligación. No hace falta maldad, lo que hace falta es tomar las decisiones que tengas que tomar.

-Su perfil tranquilo no coincide con el tipo de entrenador que tradicionalmente ha triunfado en el Espanyol. ¿Eso jugó en su contra?

-Es posible. Soy tranquilo de puertas afuera, pero de puertas adentro soy todo lo contrario. Hay que ser duro y agresivo cuando debes serlo, no por dar una imagen o dar espectáculo... La gente quiere resultados y te acepta como eres. Me siento querido y respetado. Todo ha ido a su sitio.

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-¿Cómo ha conseguido ganar tanto en una Liga tan igualada como la Segunda?

-Hemos sido una excepción. A la mayoría de los equipos que bajan de Primera y mantienen los jugadores, les cuesta muchísimo. Tienes que cuidar todos los detalles, tener previsto todo lo que pueda pasar y que nada te sorprenda.

-Pero a Emery, por ejemplo, le sorprendió la expulsión de Ceballos en la reciente semifinal de la Liga Europa contra el Arsenal.

-Lo imprevisible es una parte importante del fútbol, y es bonito que así sea. Todo lo controlable, se debe controlar. Y a lo largo de la temporada se pueden trabajar todas las situaciones imprevistas: jugar con uno más, jugar con uno menos... Ese es el secreto.

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-Usted ha jugado y entrenado en Primera, pero bajó enseguida a Segunda en ambos casos. ¿Cuál es la diferencia entre ambas categorías?

-Tácticamente hay pocas diferencias. Donde hay un escalón es en lo físico, los jugadores llegan de serie con unas características genéticas, en lo técnico y, sobre todo, en lo mental. No todos los jugadores y entrenadores están preparados para las exigencias de Primera.

-Recibió fuertes críticas en enero pasado, cuando el Espanyol sufrió tres empates seguidos. ¿Cómo lo superó?

-Lo más importante es oler, sentir lo que percibes en el vestuario. Mi percepción del día a día es que los jugadores creían. A partir de ahí hay que darles naturalidad y estabilidad. De forma automática llegan los resultados.

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-¿El entrenador es un reflejo de lo que fue como jugador?

-Depende de la persona. Tengo cosas de aquel jugador que fui, pero he cambiado mucho. Una vez cruzas la línea, debes saber dónde estás. Y la edad también te cambia: antes era demasiado impulsivo.

-¿Siempre quiso ser entrenador?

-Siendo jugador, ya me saqué las titulaciones de entrenador y de director deportivo. Siempre me he encontrado cerca de los entrenadores. Cuando entrenaba en Primera, con el Xerez, ya entrené a un equipo Infantil. Y aprendí mucho: me enseñaron más ellos a mí que yo a ellos.

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-¿Qué le enseñaron?

-El trato de un grupo de niños es muy especial, tienes que tratar con ellos y con los padres. Y a mí, que me gusta tenerlo todo controlado, aprendí a improvisar. Me lo pasé muy bien con los niños.

-¿Qué entrenadores le dejaron huella?

-En el Mestalla estuve con Pep Balaguer, a quien tengo mucho cariño. Después tuve a Schuster, Esteban, Chaparro, Lucas Alcaraz, Pepe Murcia... Aprendes lo que hay que hacer y lo que no.

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-¿Cómo era Schuster?

-Un tío especial: cuando entró por primera vez en el vestuario del Xerez, con todo lo que había sido como jugador... era un ídolo. Cuando bajábamos del autobús, la gente le paraba a él. A nosotros no. Y es más cachondo de lo que parece.

-Usted es una institución en el Xerez Club Deportivo.

-Bueno, estuve allí casi14 años y esa afición te marca de por vida. Marqué el gol de su primer ascenso a Primera, de cabeza contra el Huesca: cerré los ojos y tuve suerte. Lástima verlo ahora en Tercera. Cuando puedo me escapo allí. Lo llevo en el corazón. Me siento muy valenciano, muy de Massanassa, pero siempre defiendo Andalucía.

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-Porque también estuvo muy a gusto en el Guadix (Granada).

-Sí, llegué del Ontinyent, donde no habían salido bien las cosas. Yo me resistía a salir de la Comunitat Valenciana, pero fue una experiencia bestial en Guadix y eso me permitió fichar por el Xerez.

-¿Por qué no llegó a debutar en el Valencia?

-No tuve oportunidad. No hay plazas para todos. Porque entonces el Mestalla tenía un gran equipo y el Valencia peleaba por la Liga y por Europa. Jugué dos promociones de ascenso con el Mestalla, la primera la perdimos contra el Almería y me anularon un gol.

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-¿Albelda le quitó el sitio?

