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LOURDES MARTÍ
Martes, 23 de abril 2019, 01:55
El ruido de las pesas al caer es la banda sonora de la vida de Estefanía Juan. «Seguro que cuando nazca el bebé, esa será su 'nana' para dormir porque está acostumbrado a escucharlo», dice la eterna campeona de halterofilia. Posa la barra con 50 kilos sobre el soporte. Está embarazada de 31 semanas . «Cuando me enteré de que iba a ser mamá, hablé con mi doctor y me dijo que mientras mis sensaciones fuesen buenas, que no lo dejase. Ahora levanto mucho menos, he ido reduciendo peso pero tres veces a la semana una hora al día sigo entrenándome... hasta que me vea bien», comenta. «Hay ejercicios que no puedo hacer porque la barra va pegada al cuerpo y no voy a cambiar ahora la técnica, no tendría sentido». Empezó con la halterofilia a los once años y sólo una crisis en 2018 le frenó: «Siempre que todo vaya bien, no sea un embarazo de riesgo y los médicos te aconsejen que continúes, debes hacerlo. Otra cosa es que seas una persona sedentaria y de repente te quieras poner a practicar deporte, eso tampoco sería lógico».
En el gimnasio del Club Halterofilia Alzira sólo levantan pesas Estefanía y Tomás Sanchis (1998). Él fue campeón de España júnior el año pasado. Nació en Francia pero a los pocos días se trasladó con su familia a Valencia. Ahora vive en las Islas Canarias y se entrena en el Centro Especializado de Tecnificación Deportiva en Tenerife. «Tiene vacaciones y aprovecha para seguir entrenándose, este deporte engancha. Hay cantera», comenta Estefanía mientras él continúa con sus ejercicios. Retoma la conversación: «Hay personas que me ven y me dicen que si estoy loca, puedo entender que la gente más mayor me lo diga porque no está habituada a esto, pero que lo hagan las jóvenes me preocupa más. Es menos saludable quedarse sentada en el sofá», añade Estefanía, que prefiere ir al gimnasio por las mañanas, ya que por las tardes está más concurrido. También ha llegado con normalidad el hecho de quedarse embarazada con 37 años: «La edad tampoco ha supuesto un problema para mí». Reconoce que pese a haberse pasado la vida peleando con la báscula para no pasar de esos 48 kilos, categoría en la que competía, ahora quizás cuida más su alimentación: «Ahora no sólo lo hago por mí, todo lo que yo como le llega a él y siempre he sido muy consciente de ello, me siento mucho más responsable. La comida es fundamental para el desarrollo de él y para mi salud, se debe ingerir mucha cantidad de frutas, verduras y también con moderación. Hay personas que se quedan en casa y además de comer basura dicen que es que ahora deben hacerlo por dos...».
Constantemente posa su mano sobre la barriga: «El nombre no lo sé, porque nos dijeron que iba a ser una nena y ahora un nene y no lo tenemos claro... pero va ser grande seguro, su padre mide 2.05...», dice. Ni Estefanía ni Carlos tiene prisa por saber cómo llamarán a su hijo. Lo decidirán cuando le vean la «carita». De lo que está «casi segura» es que practicará halterofilia: «Nos va a ver a mí y a su padre siempre levantando pesas... yo tengo claro que después de la cuarentena, si el parto es natural y todo sale bien, me lo traeré para que nos vea...». Una teoría lógica. El suyo, el mejor ejemplo, ya que ella veía a su hermano levantar pesas en casa y a los once años quiso seguir sus pasos. «En serio... me encantaría que él también lo hiciese pero si no puede ser porque no quiere lo que sí que me gustaría es que practicase algún deporte porque te da unos valores, una disciplina que no lo hace nada más».
