Secciones
Servicios
Destacamos
David Levecq es un trotamundos movido por los elementos. Principalmente por el agua, el medio en el que ha cosechado innumerables medallas, entre ellas tres platas paralímpicas. Y la tierra, que tembló para que renaciera cuando se estaba planteando la retirada tras los Juegos de Río. «Siempre he sido muy cabezota, pero me estaba planteando darle prioridad a lo laboral. Eso fue en 2017, cuando hubo un terremoto en México que obligó a aplazar el Mundial», relata. Cuando a los tres meses pudo celebrarse el campeonato, deslizó que aquella podía ser su última competición. Días después, se colgó la medalla de bronce en los 100 metros libre en su categoría, la S10. «Puede que influyera que hubo menor participación, pero verme de nuevo en el podio, con ayudas económicas por resultados... me enganchó de nuevo», señala el valenciano.
Sí, valenciano por el mundo, porque David Levecq nació en Francia (1984), aunque residió en Burjassot desde los tres años. Eso es un decir, porque también ha estado en Italia y en Barcelona, donde vive ahora. Y eso que en el ciclo de Río decidió que había llegado la hora de volver a casa. «Soy un poco un culo inquieto. La verdad es que la idea de regresar surgió un poco de mi mujer y yo pensaba en que aquí tendría alguna salida profesional. Pero Valencia sigue teniendo el déficit en las instalaciones», desliza.
La falta de una piscina olímpica donde entrenarse en invierno y la opción de prepararse en el CAR de Sant Cugat le impulsaron a hacer de nuevo las maletas. «Aún creo que puedo probar algún que otro destino», avisa. Lo dice a meses de sus quintos Juegos: «A veces los compañeros de entrenamiento alucinan cuando cuentas anécdotas de Pekín... ¡algunos de ellos tenían 3 años!».
David Levecq entonces destaca el tiempo que lleva en la élite. En parte gracias a su hermana, que conoció a Ricardo Ten y le habló del movimiento paralímpico. Él nació con una malformación en el pie por la que pasó varias veces por el quirófano. Puede hacer vida normal, pero carece de movilidad en un tobillo, algo que sería un lastre insalvable en la natación. En la adaptada, en cambio, es uno de los pioneros en la Comunitat.
«Si me preguntas ahora, me veo más con la idea de llegar a París 2024 que cuando tuve que afrontar el ciclo de Tokio... pero lo cierto es que voy año a año», afirma David Levecq. Becado por el Proyecto FER, el valenciano compagina sus dobles sesiones preparatorias con un trabajo como entrenador de natación en el Club Triatló Cerdanyola: «Acabo las semanas agotado, pero lo puedo cuadrar bien y me gusta. Llevo niños, adolescentes y algún adulto... transmitir a los chavales la pasión por el deporte es algo que me encanta». Fisioterapeuta, aún sacar horas al día para estudiar psicología a distancia con la UCAM.
En ese puzzle, la pieza de los Juegos de Tokio cuadró el anterior fin de semana, en el Open de la Comunitat, donde logró la mínima B en los 50 metros libre: 24.86. «Ahora tengo el Europeo y luego en junio aún queda otra competición en Berlín», avisa David Levecq. Perseguirá otros dos pasaportes paralímpicos, el de los 100 libre y la misma distancia, pero en mariposa.
Aunque las medallas paralímpicas las logró en estilo libre, la mariposa acabó convirtiéndose en su especialidad. «Si recupero mi mejor versión, puedo conseguir una mínima A (garantizaría la presencia en Tokio, aunque con la B es casi seguro que irá) y estar cerca del podio», comenta David Levecq: «Estoy tocado de un hombro, que todo hay que decirlo... pero estamos trabajando para lograr cositas buenas».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.