-Él es más joven y jugamos juntos la segunda promoción de ascenso. Estaba claro que apuntaba más que yo, primero jugó en el Villarreal y después en el Valencia. Pero fíjate qué Mestalla: Farinós, Angulo, Palop, Javi Navarro, Diego Ribera...

-¿Se siente valencianista?

-Me he formado en el Levante, donde estuve dos años, y soy ex del Valencia, donde pasé ocho años. Les tengo aprecio a los dos y quiero que les vaya bien.

-¿Y qué opina de la manifestación del pasado en Valencia contra Peter Lim?

-Son momentos difíciles, me da pena si uno tira la vista atrás. Lo hablo mucho con Rufete (director deportivo del Espanyol): ellos, en su época, ganaban títulos, peleaban por Europa... Es normal que la gente salga ahora a la calle.

-¿Qué relación tiene con Rufete?

-Estoy encantado. Vive para esto. Le dedica 24 horas al día. Me dio un apoyo importante y le estoy muy agradecido.

-¿Cómo es RdT (Raúl de Tomás)?

-Buena persona, jugador especial. Debes darle una dedicación y si le explicas las cosas y vas de cara, te lo agradece. Es muy querido en el vestuario.

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-¿Y la cantera?

-Históricamente es un club que la trabaja muy bien. Hay jugadores que te responden. A Puado le vino bien la cesión en el Zaragoza. Tiene más poso. Es uno de los mejores de la sub 21. Hay jugador para rato.

-¿A qué entrenadores admira más?

-Aparte de los más grandes (Guardiola o Simeone), le doy mucho valor a gente como Marcelino o Álvaro Cervera, que ha logrado dos ascenso en el Cádiz, desde Segunda B a Primera, y se ha mantenido. Sé lo que cuesta.

-¿Qué diferencia hay entre sus dos ascensos a Primera, uno con el Mallorca y otro con el Espanyol?

-Mucha. Son dos históricos. Con el Mallorca veníamos de Segunda B y fue inesperado el ascenso a Primera; ahora veníamos de Primera y con mejor equipo. En Mallorca, el público pudo saborear el ascenso; aquí no. Me sentí muy querido en esos tres años. Ahora estamos construyendo algo y veo que es un equipo grande, con mucho sentimiento, que nace de dentro, multiplicado por elegir ser del Espanyol coincidiendo con el otro club de la ciudad... tengo ganas de disfrutarlo con la afición.

-Benítez llegó al Valencia con un currículo parecido al suyo: dos ascensos a Primera, uno con el Extremadura y otro con el Tenerife.

-Benítez son palabras mayores. Lo trajo Subirats, que es muy inteligente. A 'Subi' lo tuve de entrenador cuando se dejó el fútbol y pasó a controlar la escuela del Valencia.

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-¿Cómo ha cambiado el fútbol?

-No tiene nada que ver. No solo el fútbol, los jóvenes han cambiado en todo. En el carácter. Una de las peleas que tengo conmigo mismo: adaptarme a cómo son los jugadores ahora y no querer que sean como éramos antes. Se han criado de forma muy diferente. Nosotros estábamos todo el día en la calle; ellos están con las consolas. No son ni mejores ni peores.

-¿Cómo recuerda su infancia?

-Con mucha felicidad, todo el día jugando en la calle y en el polideportivo, que vi nacer. Mi padre era electricista y mi madre tenía una guardería. Cuando cumplí 14 años, me di cuenta de que veía el fútbol con mucha más pasión que mis compañeros y le dije a mi padre que aceptara la propuesta de llevarme al Levante. Jugué en el Cadete, el Juvenil e incluso un partido, a los 15 años, en el primer equipo de Pepe Martínez. Después me compró el Valencia. Estaban Juanjo Rodri, Ricardo Enguídanos y Pepe Rico, de mi pueblo.

-¿Qué le aportó entrenar en el Nàstic?

-Cuando entrené en el Xerez, estaba muy verde: pasé de un Infantil a Segunda División. Llegué al Nàstic y casi ni dormía: esto lo saco por cojones. Y lo hicimos. Cuatro temporadas. Un 'play off' en la primera temporada; en la segunda subimos a Segunda y en la tercera jugamos el 'play off' de ascenso a Primera. En la cuarta, rescindimos el contrato en septiempre. Fue una época básica para la formación: lo viví todo. Es un club de gran nivel. El presidente, Josep Maria Andreu, me llamó hace poco para felicitarme.

-¿Quién le llevó al Nàstic?

-Uno de mis mejores amigos, Emilio Viqueira, ex del Dépor. Éramos compañeros de habitación. Me ayudó a retirarme, me puso a entrenar primero en el Xerez y después en el Nàstic. Algo me vio, después de todas las charlas.

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-Tenía razón Viqueira.

-Algo de razón sí tuvo, pero me queda mucho por conseguir.

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