El castellonense Herrera, diploma olímpico en los Juegos donde se convierte en leyenda

Está claro que a todo deportista le duele una derrota. Pero Herrera y Gavira se marchan de los Juegos con un diploma olímpico más que meritorio. Han tenido que pelear y mucho la clasificación para esta edición. Y ganaron el duelo de octavos con sus familias en las gradas del impresionante estadio junto a la Torre Eiffel. Nadie les exigía una victoria más pero ellos se dieron el gustazo.

Pablo Herrera no ha estado en seis Juegos Olímpicos gracias a ser un conformista. Todo lo contrario. Ha querido más y tanto él como Gavira se han clasificado para la cita de París cuando parecía más que complicado. Y el castellonense ya se ha convertido en leyenda. En algún momento se le ha pasado por la cabeza que podía repetir la medalla de los Juegos de su debut: aquella plata junto a Bosma en Atenas 2004.

Luego llegaron Pekín, Londres, Río, Tokio y, ahora, París. Y en Francia han vuelto a rendir. Primero pasando directamente a octavos, a pesar de la derrota inicial contra Países Bajos. Después se dieron el gustazo de meterse en estos cuartos con su heroica victoria contra los polacos Michal Bryl y Bartosz en dos sets, con parciales de 23-21 y 21-18. Pablo Herrera se garantizaba volver a casa con un premio más: los cuartos que conceden diploma olímpico en los Juegos en los que se convierte en leyenda.

Con 42 años, el castellonense va a retirarse con seis participaciones en los Juegos Olímpicos, algo que no ha conseguido ningún otro jugador de voley playa. Adrián Gavira quiere seguir, intentarlo de cara a Los Ángeles. Pero el de la Plana quiere ya disfrutar de su familia. Lo tiene decidido, jugará algunas semanas más y en septiembre recibirá un homenaje en un torneo que se disputará en su ciudad.