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Carou posa en León tras convertirse a finales de 2019 en el extranjero con más partidos en la Liga Asobal /EFE/J. CASARES
El pivote de los diez Mundiales

El pivote de los diez Mundiales

«Soy sincero, quiero ir a los Juegos y retirarme, pero si luego estoy a gusto, ya veremos», afirma Gonzalo Carou, que llega al Fertiberia con 41 años

Domingo, 7 de junio 2020

Pocos deportistas pueden presumir de haber disputado diez Mundiales. Gonzalo Carou, a quien la pandemia le ha brindado la oportunidad de disfrutar un año más del balonmano de élite, puede que llegue hasta once. «Tenía decidido dejarlo tras los Juegos. En Argentina van a trabajar en ciclos olímpicos y me parece bien. Ahora quiero estar en Tokio 2021, por lo que posiblemente haya un undécimo», señala el pivote que acaba de fichar por el Fertiberia y que en agosto cumplirá 41 años.

«Después de once temporadas, lo normal habría sido retirarme en el Ademar León. Soy sincero, la idea es competir un año más con un partido por semana, disputar los Juegos y retirarme... pero si luego estoy a gusto, mi mujer y mis hijos también en Puerto de Sagunto y me encuentro bien físicamente, ya veremos», desliza Gonzalo Carou.

Su amplia experiencia le impide mostrarse categórico. Deportista de cuna, empezó a jugar a balonmano a los ocho años porque Nacho le instó a que probase una modalidad que desconocía absolutamente. «Pero si te lo dice tu mejor amigo, tienes que comprobar de qué se trata», precisa. Se enganchó y durante la secundaria lo compaginó con el baloncesto, hasta que a los 13 años ocurrió un hecho relevante.

Su profesor era portero de la sección de balonmano de River Plate y le convenció de que tenía cualidades para dedicarse a este deporte. «No fue difícil... ¡yo soy hincha de River!», comenta. Gonzalo Carou descubrió que en colegio había jugado a otra cosa. «Al escucharles hablar yo pensé que esto se trataba de ir con el balón contra otro equipo... Cuando un extremo me pasó el balón tuve que pedirle por favor que lo hiciera más despacio, no podía agarrarlo», recuerda.

Estaba a punto de dejarlo. De hecho, ya lo tenía casi decidido cuando le animaron a que siguiera entrenando como lo estaba haciendo. «Me comunicaron que iban a darme la oportunidad de disputar con el primer equipo una final que sería emitida por televisión», señala Gonzalo Carou: «Iba a abandonar el día en que definitivamente acabé por dedicarme al balonmano».

En julio de 2001 estaba con la selección. Ya había disputado su primer Mundial y coincidió con el combinado del País Vasco. «Me vio Iñaki Bolinaga y en el Arrate se les había marchado un pivote húngaro. Necesitaban uno y me propuso fichar. Aquella era otra liga Asobal y no era nada normal que hubiese jugadores argentinos», señala. Ni sospechaba que permanecería hasta 2008 en su nuevo club y que después se marcharía al Ademar León.

Allí ha militado hasta ahora, con la excepción de la aventura de la temporada 14-15 en el Istres OPH francés. «Tienes competición Europea y la exigencia de ganar siempre. Perdías con el Barcelona y Manolo (Cadenas, entrenador y seleccionador de Argentina) se pasaba la semana gritando. Pensabas: '¡Si con Barcelona no puedes hacer nada!'», señala en referencia al Ademar. Es consciente de que necesita bajar un punto la intensidad para llegar con garantías a sus terceros Juegos Olímpicos.

Gonzalo Carou ve en el Fertiberia el lugar perfecto para este, en teoría, último año. «Conozco la zona, Puerto de Sagunto... justo hemos estado por allá en las últimas Navidades», apunta el pivote, que llegará junto a su mujer y sus dos hijos pequeños: «No sólo ha sido una decisión deportiva, también a nivel familiar porque había que buscar colegio...».

Leo Querín, lateral derecho del Fertiberia, sabía de la situación de Gonzalo Carou. «Nos conocemos bien, ya estuvimos juntos en la selección en 2001», indica el pivote. Una llamada suya le bastó para convencerse. El veterano jugador se cuida cada vez más. Ha cambiado su forma de entrenar y la nutrición, además de limitarse a la faceta defensiva: «En Arrate, o en los Juegos de Londres, donde era el único pivote, disputaba muchas veces los 60 minutos». Ahora ya no. Sabe que es vital para prolongar su carrera, al menos, un año. Luego no dejará el balonmano. Iniciará su etapa como entrenador.

Carou (izquierda) defiende a Garabaya en 2005. /REUTERS

Recuerdos de diez Mundiales

Francia 2001: «Fue un sueño debutar con Argentina. Ganamos por primera vez a Brasil y dimos la vuelta a la cancha»

Portugal 2003: «Ganamos a Croacia, nuestra primera victoria contra un país europeo»

Túnez 2005: «Me estrené como capitán. De los mejores a nivel individual, pero no había armonía en el equipo».

Alemania 2007: «Una locura. Nos tocó Alemania y Polonia... El objetivo fue ganar a Brasil».

Croacia 2009:«El peor físicamente, fue mi primer año en León y la gira previa, exigente».

Suecia 2011: «Una locura ganar al anfitrión. Estuvo cerca conseguir algo importante».

España 2013: «Derrotas ajustadas, un mal Mundial».

Catar 2015: «Ante Rusia nos dieron como favoritos, la primera vez ante un europeo».

Francia 2017: «Fuimos con ilusión, pero hicimos cosas mal».

Alemania/Dinamarca 2019: «Feo. Llegué tocado del isquio y me rompí parcialmente el ligamento de la muñeca».

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