Lucas Amador, el Robin Hood del deporte urbano
Historias del deporte | Sobre ruedas ·
«El patín siempre ha estado mal visto, abandonado. Gracias a los Juegos ya tiene su aprecio, hay gente que entrena...», indica el skater valencianoHistorias del deporte | Sobre ruedas ·
«El patín siempre ha estado mal visto, abandonado. Gracias a los Juegos ya tiene su aprecio, hay gente que entrena...», indica el skater valencianoLucas Amador llega a la plaza del museo Muvim encaramado a su patín. En esta ocasión, el artilugio sobre ruedas no es sólo el complemento ... para practicar su deporte. Tampoco es únicamente un medio de transporte: «Es mi estilo de vida». Todo, y todo es muchísimo en esta ocasión, gira para este joven en torno al skate. En una mano sostiene un café con leche en vaso desechable y en la otra, el teléfono móvil. Lleva puestos unos air pods: «Venía escuchando a Frank Sinatra». Su indumentaria, los tatuajes, complementos, y el pelo rizado y su característico bigote completan la carcasa de un personaje fascinante a quien se minimizaría se le catalogara sólo como deportista o modelo.
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Pero la cita se debe precisamente a su faceta como deportista y, por sorpresa, a su labor como Robin Hood del deporte urbano. «¿Si soy deportista de élite? Si se puede llamar así... Yo llevo toda la vida patinando», afirma el joven de 24 años: «Mi padre fue uno de los primeros skaters de Valencia, pero todo esto se lo debo a mi madre, el pilar de mi existencia«. Carmen Llópez trabaja como profesora de tenis en la Universitat de València y supo percibir hacia dónde –o sobre qué– quería encaminarse su hijo.
«Ella veía que salía del cole y yo me iba al skate park. Que yo quería eso. Entonces no había Youtube, ni siquiera vídeos de VHS sobre skate. Se dio cuenta de que cuando la gente patinaba dejaba los bordillos negros y en cuanto veía un sitio así, cogía el coche y me llevaba», relata Lucas Amador: «Así fui por primera vez a patinar al museo Macba de Barcelona».
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Esa existencia a bordo de un skate le ha llevado a ser modelo y a estar a una lesión de los Juego de Tokio. «Me rompí un tobillo patinando en Nueva York», apunta sin que sus palabras suenen a lamento. «El patín siempre ha estado mal vito, abandonado. Gracias a los Juegos ya se aprecia como un deporte, hay gente que entrena para competir, pero hay otras formas de vivir en torno al patín. Existen miles de marcas vinculadas al skate. Por ejemplo, tú grabas tus vídeos, los difundes y un espónsor te pone un sueldo. En realidad mi trabajo es el de modelo, mi agencia está en Londres. He hecho anuncios para Dolce & Gabbana, H&M, las fotos para la camiseta del Real Madrid o Urban Outfitters. Me cogen por mi perfil de skater«, especifica.
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Todo esto lo condimenta con proyectos como un vídeo proyectado con gente de Valencia, patinando por ciudades de toda Europa. «Cada vez que lo veo me entran ganas de llorar, orgulloso por haber conocido este modo de vida. Hay gente va a París a hacerse fotos en la Torre Eiffel. Yo prefiero patinar en la Place de la République. Este mes me fui con diez chavales a Lisboa. Yo cuando estoy en una ciudad, me guío más por si es patinable que por su arquitectura«, señala Lucas Amador: »Para mí patinar es mucho más que un arte y que una cultura, es un estilo de vida. Una simple grieta hace que un spot sea totalmente diferente. Por eso los que practicamos la modalidad street no pedimos que nos construyan skate parks, que al final son imitaciones de la calle«.
Lucas Amador define en una frase a su familia: «Mis abuelos son igual de liberales que mi madre. No tengo estudios, pero somos gente culta, en arte, en música, en mil historias». «Soy artista: pinto grafitis, tengo el skate y la música, toco la batería», recalca el joven. Natural de Torrent, ahora reside en El Carmen y sí se le puede etiquetar como una especie de Robin Hood del deporte urbano.
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No roba a los ricos para dar de comer a los pobres, y su arma es un patín en vez del arco y las flechas. Del lóbulo de su oreja izquierda pende un 'yin yang'. La plaza frente al Muvim como ubicación elegida para este encuentro no es para nada al azar. «Tuve una crisis por el tema policial. Bajo todos los días aquí a compartir y a enseñar a patinar. Y muchos volvía a casa pensando: '¿He elegido una mala vida?'. Me han multado tres veces por estar aquí con el skate. Nos toca limpiar lo que dejan los chavales que hacen botellón, hay gente que caga y que mea... Nos comemos el pato y somos los únicos que le damos vida a este espacio«, proclama Lucas Amador.
Cuando se engancha a hablar de la plaza Muvim ya no hay quien le pare. Hace unas semanas, era la gran esperanza local en el VESO (Valencia European Skate Open), que se celebró en la Marina Sur. Pero él se plantó en medio del skate park artificial montado para la competición y no realizó ni un truco. Se pasó el minuto que tenía para realizar su exhibición libre mostrando la leyenda que llevaba en el patín: 'Free Muvim'.
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«Yo veo muy bien que apoyemos la celebración de estos eventos, pero primero hay que cuidar a la gente de aquí. Si no, lo otro no tiene ningún sentido«, afirma: »Si un niño de 14 años aparece con una multa de 200 o 300 euros en casa no le van a dejar patinar más. Incitan a que no lo hagamos, luego es muy bonito pedirme que vaya a los Juegos. Lo que se ha generado en Valencia es muy complicado que exista. Si se destruye, me iré a otra ciudad«.
Habla de la plaza Muvim, que por sus materiales y morfología, además de las columnas y naranjos –que ponen el toque característico– se ha convertido en uno de los tres o cuatro skate park urbanos más importantes de España. «Fue hace 12 o 13 años. Aquí nadie patinaba, pero vinieron unos amigos... ahora hay gente que se desplaza adrede a Valencia. El otro día estuvo por aquí Pedro Viallo, un chico de Brasil que es uno de los mejores del mundo», señala Lucas Amador.
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«Lucho al 100% para salvar esta plaza. Nosotros ponemos bolsas de basura, barremos. No tocamos las columnas y limpiamos con espátulas la cera que se pone en los escalones para patinar. Si es necesario ponemos horarios, pero si se impide patinar aquí, Valencia desaparecerá del mapa«, lamenta: »Los coches de la avenida hacen más ruido que nosotros. Viene gente a vernos, padres que nos preguntan si damos clases. La mejor manera de aprender, es aquí«. Lucas Amador tiene claro que su cruzada es mantener vivo el espacio del Muvim como epicentro del skate urbano en España. Tampoco descarta ir a los Juegos de París de 2024.
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