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Federico Arrizabalaga, sujetando una paella con las auroras boreales de fondo. LP
El embajador de la paella valenciana ante las auroras boreales

El embajador de la paella valenciana ante las auroras boreales

El aventurero Federico Arrizabalaga viaja a la Laponia sueca para fotografiarse con el tradicional plato valenciano ante un cielo mágico

Miércoles, 30 de octubre 2019, 20:07

Federico Arrizabalaga es un enamorado de la paella y la montaña. Dos pasiones que ha fusionado a través de originales retos deportivos. Si hace tres años coronó el Pico de Orizaba con el tradicional plato valenciano en sus manos, el pasado mes se plantó con el arroz en la Laponia sueca. Allí esperó pacientemente hasta que aparecieron las anheladas auroras boreales. Una estampa romántica.

«Nací en Chicago. Pero llegué a Valencia a los nueve años y es donde más tiempo he vivido. He estado 20 años. Y mi familia y mis amistades viven en Valencia. Ahora resido en México. Mi pareja y yo nos fuimos en 2009 como muchos españoles para buscar trabajo. A raíz de la crisis, dimos una vuelta al mundo durante un año y nos instalamos en México para probar suerte«, explica este aventurero de 44 años. En su último reto, llevado a cabo en la Laponia sueca, viajó junto a su pareja y su hijo. Tenía un objetivo claro. Fotografiarse con un paella y las auroras boreales de fondo.

«Fuimos con el chiquillo, de tres años, al parque nacional Abisco, que está casi al final del norte de Suecia. Ahí hay un lago que dicen que es uno de los mejores sitios del mundo para ver auroras. Y hay una estación, con un hotel con cabañas para los turistas. El clima no acompañaba. Llovía. Entre las 10 de las noche y las 2 de la mañana es la mejor hora para verlas pero estaba lloviendo y completamente nublado. Al tercer o cuarto día subí a una estación de esquí pero tampoco se veía mucho. Estaba bastante frustrado. Entonces cogí mis bártulos y me fui yo solo al otro lado de la montaña. Llevaba una linterna de cabeza y encontré un buen punto y estuve esperando. Y finalmente, cuando estaba a punto de rendirme, sobre la una de la mañana, empezaron a salir. Y ahí ya pude hacer todo. Hubo cielo claro durante cuatro o cinco horas. Luego ya bajé y a la mañana siguiente estaba lloviendo«, comenta Federico, quien ya llevaba la paella preparada: «Luego me la comí. Fría, pero por supuesto que me la comí. Y supo bien rica».

Tiene un objetivo: «Reivindicar la paella con algo divertido. Y hacerlo en un país escandinavo me parecía interesante. Quiero seguir haciéndolo en otros sitios. Voy buscando algo que llame la atención, algo que sea un reto de verdad. Para las auroras hay que ir hasta allí arriba porque, si no, no las encuentras. Y tampoco hay garantías«.

Hace tres años, Federico conquistó el Pico de Orizaba, la montaña más alta de México y el único volcán del mundo que tiene lava congelada en su interior. Y lo hizo a su manera. «Son 5.700 metros de altitud. Allí fui con una paella grande. La preparé en el campamento base, a 4.000 metros. Íbamos con unos guías porque ahí muere gente todos los años. A mayor altura hace falta más agua porque se consume más rápido. Me gasté casi el 80 por ciento del agua de la expedición preparando la paella y tuvimos que bajar a por más. Se suponía que tenía que haber nieve, pero no había. Con el cambio climático estaba derretido y no había nada«, recuerda. Pronto volverá a la carga: »Tengo algunas cosas en mente. Tengo puesto el ojo en el Kilimanjaro y el Aconcagua«.

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