Estefanía no tiene ninguna duda de que al bebé el fuerte ruido de las pesas al caer no le impedirán conciliar el sueño: «¡Al contrario! Lleva escuchándolo desde la barriga, seguro que es la nana que mejor le va. Tengo una amiga que es profesora de zumba y estuvo bailando hasta casi el día de parir y para que se le duerma el niño le tiene que dar unos meneos, claro, como cuando estaba en la barriga». Está pendiente el móvil. Su amiga Lydia Valentín acaba de participar en los Europeos de Batumi (Georgia). El palmarés de ambas es envidiable. En 2016, Estefanía dejó de competir a nivel profesional y empezó a entrenar, entre otras, a su sobrina Alba Sánchez. Disfruta de los éxitos tanto de Lydia como de las personas que entrena pero el 'mono' de competir no se va. «Creo que eso nunca va a pasar porque lo que sientes ahí... uff». Habría elegido ser haltera cada vida que le hubiese tocado vivir. La única espina que se le quedó clavada fue no poder participar en unos Juegos. Peleó por cinco. En el año 2000 se quedó fuera porque el seleccionador consideró que era demasiado joven. Unas décimas le separaron de Atenas 2004. En 2008 sufrió una crisis de ansiedad. En 2012 volvió a rozar los Juegos, fue reserva. «Iba a abandonar». Pero sus compañeros, entrenadores y sus ganas le llevaron a intentarlo una vez más en Río 2016. Tampoco pudo ser. Aunque siempre había deseado ser madre no se lo planteó mientras competía: «Sí que le había dado vueltas. En los Juegos de 2012 ya tenía 30 años y empecé a planteármelo, pero pensé que lo iba a intentar una vez más. No podía permitírmelo, no por nada, no tenía ningún temor de fuera, sino por el parón que tenía que hacer y el tiempo que debía esperar luego para volver a coger la forma». No comprende que haya gente que critique que deportistas como Serena Williams compitieran embarazadas: «Cada persona conoce sus capacidades, sensaciones y límites, además siempre con el respaldo de los médicos no veo qué problema hay».
Estefanía considera necesario normalizar situaciones en las que las mujeres deportistas: «Hay que ver como algo habitual situaciones lógicas como es la de ser madre si es que es su deseo». La de Alzira muestra a través de su perfil de Instagram sus entrenamientos. Antes de estar embarazada y después. Son muchas las personas que le dan las gracias por mostrarles su evolución. Algunas incluso le piden consejo. «Me escriben mujeres apoyándome pero también me preguntan que si creo que pueden seguir con sus actividades físicas, siempre les digo que lo que deben hacer es preguntar a sus ginecólogos, lo que es bueno es que al menos empiecen a plantearse seguir corriendo o lo que consideren», Estefanía cambia de ejercicio: «Mira, otra de las cosas que no hago es subir a los cajones, pero más que nada porque me da miedo caerme».
El embarazo le ha servido a Estefanía Juan para empezar a practicar algunas disciplinas muy habituales a las que nunca se había acercado: «Fui a una clase de preparto y conocí a una chica que iba a pilates, fui con ella y me gustó. ¡Pero tengo unas agujetas!». Termina su entrenamiento. «Esta tarde toca caminar, que también hay que hacerlo aunque me gusta menos». No hace falta esperar a que su hijo siga los pasos de su mamá y su papá para saber si la saga continúa. Alba Sánchez (21 años) espera subir al podio el europeo sub-23 de Moldavia. Será en julio. Su tía y entrenadora no podrá estar a su lado. «El nene acabará de nacer, la veré por la tele o por internet, tocará sufrir desde casa», se despide.
Estefanía Juan Tello. Nació en Alzira el 17 de agosto de 1981. Desde los once practica halterofilia.
Factoría Alzira. Julián Perea fundó el club de halterofilia en 1961. Además de Estefanía, están Gema Peris y Mónica y Lorenzo Carrió.
Palmarés. 25 veces campeona de España, la mejor de Europa en tres ocasiones (1997, 2006 y 2007) y oro en el Mundial júnior del año 2000.
Contra el dopaje. Durante su trayectoria profesional nunca se cortó al hablar de los tramposos en el deporte.
2016, punto final. Dejó el deporte profesional tras quedarse fuera de Río; ahora entrena, entre otros, a su sobrina Alba Sánchez.
Marcha a Madrid. A los 14 años dejó su ciudad natal para formar parte del equipo nacional.
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