Lili Fernández y Paula Soria, la pareja que empezó con un embarazo

Pero todo cambio tras los Juegos de Tokio y después del ciclo olímpico más largo por la pandemia. Tanto Paula Soria como Lili Fernández se quedaron sin pareja de cara a París 2024. La de Benidorm, porque su compañera se retiró del voley para emprender la también ardua carrera de la maternidad. «Fue todo bastante gracioso. Cuéntalo tú, Paula», dice Lili entre carcajadas. «Pues yo también me quedé sola y quería seguir compitiendo. Yo me llevaba bien con el entrenador de Lili y le pregunté si ella querría jugar conmigo. Él me respondió: 'Llámala y a ver qué te cuenta'», relata Soria. Y con la respuesta llegó la sorpresa: «Yo lo veo bien, pero estoy embarazada, así que vamos a tener que esperar unos meses».

«Yo le dije que enhorabuena, y ya está», replica Paula Soria. A esperar. Al contrario que Baquerizo, Lili Fernández ha decidido compaginar la maternidad con el voley playa. Ya lo hizo después de Río 2016 con Saúl y lo ha repetido tras los Juegos de Tokio con Óliver, su hijo pequeño. Como entonces, tuvo que parar de competir y Paula Soria se vio obligada a buscar una pareja circunstancial: el objetivo, no tirar una temporada y seguir sumando puntos para estar colocada lo mejor posible en el ranking. «La verdad es que tiene mérito. Yo no me he visto nunca en esa situación. He tenido la suerte de que para Tokio me esperara Elsa y ahora Paula. A nivel deportivo debe ser complicado, un año diferente», reconoce Liliana Fernández.

Paula Soria recuerda como positivo ese primer año, de cambios para ella. Tantos como que pasó de estar entrenando en Lorca, relativamente cerca de su Orihuela natal, a tener que establecerse la mayoría de los meses en Tenerife. «Fue muy chulo, me he tenido que adaptar y cambiar ciertas rutinas para acoplarme a cómo trabajaban como equipo. Y había gente que se sorprendía de ver a Lili jugando a voley embarazada», comenta.

Para la de Benidorm fueron meses de incertidumbre. «Yo sabía que iba a volver, pero no cuándo», señala. Ya conocía el proceso de haberlo vivido después de Río 2016, pero lo cierto es que habían pasado cinco años. «Esta vez me ha costado más perder peso, recuperar la fuerza y el estado de forma... todo ha sido más lento», afirma Lili Fernández.

La clasificación olímpica ha sido con suspense. Las dos jugadoras, integradas en el Proyecto FER, sellaron su billete a París en el VW Beach Pro Tour de Ostrava. Ocupaban el último puesto del ranking que daba acceso a los Juegos y cayeron en la ronda previa. Sin embargo, sus rivales directas, las canadienses Pavan y McBain, tampoco pasaron esa criba y ya era imposible que les superara. Con el objetivo cumplido, viajarán a la capital francesa sin ninguna presión.

«Igual otras son favoritas, pero en los Juegos siempre hay alguna sorpresa. Es muy difícil, no lo voy a negar, pero vamos a pelearlo», asegura Lili Fernández. Para seguir como deportista de élite, ha vuelto a preparar leche materna y dejarla congelada cuando iba a viajar. «Pero esta vez mejor preparado, que me compré una nevera y todo», bromea. Aunque después de clasificarse para cuatro citas olímpicas ya no se sabe si tomarla en serio, asegura que no se retirará nada más volver de París, pero sí se muestra tajante: «¡No, a Los Ángeles no llego!».

«A mí sí me gustaría seguir jugando, pero a ver... tampoco hay tantas chicas en España, lamentablemente», comenta Paula Soria. Ella ha estudiado criminología, y por ello agradece el apoyo que les brinda la UCAM Murcia. Liliana Fernández está formada en turismo y tiene un máster. De fondo se escucha jugar a Saúl y Óliver: «La paciencia, con mis hijos». Ambas mujeres descartan una etapa como formadoras en su deporte. «El voley y la playa, como hobby», coinciden.