Salva Cases, entre el tatami y la lista Forbes

Que tampoco malinterprete nadie esta última frase. Salva cases se lo ha ganado a pulso, y desde niño. Nadie le ha regalado nada. Ha aprovechado sus condiciones y supo aparcar otras modalidades, como el fútbol, para desarrollar su talento en el judo. «Ni me acuerdo de qué jugué, lo practiqué muy de pequeño», indica con respecto a su experiencia en el balompié. También es verdad que nació y creció en una familia donde todos están relacionados con las artes marciales.

Su padre hizo kárate y su primo José Gabriel montó el gimnasio del que emergió el CJ Chidaoba, el club familiar asentado en Alicante. Sus dos hermanos mayores también practicaron judo. «Fueron buenos, llegaron a conseguir medallas nacionales», apunta Salva Cases. Pero algo vieron todos en el benjamín de la familia y apostaron por él. Y el tiempo les ha dado la razón.

«La verdad es que empecé con el judo de bien pequeño. Con tres años, en el colegio. Luego lo compaginaba con el fútbol, pero siempre me atrajo más», afirma: «De pequeño me gustaba luchar, y luego por los valores que tiene el judo como la humildad y el respeto».

Aquello se tradujo pronto en resultados. «Mis hermanos, que ya entonces tenían experiencia, lo percibieron y pensaron que se podía intentar», comenta. Salva Cases creció y con él su pensamiento vinculado al deporte. Esto, en un judoca, suele traducirse en un gusto por la cultura japonesa: «He estado allí, normalmente en mi deporte se va a entrenar. Es un país en el que en general son muy respetuosos y lo tienen todo muy ordenado». Y el alicantino ha seguido creciendo en este sentido. Por ejemplo, cuando se le pregunta si pica a sus hermanos sobre dónde ha llegado él, siendo el pequeño de la familia, responde: «¡Para nada! Ellos siempre están ahí, ayudándome y aconsejándome». Considera que su éxito es el de todos.

A París, de hecho, se desplazará más de una decena de personas del entorno de Salva Cases. El debut en unos Juegos Olímpicos lo merece. Él estará centrado en el tatami, como en cada viaje por su deporte: «Lo que haces en el poco tiempo libre que hay es descansar. Llegas, bajas el peso y a competir». La fórmula le ha ido bien hasta la fecha.

Acumula varias medallas en este ciclo en las Copas del Mundo y desde este 19 de mayo se celebra el Mundial. Para Salva Cases debe ser una fuente de moral de cara a los Juegos. Y una ocasión para estudiar aún más a sus rivales, de cara a una cita olímpica en la que ve posible la medalla. Sabe, no obstante, que sus contrincantes en la categoría de -73 kilos piensan lo mismo: «Entre los 10 o 15 primeros del ranking nos hemos ganado unos a otros, está todo muy igualado».

El Mundial, este mismo lunes 20, le dará una nueva referencia. Luego, foco en los Juegos. ¿Y después? «Ya se verá», repite. Salva Cases quiere seguir compitiendo y Los Ángeles puede ser un objetivo. A nivel profesional fuera de la competición, estudia empresariales y ya tiene referentes. «Admiro a gente como el empresario José Elías, sigo los vídeos con consejos y sus experiencias que publica en las redes sociales», señala sobre el empresario a quien Forbes situó por primera vez en 2021 como 'Los 100 españoles más ricos'. Hijo de electricista, estudió ingeniería industrial e hizo fortuna en el sector energético, lanzando sus dos primeros proyectos con apenas 19 años. También fue avalista para que Joan Laporta presidiera el Barça. ¿A dónde llegará Salva Cases? Primero a los Juegos de París. Luego... «ya se verá».