Tiene una mentalidad de acero. El mismo material del que están compuestos los golpes que propina dentro de la jaula. «Dios está conmigo. Él me preparó para esto, él está conmigo. Me hizo rápido, fuerte, trabajador, soñador y realizador. Es hora de cumplir el sueño. Él ganará está batalla por mí. Sólo ven mi cuerpo, pero Él ganará esto por mí. Ya lo van a ver. Fe. No hay miedo. Todas las cosas buenas están al otro lado del miedo. Eso lo voy a mostrar. No hay miedo. No puedo sentir eso. La victoria es mía. Ya está decretado, está escrito. Voy a ganar de forma espectacular». Un discurso que puso la piel de gallina el pasado 18 de febrero. Lo pronunció Ilia Topuria en el túnel del Honda Center de Anaheim, en California, instantes antes de tumbar a Alexander Volkanovski y proclamarse campeón mundial de la UFC en peso pluma. El luchador hispanogeorgiano ha marcado un hito en las artes marciales mixtas, ya que ha llegado a donde no lo había hecho ningún español. Afincado en Alicante desde los 15 años, se ha convertido en toda una celebridad.
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Topuria, de 27 años, nació en Halle (Alemania). A los siete, se mudó a Georgia, país de origen de sus padres. Y cuando tenía 15, la familia decidió trasladarse a Alicante. Tanto Ilia como su hermano, Aleksandre, llegaron a la Comunitat Valenciana con el objetivo de seguir disfrutando de la lucha grecorromana. No hallaron ningún gimnasio donde practicarla, pero la madre descubrió el Climent Club, regentado por los argentinos Agustín y Jorge Climent. Allí comenzó su camino en las artes marciales mixtas (MMA). Una fusión en pleno auge procedente del 'vale tudo'.
Mientras avanzaba en MMA, Ilia Topuria llegó a compatibilizar diferentes empleos: hamaquero en la playa de Alicante, cajero en una tienda de ropa, portero, monitor de gimnasio... A base de disciplina, comenzó a construir su leyenda. Un éxito moldeado por los hermanos Climent. De ahí que el barrio de Garbinet sienta como propia la coronación del luchador en la UFC (Ultimate Fighting Championship).
El hispanogeorgiano, apodado el Matador, ya se ha consolidado como una estrella internacional. Un fenómeno alumbrado junto a la Playa del Postiguet. Y los Climent rebosan orgullo al ver cómo aquel adolescente que cruzó con ciertas dudas la puerta de su gimnasio se erige, 12 años después, en el dominador mundial de las artes marciales mixtas.
Las retransmisiones televisivas de los combates de UFC se han disparado en los últimos cuatro años. La liga nacida en Estados Unidos traspasa fronteras. Un negocio imparable en el que se cuida con mimo el espectáculo. Dentro del octágono, Topuria, de 1,73 metros de estatura y 66 kilos, luce un palmarés extraordinario. Su balance es de 15 victorias, cero derrotas y cero combates nulos. De los triunfos, ocho han sido por sumisión, cinco por KO y dos por decisión técnica de los jueces. El último de ellos le encumbró de manera definitiva. El pasado 18 de febrero, mientras sonaba por los altavoces 'La canción del mariachi' de Antonio Banderas, el hispanogeorgiano saltaba al ring del Honda Center de Anaheim con sólo una idea en la cabeza: arrebatar el cinturón al australiano Alexander Volkanovski, campeón del peso pluma desde 2019. Tardó diez minutos en hacerlo.
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Topuria, quien en los días previos a los combates se toma una copa de vino porque le ayuda a conciliar el sueño y a lograr la deshidratación que exige la báscula, abandonó el ring californiano lanzando un órdago: «Es el momento de llevar la UFC a España. Conor McGregor, si aún tienes pelotas, te espero en España».
El hispanogeorgiano ha cumplido en los últimos meses dos de sus tres sueños: proclamarse campeón del mundo y obtener la nacionalidad española. Era una espinita que tenía clavada. Y después de conseguir el cinturón y expresar públicamente ese deseo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a concederle el DNI durante la recepción en la Moncloa.
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Su tercer sueño está cerca de hacerse realidad. Y es que Topuria va a ser el artífice de que el show de la UFC aterrice en España. Su previsión pasa por celebrar el evento en el primer trimestre de 2025 en el estadio Santiago Bernabéu. Falta concretar la pelea. El hispanogeorgiano quiere recompensar el cariño recibido. «El apoyo que me ha dado siempre la Comunitat ha sido clave para mi éxito», afirmó en LAS PROVINCIAS. El nuevo icono de las artes marciales mixtas también ha puesto en marcha una faceta empresarial. Aparte de contar con su propia firma de ropa, se ha convertido en socio de la marca de gorras Oblack Caps, un proyecto que pusieron en marcha tres valencianos. En cada paso que da, le acompaña un lema: «No importa de dónde vengas si sabes hacia dónde vas, y lo que hay delante de ti es mucho más importante que lo que hay detrás. Nunca te rindas. Sólo levántate y lucha».
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